Kasper, hijo de tigre
Recogiendo el testigo de su padre, Schmeichel se alzó como la figura ante Perú. Junto a Dinamarca, el vástago del mito busca escribir su propia historia.
Cuando Peter Schmeichel ganó su primera Premier League, en 1993, su pequeño Kasper apenas tenía siete años. Cuando el Gran Danés jugó su primer Mundial en 1998, la pesadilla de Perú disfrutaba recién de sus pueriles e inocentes 11.
Aunque ayer no tuvo nada de inocente o de pequeño. Tampoco hubo espacio para eso del "hijo de". Kasper, una vez más, se ganó el derecho a que le llamen por su nombre. Y lo hizo arruinándole el estreno a un Perú ilusionado, esperanzado y, ciertamente, superior. Se agigantó en el arco y tapó todo. Dinamarca vuelve a sobresalir en el arco gracias a un Schmeichel.
No fue ayer, eso sí, cuando Schmeichel hijo se dio a conocer al mundo por sus propios medios. Lo hizo a través de una gesta sin precedentes, una campaña histórica, un milagro. El Leicester ganó la Premier League 2015-16 con el danés guardando el arco de los Foxes. En aquel campeonato sólo recibió 36 goles en 38 partidos: la segunda valla menos batida de la liga inglesa en aquella temporada.
Su nombre dio la vuelta al mundo junto con la hazaña. Cuando los medios resaltaban a las figuras del plantel de Claudio Ranieri, Schmeichel aparecía a la altura de Vardy, Mahrez o Kanté.
Y la pregunta obvia surgía con rapidez: ¿ese tal Schmeichel tenía algo que ver con el mítico arquero del Manchester United? La respuesta nunca estuvo más justificada.
Paradójicamente, fue en el Manchester City donde el actual portero de la selección danesa comenzó su carrera como arquero. Su padre recaló en los citizens durante la temporada 2002-03, siendo esa su última como profesional. Y su retiro coincidió con el ingreso de Kasper a las inferiores del club.
Sin embargo, su carrera estuvo marcada por los fracasos. El tiempo con los ciudadanos (2002-2009) lo desempeñó mayormente como jugador cedido. Las idas y venidas en clubes de baja categoría auguraban una trayectoria alejada de las glorias que cosechó su padre. Su edad avanzaba, las buenas actuaciones no llegaban y la sombra de su progenitor se cernía ominosa sobre Kasper. Hasta el 2011 cuando se unió a los Zorros; y pudo escribir su propio relato.
Los Schmeichel son la segunda familia cuyo padre-hijo han ganado la Premier. La otra son los Wright-Phillips.
Pero los récords también los comparten con Dinamarca: la última mejor racha con la portería invicta fue en 1995, cuando Peter Schmeichel mantuvo el cero durante 470 minutos. En 2018, su hijo elevó ese número hasta los 495.
Con 31 años, Kasper tiene el arco danés asegurado. Aún le quedan años para seguir añadiendo pasajes a su historia. Ayer le tocó repetir el papel del héroe, tal como lo hizo con el Leicester hace tres años. Pero su guerra más personal, aquella contra las expectativas, ya la ganó. Por goleada.
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