Obispo de Chillán no investigó a religiosos que reconocieron conductas impropias en investigación judicial
En caso de asesinato de sacerdote, en 2009, al menos ocho religiosos reconocieron mantener relaciones sexuales. Solo uno de ellos, fue sancionado, pero sigue recibiendo un pago por parte de la Iglesia, según reportaje de Canal 13.
La investigación del asesinato del sacerdote Cristián Fernández Fleta, en abril de 2009 en Chillán, destapó la existencia de un grupo de religiosos con doble vida que reconocieron conductas impropias, lo que no fue investigado por el obispado.
Según un reportaje emitido anoche por Canal 13, en las declaraciones del caso -aún sin resolver- de Fernández, quien murió tras recibir 16 puñaladas en su casa, se determinó que la víctima mantenía relaciones sexuales con jóvenes en situación de vulnerabilidad y que al menos ocho curas cercanos reconocieron tener relaciones sexuales, algunos de ellos con jóvenes.
El único sancionado fue el capellán de la cárcel de Chillán, Jaime Villegas, vecino y amigo del cura asesinado. En su declaración en el caso, dijo que "debo reconocer que han llegado a mi casa personas que han salido en libertad de la cárcel, pero no recuerdo nombres. Sus edades fluctúan entre los 20 y 29 años, nos hemos tocado y nos hemos dado besos en la boca, pero no hemos
llegado a tener relaciones sexuales. Ahí nos colocábamos a conversar y a tomar un poquito y de ahí pasaba lo anterior narrado. Yo no me curaba, por eso yo me acuerdo bien, no teníamos relaciones".
Villegas fue desvinculado de la Iglesia tras su declaración en el caso, según indicó T13.
"Está con una sanción eclesiástica y está en su casa. Es el único caso que yo conozco con nombre", dijo el obispo de Chillán, Carlos Pellegrín, quien reconoció que el religioso sigue recibiendo una mensualidad por parte de la Iglesia. "Es como si fuera su hermano que comete un delito, que está sancionado. Usted siempre va considerar a su hermano aunque haya cometido un delito, entonces usted lo ayuda dentro de lo que es posible, pero no son grandes cantidades, es la asignación que los sacerdotes reciben en sus tareas pastorales, que son mínimas (...). Hay una responsabilidad hacia un sacerdote que ha cometido un delito que no se le puede dejar en la calle. De qué va a vivir".
Pellegrín, señaló que no se indagaron los demás casos de sacerdotes que reconocieron conductas impropias: "No he tenido nunca acceso a ningún tipo de información. Cuando la solicité se me dijo por parte de la fiscalía que no éramos parte del proceso legal, por lo tanto no podíamos tener acceso". Agregó que "lo que ha sido publicado en distintos artículos, supuestos testimonios, tampoco han sido presentados como denuncias al obispado".
Al ser consultado si se han acercado víctimas, Pellegrín sostuvo que "últimamente con todos estos casos que usted menciona no hay nada". Según Canal 13, dos días después de la entrevista, la autoridad religiosa dijo en la prensa local que había recibido ocho acusaciones, que solo una estaba en etapa de investigación y que las otras se cerraron porque los denunciantes no siguieron adelante.
Otro caso mencionado en el reportaje es el del hijo de una mujer que vivió en la Parroquia del Divino Maestro en 2009, en Chillán. La madre sostiene que el menor hablaba sobre "un señor de la capa negra que aparecía en las noches", y que nunca denunció el caso.
"Y del hombre negro mi hijo siempre soñaba con él. Mi hijo en la capilla fue violado (...). Quedé espantada, no supe que hacer, me lo cayé, me lo oculté, nunca lo comenté, lo estoy diciendo ahora", manifestó, agregando que "nunca en la capilla hicieron nada, todo lo contrario, tapaban todo con la mano".
Sobre este caso, Pellegrín dijo que "se habla de alguien con una manta negra, pero no sale ningún nombre. Yo hago la invitación, de que por favor si se tiene ese dato, que se entregue, con mucho gusto lo vamos a investigar".
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