Nepotismo sustentable
do indica que la idea es ganar el punto político, a costa de presentar una ley sin sentido. La caída del hermano del Presidente Piñera como embajador parece haber dolido en Cerro Castillo. Pero no por eso se va a reaccionar de esta forma.
¿Por qué el gobierno insiste en su afán de nombrar a parientes cercanos en puestos de exclusiva confianza? Cuando Sebastián Piñera intentó nombrar a Pablo Piñera como embajador en Argentina, la incomodidad fue transversal. Incluso sus propios partidarios hicieron ver al Presidente tanto lo malo de la idea, como la ilegalidad de la misma. Las encuestas fueron abrumadoras en algo que parece obvio: nadie quiere que los Presidentes designen a sus hermanos en los cargos. ¿Por qué insistir entonces? ¿Por qué reflotar el tema?
Con bombos y platillos, el gobierno ha enviado al Congreso un proyecto de ley para abordar precisamente esta temática. Las normas en materia de transparencia, probidad, conflictos de interés, así como el reclutamiento y el egreso de profesionales de alto nivel de la función pública, son todas normas que se deben entender en constante perfeccionamiento.
Ha habido dos grandes hitos en la materia en la última década: la Ley de Transparencia y las leyes emanadas de la Comisión Engel, de los gobiernos de Bachelet I y II, respectivamente. Pero aun así persisten áreas que deben ser mejoradas, algunas de las cuales busca regular el proyecto del gobierno, las cuales son atendibles y dignas de analizar.
El problema es que, a propósito de la necesidad de constante mejora, el gobierno agrega un asunto que hoy derechamente no es problema, porque está prohibido. Hoy no se permite el nepotismo en cargos de designación directa y confianza. Un Presidente no puede nombrar a su hermano de embajador, por poner un ejemplo.
¿Para qué tratar de arreglar un problema que ya está resuelto? Surgió en la derecha, a propósito del caso del embajador en Argentina, la idea de que una regla tan estricta de inhabilidades y prohibiciones podía terminar alejando a grandes talentos de algunas funciones cruciales para el Estado. Y de ahí la propuesta del gobierno: permitir el nepotismo, pero con requisitos de idoneidad. Es decir, y parafraseando a Parra, un caso de nepotismo sustentable.
La idea es del todo absurda. En primer lugar, porque el proyecto propone que sea un ente técnico (Servicio Civil) el que evalúe la idoneidad del pariente cercano para asumir el cargo en cuestión. ¿Qué significa eso? ¿Revisión curricular? ¿Experiencia? ¿Ambos? ¿Cuánto curriculum? ¿Cuánta experiencia? Además que hace un flaco favor al evaluador, quien ejerce, a su vez, un cargo de exclusiva confianza del mismo Presidente que solicita la evaluación. Y peor aún: la ley dice que la evaluación "no será vinculante". ¿Qué significa eso? ¿Que igual pueden nombrar al pariente en cuestión?
En segundo término, la propuesta no se justifica porque el tema ya está resuelto satisfactoriamente:debe estar prohibido designar a hermanos en cargos de directa confianza. El conflicto no puede ser más evidente y la verdad es que aquello de que existen parientes imprescindibles para la República no parece ser plausible. Por eso se prohíbe. ¿Para qué suavizar esa regla?
Todo indica que la idea es ganar el punto político, a costa de presentar una ley sin sentido. La caída del hermano del Presidente Piñera como embajador parece haber dolido en Cerro Castillo. Pero no por eso se va a reaccionar de esta forma. Tampoco se ve bien que intente bloquear las denuncias de abogados a Contraloría, por mucho que estas denuncias duelan. Todo indica que, más que preocupación real, el gobierno pretende darse un gustito. Pero la política es como el box: el que se pica, pierde.
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