El bombín de Mou
Escribo esto no para defender a José Mourinho o el juego del Manchester United, sino el mínimo sentido común. El miércoles, en uno de tantos partidos malos desde que el fútbol es tal, el Sevilla y el Manchester United igualaron sin goles en el Sánchez Pizjuán. El duelo fue opaco, el cuadro inglés no arriesgó demasiado y el español fue incapaz de vulnerar la poblada defensa rival. Una jornada para olvidar. La página siguiente era, por lógica, la revancha. Pero no, en los días siguientes he leído decenas de publicaciones, diarios, portales y esas sugeridas que se cuelan en Facebook o Youtube, con alarmantes réplicas de este empate cero a cero que no definía nada. Estrellas antiguas y recientes del United exigiendo cuentas a Mourinho, análisis exhaustivos y milimétricos de lo que hizo, no hizo y debió hacer Alexis Sánchez, largas editoriales y disecciones sobre lo que puede dar y no da el equipo, loas desmesuradas a una atajada de De Gea, que fue muy buena, pero era lo mínimo que un arquero de su categoría, y sueldo, debía hacer. Esto es, un cabezazo potente, desde corta distancia, pero iba a la altura exacta donde el arquero tenía ubicadas sus manos. Sólo debió mover la derecha diez centímetros para desviar el disparo. Lo que no impidió que la página en castellano de ESPN hablará de que Rio Ferdinand, Frank Lampard y Paul Scholes "alucinaran" con la tapada. ¡Wow,! alucinaron, su mente se estimuló tanto que llegaron a ver espectros, y todo ese proceso sensorial con apenas una buena atajada de un arquero que está para eso.… Y fueron tres personas a la vez.
En fin, la reflexión es por el excesivo e infantil manejo informativo que tiene el fútbol profesional en la actualidad. Sobre todo los equipos de alta gama, las transnacionales del fútbol, con jugadores de todos los continentes que no sólo compiten en la cancha, sino que también por quién hace el fichaje más oneroso y demencial. Para ellos, todo debe ser maximalista, sublime, desbordante, intergaláctico y rococó. Nada menos que alucinar con las atajadas, las gambetas, acaso los laterales y las especies de córners cortos y abiertos.
Parece que todos los días estallara una supernova o un agujero negro se tragara un sistema planetario completo cuando juegan Barcelona, Real Madrid, Manchester (City o United), Bayer Múnich o PSG. Tanto, que un empate cualquiera, en un partido cualquiera, como cientos que ha dirigido Mourinho, abre un debate tan intenso e infinito, que pareciera que se estuviera negociando el Brexit o el cese al fuego en Siria. Será la necesidad de nosotros los medios, siempre con la oreja bien puesta en la hojarasca del mundo digital, por meterle bombín hasta que el globo no pueda más de inflado (y no es lo único que se infla, la verdad), pero se me ocurre que ya hemos agotado todo el repertorio de exageraciones hasta la falta total de decoro.
¿Mourinho mandó a su equipo a defenderse de visita? Tremenda novedad. ¿Alexis Sánchez apenas la tocó? No es la primera vez, ya jugará mejor. ¿De Gea es un buen arquero? Claro, pero no inventen alucinaciones con una atajada normal.
Basta. Ya sé que en la actualidad lo épico es lo que vende. Pero, viejo, un poco de moderación. ¿Saben cuántos partidos malos jugaron el Ajax de Kovacs, el Santos de Pelé, el Milan de Sacchi, el Barcelona de Cruyff , el Real Madrid de Di Stéfano o el mismo Barcelona de Messi? Guardemos la máquina de humo un rato por favor.
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