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Crítica de cine: Vivir al límite

Los actores se desplazan de manera asfixiante: no hay un solo plano que ponga en duda la trampa mortal que acecha tras cada esquina. Una cinta poderosa, que transmite sensaciones inadmisibles de pérdida.

La primera escena de Vivir al límite resume a la perfección la experiencia a la que seremos sometidos. Un equipo experto en desactivar bombas trabaja bajo el ardiente sol en una ciudad de Irak. Lo que se percibe como un trabajo de rutina (por poco rutinario que sea desactivar bombas), se complica cuando falla el Plan A para hacer estallar el explosivo controladamente.

El Plan B siempre es más riesgoso: consiste en enviar a uno de los miembros del equipo, revestido de un pesado traje que entrega más confianza que protección, hasta la bomba misma a colocar una carga explosiva que la haga estallar. Mientras el oficial se acerca, sus compañeros están atentos a lo que pasa alrededor. Saben que están en suelo hostil. Saben que aunque hay civiles que los apoyan, existen muchos que no los quieren ahí. Saben que la bomba puede ser activada a distancia y que un celular, una radio o un reloj pueden ser muy peligrosos. La vida de todos pende de un hilo. Pronto el terror se hará presente en medio de gritos, carreras  y crispaciones. Lo que podía salir mal está saliendo pésimo. Son amenazas latentes y miedos reales. La muerte no tarda en llegar. Uno de los militares muere y la secuencia de su muerte es ya una obra maestra. Nunca antes una explosión fue registrada con tanta detención quirúrgica y tanto rigor visual. La onda expansiva barre con todo. Los fierros de un automóvil se doblan como si fueran papel. Y tan rápido como todo empezó, la situación termina.

En Vivir al límite, el ojo experto de la directora Kathryn Bigelow llega a su punto más alto: los actores se desplazan por calles y edificios de manera terrorífica y asfixiante, y no hay un solo plano que ponga en duda el peligro o la trampa mortal que acecha tras cada pasillo, cada esquina, cada ventana. Jeremey Renner, hasta hace poco un virtual desconocido, está descollante como líder del grupo y refleja  un tipo de personalidad desafectada y obsesiva muy de estos tiempos, en una película cuyo tema no es tanto la guerra -ni a favor ni en contra- como la adrenalina que estas adicciones provocan. Es una cinta poderosa, que transmite sensaciones únicas, feroces e inadmisibles de pérdida. Es del tipo de películas que únicamente podemos experimentar por primera vez.

Director: Kathryn Bigelow.

Reparto:  Jeremmy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Ralph Fiennes.

País y año de producción: Estados Unidos, 2008.

Género: Drama bélico.

Sitio Oficial: www.thehurtlocker-movie.com

Duración: 131 minutos

Calificación: Mayores de 14 años

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