Cinco claves para criar niños creativos
Promover esta cualidad es uno de los grandes desafíos del siglo XXI y el comienzo de las vacaciones abre nuevos espacios para potenciarla, lo que de acuerdo a varios especialistas no pasa por llenarlos de actividades sino que también incluye dejarlos equivocarse y aburrirse.
Elogiar al niño, no su comportamiento
Adam Grant, sicólogo organizacional, profesor de Wharton y autor de varios libros que se han convertido en best seller, últimamente ha dedicado sus esfuerzos a entender cómo las personas creativas dan con sus grandes ideas y a analizar a los "originales", como él denomina a quienes bajo un espíritu no conformista pueden cambiar el mundo. Entre otras cosas, él menciona un estudio de la Asociación Americana de Psicología que plantea que los niños responden de manera más constructiva a los elogios de su carácter que a los de su comportamiento. "Cuando nuestro carácter es elogiado, lo internalizamos como parte de nuestra identidad", asegura Grant en su último libro Originals, y explica a Business Insider que por eso cuando su hija hace un dibujo no destaca la obra sino que le dice que ella es una persona muy creativa, para que desarrolle esa idea sobre sí misma.
El sicólogo y académico Alberto Labarrere, director del magíster de Psicología Educacional de la Universidad Santo Tomás, ha enfocado su carrera en investigar la creatividad en niños y adolescentes, y concuerda con esa idea. Explica que esta habilidad puede ser "producto, proceso, pero también puede ser educada como una cualidad de la personalidad", y agrega que "cuando alguien te dice que eres bueno para algo, no te está diciendo que te salió bien, sino que está en ti, en tu estilo y personalidad".
Perder el miedo al error
Carolina Galaz lleva dos décadas trabajando con niños en Lacaracola, un espacio para el desarrollo artístico, la expresión y conocimiento personal. Según ella, la creatividad es un valor que se debe promover en las casas y la base está en "el descubrir, el equivocarse, el probar, ser perseverante y constante. Lo importante es que los niños puedan cuestionarse, preguntarse, hacer algo que no les resulte, volver a empezar". Por eso muchos expertos coinciden en que no hay que enseñarles a los niños que el error es algo negativo, sino como algo relevante en el proceso de aprendizaje y crecimiento.
"Un niño creativo va cultivando poco a poco la capacidad de ver las situaciones de nuevas formas gracias a una mayor flexibilidad, el desarrollo de tolerancia a la ambigüedad o a lo imprevisible, y el disfrute ante lo desconocido", dice Angélica Riquelme, doctora en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, y especialista en primera infancia. Eso a su vez está vinculado a no temer a hacer preguntas. Para Rodrigo Tapia, director de Educación y Extensión del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI), formularlas "es esencial para motivar la curiosidad". Pero no sólo son los niños los que tienen que atreverse a hacerlas, sino que los adultos tampoco deben frustrarse cuando no saben las respuestas. "Los 'no sé' no tienen nada de malo, hay que reconocerlos y decir 'busquemos la respuesta cuando lleguemos', 'pensémoslo los dos'. Si no, le cortas las preguntas y eso no funciona", explica.
El aburrimiento es necesario
"Estar solo y aburrirse es esencial. Es el único momento en el cual uno tiene que inventar algo para salir de ese estado", dice Rodrigo Tapia, del BNI. Según él, hoy tenemos poco espacio para estar solos, siempre estamos acompañados por nuestros dispositivos y los celulares. El cerebro está sobreestimulado, procesa todo lo de afuera y no tiene tiempo para estar en su propia cabeza. El aburrirse "implica que estés adentro de tu cabeza. De alguna forma imaginando los elementos, ordenándolos, viendo que hace sentido y que no", asegura Tapia.
Carolina Galaz, "la Caracola" como le dicen los niños de sus talleres, sostiene algo parecido: "La creatividad es salir afuera y ver qué hacer. Los niños no tienen tiempo ni de aburrirse para poder ir a crear. Prenden el celular, no leen libros, no se imaginan el mundo en que están". Para Carolina el sistema está alejándolos de sí mismos. Para revertir eso aconseja impulsar las actividades manuales y los juegos. "La creatividad no es consumir más cosas. Un niño para ser creativo no necesita más témpera. Es con lo que hay", dice. Pero, aclara, es importante que este sea un aburrimiento y encuentro consigo mismo "acompañado", que los padres y los adultos a cargo puedan ayudar a los niños a explorar y descubrir nuevas cosas.
Buscar modelos de inspiración
Leer libros es una recomendación habitual para fomentar la creatividad, pero ver películas, cortos y documentales son alternativas que no deberían ser miradas en menos, dice Rodrigo Tapia. El especialista participó en la construcción de la plataforma Loligo, sitio web donde se encuentran cortometrajes, cómics, juegos y otros materiales interactivos que potencian el conocimiento científico y la creatividad en los niños. Ahí, dice, hay "documentales chiquititos, muchos pensados, obviamente, para niños que están en el colegio con temas asociados. Hay uno que es realmente maravilloso que es sobre la piel: por qué tenemos distintos colores de piel". Estas actividades son fundamentales porque generan discusión y se pueden hacer en conjunto con los padres, dando espacio para comentar y que los niños expliquen de qué se trata o por qué les gustó. "La comprensión de lectura la entrenas así", asegura Tapia.
Otra forma de fomentar la creatividad es a través de la lectura, enfocándose en identificar modelos, personajes que potencien la curiosidad y la innovación. Adam Grant considera importante este detalle y dice que es fundamental aprender lecciones a través de los personajes de libros o películas. Usa como ejemplo a Harry Potter: poner a los niños en situaciones distintas y preguntarles, por ejemplo, "¿y qué haría Hermione ahora?".
El profesor de la Universidad Santo Tomás, Alberto Labarerre, cree que también ayuda buscar modelos de inspiración en el ambiente cotidiano de los niños. "Por lo común los ejemplos en los libros son extraordinarios y por eso yo muchas veces critico que no se les enseñe que en los contextos cercanos puede haber ejemplos de creatividad", dice.
Reglas: menos es más
Una de las recomendaciones que Adam Grant hace en su libro Originals es tener un ambiente flexible para un desarrollo creativo, sin tantas normas. Una investigación del Boston College descubrió que los niños de hogares con menos reglas -promedio de dos o una- eran más creativos que los que vivían bajo seis. Obviamente los niños necesitan límites saludables, explica Grant en la revista The Atlantic, pero un ambiente muy pauteado impide que piensen por sí mismos y busquen soluciones novedosas a los problemas. Más que enfatizar el cumplimiento de reglas específicas, entonces, Grant sugiere incentivar valores, de los cuales se derivan una serie de principios y comportamientos en vez de reglas específicas. Esto siempre de la mano de explicarles por qué son importantes, de tal modo que puedan internalizarlos.
"Un ambiente hipernormado lleva a un tipo de persona menos flexible, sin iniciativa. Mata todo un conjunto de cualidades y condiciones para la creatividad", aclara Alberto Labarrere, y agrega que la flexibilidad da paso para la tolerancia, un factor fundamental en el desarrollo de la imaginación. "Hay que enseñar a los niños desde muy temprano que las cosas no son en blanco y negro, a tolerar puntos de vista distintos", aconseja.
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