Karius, el villano manos de merengue
Dos errores groseros del arquero crucificaron a los Reds. El alemán lloró y les pidió perdón a los hinchas.
Loris Karius fue un terrible desastre en Kiev. El meta alemán tenía en sus manos la suerte del Liverpool en la final de la Liga de Campeones ante el poderoso Real Madrid. No podía fallar si quería que su equipo se coronara por sexta vez como el mejor de Europa.
Sin embargo, se equivocó groseramente en dos ocasiones. Primero, ante Karim Benzema, a quien, literalmente, le regaló la pelota para la apertura de la cuenta. Intentó salir jugando con la mano, pero el francés, que estaba apenas a un metro de distancia, se interpuso y el balón terminó mansamente en la red.
Ya sobre el final del partido, el germano protagonizó otra vez un verdadero horror. Igual o peor que el anterior. Ahora, quien se aprovechó de su inseguridad fue Gareth Bale. El galés, pleno de confianza tras su espectacular golazo de chilena, disparó fuerte desde 30 metros. Como si se tratara de un principiante, al portero se le escurrió el balón. Duelo sentenciado.
Tras el pitazo final, vinieron las lágrimas, aunque no inmediatamente. Karius se quedó sentado en el área, sin tomar en cuenta a quienes se acercaban a consolarlo. Con el rostro serio, seco e impertérrito, cubierto a medias por su camiseta, se levantó y comenzó a caminar hacia la tribuna donde estaba el grueso de la afición del Liverpool. Y allí fue cuando el joven arquero de 24 años se quebró.
Durante varios segundos, el llanto desconsolado del villano de la finalísima de la Liga de Campeones fue transmitido para todo el mundo. La celebración madridista quedó en segundo plano. Karius, con las manos, esas mismas que ayer fueron tan frágiles como un merengue, les pidió perdón a los miles de hinchas rojos que lo aplaudían, pese a su enorme responsabilidad en la derrota. Muchos lloraban igual que él, otros sólo tenían la expresión vacía, desazón.
Karius no olvidará esta Champions. Luego de una dura competencia con el titular Simon Mignolet, el teutón le ganó el arco tras los gruesos errores del belga. No obstante, ayer vivió la otra cara de la moneda.
Tras la derrota, Karius confesó "no sentir nada". "Hice que mi equipo perdiera el partido. Lo siento mucho por ellos. Si pudiera volver en el tiempo lo haría. Los decepcioné a todos. Es muy difícil, pero así es la vida del portero. Debes volver a levantar la cabeza", cerró.
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