Balaceras entre bandas Los Cochinos y Los Gálvez ponen en jaque Plan La Legua
Un menor de 16 años falleció, mientras que otro de 18 quedó en riesgo vital tras un violento enfrentamiento de narcotraficantes.
El Plan La Legua, impulsado por el exintendente Claudio Orrego para terminar con las balaceras en la emblemática población de la comuna de San Joaquín, está en entredicho. Esto, tras el violento enfrentamiento ocurrido la noche del martes y que terminó con la vida de Carlos Hidalgo Gálvez (16), sin antecedentes penales, mientras que otro joven de 18 años, identificado como José Norambuena Salas, con un amplio prontuario policial, se debate entre la vida y la muerte en el Hospital Barros Luco.
Todo comenzó pasadas las 19 horas del martes, cuando un radiopatrullas de carabineros encontró tendido en la vía pública, con ocho impactos de bala, a José Norambuena Salas (18), con antecedentes por maltrato en contexto de violencia intrafamiliar, homicidio, porte de arma cortante, tenencia de armas de fuego, receptación y amenazas.
La policía que lo trasladó hasta el Hospital Barros Luco señaló que en el camino les dijo: "Carlitos Gálvez me puso los balazos".
Al llegar al centro hospitalario, la médico de turno de emergencias informó a Carabineros que anteriormente ingresó ya fallecido Carlos Hidalgo Gálvez.
Así terminó lo que fue una seudotregua entre dos bandas de narcotraficantes rivales.
Hasta ahora, no hay testigos de los hechos, y el sitio seguía resguardado hasta el cierre de esta edición. Tampoco se han registrado detenidos.
Rencillas por territorio
Antes del hallazgo policial, hubo una intensa balacera, como la de octubre del año pasado y que motivó el citado plan. "Los disparos se escuchaban hasta Gran Avenida, era armamento automático", dice un vecino del sector, quien mantiene en reserva su identidad.
El temor es grande, pues los contrincantes representan a dos clanes narcos que luchan por el poderío de la zona sur.
José Norambuena es lo que en la jerga delictual se conoce como "un soldado", en este caso del clan Los Cochinos, mientras que el menor fallecido pertenecía al clan Gálvez, la otra banda que lucha por imponerse a fuego como el máximo proveedor de drogas.
"A decir verdad, las balaceras no han terminado nunca, solo que ahora murió un cabro", reconoce otro vecino de calle Carmen, quien da cuenta que "mientras aparecimos en la tele, la cosa se calmó por un par de meses, pero luego todo volvió a ser como antes", agrega.
Postura que confirma Paulo Álvarez, miembro del Comité de Defensa de DD.HH. de La Legua, quien advierte que "hay demasiado armamento en la población. Yo conversé con Carabineros al respecto y dicen que lo compran mediante palos blancos, pero ese nivel de armas, de ese calibre, no se consigue en armerías, entonces uno se pregunta quién está detrás de todo este armamento. Es imposible que este nivel de coordinación se haga sin la ayuda de carabineros o de algún pez gordo", asegura molesto.
Es crítico de la intervención iniciada hace más de 17 años, dice que "ha sido ineficiente, solo se detuvo a "Los Care' Pelota" en 2010, pero ahí nada más".
Álvarez teme que haya corrupción en la intervención de La Legua, pues "a mediados de los 90, cuando empezó el plan cuadrante, nos invitaron a los vecinos a denunciar. Muchos lo hicieron, pero resulta que después toda esa información llegaba a las bandas de narcotraficantes", finaliza.
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