Renuncia de Boris Johnson ahonda crisis en gobierno de Theresa May
En 24 horas, tres funcionarios abandonaron el plan comercial impulsado por la premier británica para regular relación entre Londres y la UE, tras la ejecución del Brexit.
Discrepancias en torno al Brexit están generando caos en el gobierno de Theresa May en Reino Unido. Primero fue David Davis, quien anunció el domingo su renuncia como ministro para trabajar en la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Horas más tarde el número dos de ese mismo departamento, Steve Baker, comunicó su dimisión. Y como si fuera poco, el remezón político en Downing Street 10 no terminó ahí y fue coronado ayer con la salida del ministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, cargo que quedó en manos de Jeremy Hunt.
Así la salida del exalcalde de Londres y cara visible del sector más duro del Brexit ahonda la crisis política en Reino Unido, dejando a una primera ministra cada vez más debilitada. La razón de las discrepancias se centra en el "libro de reglas comunes" (common rulebook, en inglés), el plan comercial respaldado por May para regular la relación entre Gran Bretaña y la Unión Europea tras la ejecución del Brexit.
A dos años de la realización del emblemático referéndum en que los británicos decidieron abandonar el bloque europeo, recién el viernes May consiguió el supuesto consenso de su equipo. La idea plantea el establecimiento de una especie de área de libre comercio entre ambas partes, a través de la "armonización permanente de bienes", lo que obligaría a Reino Unido a respetar la normativa de la UE, sin colaborar en su creación.
Lo que viene
En vísperas de la visita del Presidente Donald Trump, que llegará este viernes a Londres, el análisis del ahora excanciller británico sobre el rumbo de Gran Bretaña es lapidario. Según Johnson, el sueño del Brexit "está muriendo" y como si fuera poco, a su juicio, Reino Unido se dirigirá "al estatus de colonia" si se adoptan los planes impulsados por May.
Las últimas dimisiones dejan a la premier británica en la cuerda floja, mientras crece la tesis de una posible moción de censura en su contra, debido a su cuestionada postura sobre la separación del bloque europeo.
Según medios locales, tras las renuncias se escuchaban rumores en el Parlamento de que miembros del Partido Conservador podrían haber conseguido los 48 votos (el 15% de la bancada) para activar la moción ante Graham Brady, presidente del poderoso Comité 1922, que controla al grupo. En ese caso, la primera ministra necesitaría del apoyo de 159 de sus 359 diputados para conservar su puesto.
Pero la misma May lanzó sus advertencias a los parlamentarios más duros: o se alinean con ella o arriesgan que el líder laborista Jeremy Corbyn se instale en el poder.
Para el experto de la Universidad de Buckingham Anthony Glees, "es un momento de profunda crisis política para May con consecuencias que no pueden preverse", según dijo a La Tercera. Esto, porque la premier difícilmente cambiará su plan, mientras que lo impulsores de un Brexit más duro, como David y Johnson, tampoco alcanzarían el apoyo suficiente en el Parlamento.
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