Amenaza de baja participación pone a prueba al sistema político
Hoy se toma la primera radiografía electoral después de casi dos años de escándalos por financiamiento irregular de la política y una crisis generalizada de confianzas. Hay mucho en juego: el cierre del segundo gobierno de Bachelet, la continuidad de la Nueva Mayoría, el despegue de Piñera o la aceleración de la carrera presidencial. Los dados ya están echados.
Abstención
El debate por el voto obligatorio
En las elecciones municipales de 2012 debutó en Chile el sistema de inscripción automática y voto voluntario, el que arrojó un 55% de abstención. La cifra alertó al entonces gobierno de Piñera y a los principales dirigentes políticos, que ya por esos días comenzaron a levantar una discusión cuyo desenlace dependerá, en gran medida, de los resultados que se obtengan hoy: la posibilidad de reponer el voto obligatorio. Estas elecciones municipales estarán acompañadas, eso sí, por una particularidad: una crisis política gatillada por los casos judiciales de presunto financiamiento irregular de campañas, que ha provocado una fuerte merma en los niveles de credibilidad en el gobierno, los parlamentarios y los partidos. Y es ese factor el que podría incrementar el porcentaje de personas que no acudan a emitir su voto. En lo que coinciden varios analistas es que esa cifra podría llegar hasta un 65%.
Principal contienda
El efecto Santiago
Es la comuna que concentrará la mirada de todos los sectores. Si Carolina Tohá (PPD) mantiene la alcaldía, se considerará un triunfo clave para el oficialismo, será un espaldarazo para la gestión de la Presidenta Michelle Bachelet y también será interpretado como un nuevo aire para el laguismo al interior del PPD. Pero la victoria de Tohá en Santiago no sería una sorpresa. Sí lo sería, en cambio, que la carta opositora, Felipe Alessandri (RN), le arrebate el sillón edilicio, lo que se transformaría en un logro emblemático para ese sector y en un caballito de batalla para la posible candidatura presidencial de Sebastián Piñera.
Cifras de la oposición
Nuevo declive inquieta a Piñera
Cuando Bachelet iniciaba los primeros meses de su gobierno, el ex Presidente Sebastián Piñera transmitía a algunos de sus cercanos, en privado, que veía a la UDI y RN desordenados y sin una articulación opositora clara. Eran las primeras señales de que podría intentar retomar el poder de La Moneda. Más tarde encomendaría una coordinación entre la fundación Avanza Chile -que él lidera- y las colectividades para enfrentar al gobierno. En concreto, Piñera necesitaba una base sólida sobre la cual pavimentar su eventual nueva incursión presidencial. Precisamente, por esa preocupación y por el rol que ha jugado estos años, el resultado que logre hoy su sector -que en 2012 sufrió una dura derrota- será clave para la decisión final sobre si competirá o no en 2017. Y también determinará, en parte, su éxito o fracaso en ese desafío, así como el poder de incidencia que tendrá sobre la UDI y RN en la conformación de la plantilla parlamentaria.
Apoyos en campaña
El peso de los presidenciables
Ricardo Lagos fue el primero y comenzó antes. Le siguieron Isabel Allende, José Miguel Insulza y ahora último Sebastián Piñera, en la recta final de la campaña municipal. Otro dos que habían partido silenciosamente eran Alejandro Guillier y Manuel José Ossandón. Todos con La Moneda entre ceja y ceja. Se desplegaron con diferentes intensidades apoyando candidatos a alcaldes y concejales por todo el país. Hicieron apuestas y los resultados de hoy podrían servir para testear su nivel de influencia. Aunque será difícil medir el impacto de ese respaldo en el resultado que consiga uno u otro candidato, las jugadas comunicacionales estarán a la orden del día. Por ejemplo: el escenario para Piñera será diametralmente opuesto si Felipe Alessandri y Evelyn Matthei consiguen derrotar a sus contendores oficialistas. O si el PR, que levantó el vuelo de la mano de Guillier, consigue cifras históricas en su votación. O si, por ejemplo, Isabel Allende lleva al PS a incrementar su base de concejales. De la foto de portada del día lunes dependerá, en gran medida, la carrera presidencial en ciernes.
