Crítica de cine: Fama




La primera interrogante que plantea la nueva versión de Fama, remake del "clásico" de Alan Parker de 1980, es si acaso el director de esta desabrida versión fue alguna vez al set o si se quedó en casa viendo televisión abierta. Resulta difícil explicarse el motivo del descalabro que ocurre en pantalla a lo largo de las más largas, aburridas e ilógicas horas de cine que han llegado a cartelera este año. Hacer un musical no es fácil: hay que saber utilizar el tiempo, el espacio, saber cuándo debe entrar una nueva canción o el próximo número de baile, lograr que cada uno de los numerosos personajes se desarrolle. A nada de lo anterior le acertó aquí el director Kevin Tancharoen. Protagonizado por un sinnúmero de estu-diantes ansiosos de triunfar en su respectiva área, el relato nunca despega, carece de humor, de punto de vista y, ¡por favor!, del drama necesario en una historia en la que cada uno de ellos (se supone) quiere ser el mejor. Tal vez en cualquier reality nacional,  incluso en Fiebre de baile, hay más tensión y verdad que en toda esta cinta. Cuando se sabe que cualquiera puede alcanzarla, este filme prueba una vez más que la fama no vale nada.

Director: Kevin Tancharoen. Con: Kay Panabaker, Walter Perez.

Duración: 107 minutos

Género: musical.

Producción: EEUU, 2009.

Calificación Todo espectador.

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