Astrónomos chilenos participaron en la detección del evento de ondas gravitacionales
Las observaciones para la detección de la kilonova, o fusión de dos estrellas de neutrones, fueron realizadas con el telescopio NTT del Observatorio Europeo Austral de Chile.
Un grupo de astrónomos chilenos participó en la primera detección de una kilonova, un evento de ondas gravitacionales resultado de la fusión de dos estrellas de neutrones, detectado a finales de agosto, y publicado hoy en la revista Nature, informó hoy la Universidad Andrés Bello, en Santiago.
"Este hallazgo es muy importante, porque confirma experimentalmente varios modelos que se habían desarrollado para predecir el resultado de la fusión de dos estrellas de neutrones", explicó el doctor Giuliano Pignata, académico de la Universidad Andrés Bello y coautor del artículo científico.
Con el descubrimiento, en el que también participaron como coautores la doctora Claudia Agliozzo, de la Universidad Andrés Bello, y el doctor Franz Bauer, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se ha podido evidenciar las hecatómbicas consecuencias de este tipo de fusión.
La fusión de una kilonova genera estallidos de rayos gamma y produce elementos más pesados que el hierro, como el oro y el platino, a través de reacciones nucleares en un ambiente de altísima densidad; algo que hasta ahora sólo se había teorizado.
Esta primera observación de luz -radiación electromagnética- proveniente de un evento de ondas gravitacionales fue detectada por LIGO (Observatorio de ondas gravitatorias por interferometría láser) a fines de agosto pasado.
Las observaciones para la detección de esta kilonova fueron realizadas desde Chile con el telescopio NTT del Observatorio Europeo Austral de Chile (ESO, por sus siglas en inglés).
Éstas se desarrollan en el marco del proyecto de sondeo espectroscópico ePESSTO (extended Public ESO Spectroscopic Survey of Transient Objects), en el que participan los citados investigadores chilenos como miembros del Instituto Milenio de Astrofísica (MAS).
El físico Albert Einstein predijo que algo fuera de lo común ocurre cuando dos cuerpos -planetas o estrellas- orbitan el uno al otro, es decir, un tipo de movimiento que podría causar ondas en el espacio.
Estas ondas expansivas son invisibles y viajan a la velocidad de la luz, apretando y estirando lo que sea que encuentren en su camino.
Conocidas como gravitacionales, estas ondas son generadas por los rápidos cambios de velocidad de objetos muy masivos como, por ejemplo, cuando se fusionan dos agujeros negros (fenómeno observado por primera vez en 2015) o al fusionarse dos estrellas de neutrones, como se ha comprobado ahora.
Las notables contribuciones en la detección de este tipo de ondas por parte de los investigadores Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne les valieron el Premio Nobel de Física 2017, otorgado el pasado 3 de octubre.
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