Política de alianzas
La encrucijada DC que definirá el futuro de la Nueva Mayoría
La Democracia Cristiana desechará un acuerdo con la coalición oficialista, llevará un candidato presidencial propio a la primera vuelta de 2017 y dejará de integrar la Nueva Mayoría una vez que finalice el gobierno de Bachelet. La opción de que ese escenario se haga realidad es completamente posible. Pero el panorama aún está confuso al interior de esa colectividad, en la que se debaten diferentes posturas. Si bien aún es prematuro, los comicios municipales de hoy comenzarán a delinear cuál posición podría tomar más fuerza: si la de quienes ven que la DC ha sido dañada por convivir con el PC en un conglomerado que, además, impulsa reformas estructurales, o la de aquellos que creen que el camino actual es el correcto. La pérdida de alcaldes emblemáticos o una baja considerable en la votación de concejales -que mide el peso de los partidos- será el primer insumo que tomará la DC para discutir, en su Junta Nacional de enero, qué hacer en el futuro. Pero el debate será complejo. Un mal resultado puede desanimar a quienes quieren impulsar una candidatura presidencial de un militante DC o puede, asimismo, alentar a la falange a buscar un camino propio que le entregue mejores resultados electorales.
Gobierno y Bachelet
Afinando la cartade ajuste
Lo dijo el ministro del Interior, Mario Fernández, ayer en La Tercera. "Hay que ver qué pasa el domingo y la semana que viene (...) vamos a hacer un balance muy franco". Este lunes será un día clave para el gobierno. El resultado de hoy, aunque dirigentes y analistas se han empecinado en decir que no marcará ningún cambio de rumbo, podría ser decisivo para La Moneda y su coalición. La Presidenta Bachelet viene de hacer un ajuste de gabinete acotado, justo cuando los errores en el padrón electoral por los cambios de domicilios involuntarios dejó expuestas las falencias de su comité político, equipo que se negó a tocar. Aunque las apuestas se concentran en que el próximo cambio tendrá más que ver con la voluntad de aquellos ministros que buscarán postular al Parlamento, y para ello deben salir un año antes de la elección, que con un rediseño de su carta de navegación política. Con todo, el resultado marcará más bien el ánimo y la celeridad con que el conglomerado tomará sus decisiones de futuro: candidaturas presidenciales y política de alianzas. Mientras tanto, la Presidenta Michelle Bachelet deberá intentar cerrar su último año de gobierno sacando del Congreso sus últimas reformas (reforma universitaria, pensiones y proceso constituyente), con una coalición que lejos de unirse se fractura cada vez que se habla de los pasos a seguir.
Error en padrón
El devenir de los procesos electorales
Más allá de las responsabilidades que determinen las diferentes investigaciones que se abrieron para detectar el origen de la falla en el padrón electoral (administrativas y penales), el Servicio Electoral (Servel) vivirá hoy una verdadera prueba de fuego. No sólo deberá hacer frente al problema que supone contar con cerca de 500 mil personas que no podrán votar debido a los cambios involuntarios de domicilios, sino también deberá demostrar que, pese a tener todo en contra, es capaz de organizar una elección que dé garantías a todos los sectores. La amenaza de que un sistema de voto electrónico cambie para siempre los procesos democráticos en Chile ya está instalada. El Servel, pese a tener mayores atribuciones, ha estado en entredicho. A la organización del acto eleccionario mismo, se debe sumar el proceso posterior de revisión de cuentas electorales y fiscalización según los parámetros de la nueva ley electoral. De cómo salga de las municipales, la entidad dirigida por el presidente del consejo directivo, Patricio Santamaría, dependerá en gran medida el gran proceso electoral de 2017: las elecciones presidenciales, con primarias legales incluidas.
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