Crítica de libros: Los emigrados




Missing es la novela más meritoria, corajuda e intensa que hasta el momento ha publicado Alberto Fuguet. Esto se debe a que la historia narrada proviene de una obsesión antigua y dolorosa del autor, como lo fue la súbita desaparición de su tío Carlos en Estados Unidos el año 1986. La prosa de Fuguet alcanza aquí sus mejores trazos de dinamismo y efectividad: si bien el lenguaje que lo caracteriza nunca fue un mecanismo lento o trabado, a riesgo de parecer liviano, ahora resulta evidente que el narrador puso en práctica un vistoso manejo de los énfasis y, aún mejor, se dejó llevar por un saludable arrojo al experimentar con fórmulas narrativas riesgosas.

Missing se puede definir desde varios ángulos, muchos de los cuales, en apariencia, parecen ser contradictorios o paradójicos: ajuste de cuentas personalísimo (Fuguet no titubea a la hora de revelar y juzgar la intimidad de su círculo familiar) versus exaltación sentimental de los vínculos sanguíneos; crónica periodística de un hecho dramático versus relato emotivo y parcial de una situación desafortunada que, no obstante, desemboca en un final feliz; protagonismo en primera persona del narrador principal (Fuguet) versus el protagonismo no forzado, y también en primera persona, del narrador secundario (el tío Carlos); intención aparente de referirse al otro versus la autorreferencia limpia y transparente, sin imposturas ni falsos resquemores.

A mediados de los años 60, la familia paterna de Alberto Fuguet emigró a EEUU en búsqueda del sueño americano, puesto que en Chile la situación económica se le hacía insoportable. El grupo, en ese entonces, consistía en los abuelos del autor y en los tres hijos del matrimonio. Carlos, el hermano del medio, llegó al país del norte sin saber inglés y muy pronto fue reclutado por el Ejército estadounidense. Tuvo, eso sí, mejor suerte que Javier, el menor de los Fuguet, quien fue enviado a Vietnam: Carlos sirvió a su nueva patria desde un fuerte militar ubicado en Texas. Durante las dos décadas que siguieron, Carlos vivió una existencia disipada y bohemia: se casó un par de veces, se dejó crecer el pelo, aprendió a tocar los bongós y se vistió como un cafiche de la serie televisiva Starsky y Hutch (el relato en primera persona de esa época, desarrollado en la novela como un largo poema en verso libre, o tal vez como una eterna canción testimonial, es uno de los arrojos estilísticos más acertados de Missing). 

Pero el sueño americano no terminó bien para él: cumplió dos condenas en la cárcel -una por desfalco y la otra por el robo de un magnífico Cadillac-, y terminó distanciándose de su familia. Hasta que desapareció para siempre.

La búsqueda de Carlos que emprendió Alberto Fuguet tiene reminiscencias literarias y cinematográficas atrayentes. Además, las revelaciones familiares y personales que escoltan la buena marcha de la historia central hacen de esta novela un testimonio denso, profundo, a la vez que ágil y lleno de matices, dudas y vueltas atrás; en otras palabras, Missing es la versión moderna de una saga familiar, de una gran saga, como las buenas de antaño. Y aunque en sí es un libro voluminoso, y por ello mismo intimidante para muchos lectores, esta novela se lee con una rapidez inusitada.

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