La U pierde la dignidad en Quillota
Unión La Calera goleó 6-1 a los azules, que siguen dejando puntos en el camino en el torneo nacional y ponen una seria interrogante de cara al futuro en la Copa.
No queda claro cuándo comenzó el desmoronamiento futbolístico y sicológico de la U. Pudo ser en el momento en que el zurdazo de Paredes se clavó en el ángulo de Johnny Herrera en el último superclásico. O quizás en el momento justo de la expulsión de Beausejour en el mismo partido, que trajo consigo una contaminación dentro del camarín, con enfrentamientos entre los propios jugadores y polarización entre los propios hinchas, que hasta ahora nadie logra extirpar. Lo cierto es que en siete días el castillo azul se derrumbó sin que nadie pudiese reaccionar a tiempo. Y lo que es peor, la crisis se podría agravar en caso de sufrir una derrota el jueves en Belo Horizonte frente a Cruzeiro.
El 6-1 que le propinó Unión La Calera al equipo de Hoyos resulta tan indiscutible como la diferencia que establece el marcador. Mientras los cementeros hicieron casi todo bien, la U fue un festival de errores y horrores, desde el momento en que el técnico se decidió por alinear una formación plagada de suplentes, que por si fuera poco tienen dudosos presentes futbolísticos. Desde la pizarra diseñada por el DT comenzó la debacle. Con Caroca como líbero, el fondo del cuadro universitario fue una invitación sin límite para los caleranos para buscar pelotazos largos y ataques directos. Así, en 20 minutos ya estaban en ventaja 2-0.
Hoyos, convencido de que sus habituales titulares debían descansar de cara al choque del jueves por la Copa Libertadores, puso en Quillota un esqueleto improvisado, con el mencionado Caroca como último hombre. El formado en Colo Colo fue la cara visible del mamarracho que protagonizó la U, con actuaciones flojísimas de Contreras, Vaz y Schultz, que nunca dieron el tono del partido. El marcador final anotó seis goles para el local, pero bien pudieron ser ocho o nueve, dejando en claro que el experimento del técnico transandino fracasó por todos lados.
Antes de la apertura de la cuenta de Retamal, jugada que nació de un increíble choque entre Lorenzetti y Felipe Saavedra, La Calera ya había tenido dos chances claras de romper el cero. Pese al tempranero aviso, Hoyos no se inmutó. Ni siquiera se dio el tiempo de reordenar las piezas en el fondo, como una forma de arroparse ante la debacle. Todo lo contrario, mantuvo a Caroca como el comandante del fondo, incluso tras el descanso, pese a que a esa altura el marcador ya estaba 3-0.
Entonces, era cuestión de tiempo que los goles siguieran cayendo en el pórtico de Herrera, que prácticamente no tuvo nada que hacer ante los embates de los delanteros locales. Fernández, imparable para todo el fondo azul, abusó de cada uno de los defensores, convirtiendo y asistiendo a sus compañeros, como si se tratara de un jugador de 20 millones de dólares. El argentino fue la cara visible de una goleada histórica.
En siete días, la U pasó del cielo al infierno. Solita se fue metiendo en un abismo que terminó con este papelón en Quillota, donde no sólo perdió un partido. Dejó buena parte de su dignidad, entregándose mansamente frente a un rival que no le perdonó ningún error. Habrá que ver como Hoyos y su discurso logra reconstruir el alma de un equipo quebrado futbolística y sicológicamente. En Brasil puede estar buena parte de la respuesta.
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