Abstención y voto voluntario




Señor director:

Sin volver a argüir que el voto voluntario evidencia desinterés por la oferta política, o que es un derecho político y no un deber moral, incentiva a los candidatos a buscar a los votantes y también la emergencia de candidaturas independientes. Es decir, aumenta la competencia, más si es alta la abstención.

Pero existe un punto más importante. En una elección con alta abstención, la participación de quienes sí tienen interés ciudadano fue más decisiva. El contrargumento es que la alta participación legitima el sistema, pero eso es falso. Ni la democracia ni la autoridad basan su legitimidad en cuánta gente vota, sino en el hecho de ser capaz de representar a quienes ejercen sus derechos. Más bien, debiésemos preguntarnos si es tolerable que frente a una propuesta de participación obligatoria que aspira -supongo- al 100%, no existan mecanismos para reconocer el voto nulo o blanco (con un quórum mínimo que invalide una elección). De otro modo corremos el peligro de que la oferta sea más de lo mismo, y sin alternancia. Sería mejor reconocer que la libertad es siempre deseable, incluso cuando la autoridad es puesta en cuestión.

José de la Cruz Garrido

Centro de Políticas Públicas UDD

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