El drama de Nacho y su reggaetón contra el chavismo

Nacho, de Chino & Nacho.
El cantante ayer llegó a Chile, donde fue recibido por varios fanáticos y compatriotas en el aeropuerto.

El venezolano y ex líder de los exitosos Chino & Nacho está enfrentado con el gobierno de Nicolás Maduro, quien le bloqueó su pasaporte y le ha impedido volver a su casa en meses. "Estoy en una situación muy difícil", dice de paso por Chile.




El cantante venezolano Miguel Ignacio Mendoza, rebautizado hace casi una década como Nacho y una de las mitades del desaparecido dúo reggaetonero Chino & Nacho, ya acumula dos meses fuera de casa, sin poder ver a sus cuatro hijos, impedido de dormir al menos una noche en su propia habitación. Pero no está de gira, como dictaría la agenda de un hombre que con su ex grupo conquistó un Grammy Latino, que en 2013 pasó por el Festival de Viña y que disfrutó de un suceso continental con el hit Niña bonita; simplemente no puede retornar a Estados Unidos, donde reside hace doce años.

"Ahorita estoy en una situación muy difícil y estoy pagando un precio bastante caro por expresarme en contra del gobierno venezolano", cuenta el artista, como preludio a esta historia: luego que en 2016 participara como orador de la Asamblea Nacional de Venezuela y dijera que el presidente Nicolás Maduro era el gran culpable de la peor crisis en la historia de su país, el gobierno le anuló su pasaporte y frenó cualquier plan que tuviera de viajar a alguna nación que exigiera ese documento. Tras cinco días en que se desplegó una campaña donde ilustres como Daddy Yankee, Gloria Estefan y Nicky Jam pedían torcer la medida, las autoridades le concedieron el visado.

Pero hace cerca de dos meses, el escrito venció mientras realizaba una tanda de conciertos en Colombia, país que lo envió a su nación de origen, donde el drama se repitió: "Fui a renovarlo al servicio de extranjería y el director dijo: 'dile a ese muchacho que yo soy chavista radical y que por mí no va a tener pasaporte. La única manera es que el presidente me dé la orden'", completa Nacho.

Sólo con su cédula de identidad, viajó en bus hasta Barranquilla, después de días tomó un avión a Bogotá y posteriormente saltó a Panamá, donde no autorizaron su ingreso al no contar con pasaporte. Tras horas en el aeropuerto, viajó hasta Rosario, luego a Córdoba y ayer arribó a Santiago, donde aprovechará de promocionar una carrera solista que partió en marzo y el show en solitario que dará el 23 de noviembre en el Teatro Caupolicán, además de ser recibido como un héroe por casi una cincuentena de compatriotas que lo esperaban en Pudahuel.

En rigor, el hombre que con el single Báilame luce uno de los temas más reproducidos en Spotify Chile, hoy no tiene hogar y debe resignarse a una vida errante en distintos rincones de Sudamérica - donde aún puede entrar sólo con carnet-, hasta que la solución a su estatus migratorio le permita regresar a Norteamérica.

"He perdido muchos compromisos de trabajo, tanto yo como la gente que está conmigo. Mi carrera se ha visto muy afectada. Y como mis hijos también tienen pasaporte venezolano, si salen de EE.UU. sólo podrían ir a Venezuela. Creo que hoy la vida de cualquiera de mis compatriotas que se pronuncia radicalmente en contra de nuestro gobierno corre peligro, sobre todo con la ola de violencia que se ha desatado gracias a la anticultura planteada por el chavismo hace 18 años", expresa el compositor.

Pero hubo un día en que Maduro habló de Chino & Nacho como si se tratara de un tema país. Luego de los constantes dardos del conjunto contra el Palacio de Miraflores, el mandatario usó en 2016 su tribuna televisiva para absolverlos de toda culpa: "Los perdono, si tengo que perdonarlos de algo. A la gente le gusta su musiquita, canten su musiquita que a la gente le gusta".

Por tanto, ¿estaría dispuesto a hablar con Maduro para solucionar sus conflictos actuales? "Sería muy egoísta de mi parte tener un diálogo con él y pedirle mi pasaporte nada más. Si lo tuviera, le pediría que hiciera todo lo posible, dentro de lo que pueda su corazón, para solucionar la crisis venezolana. Antes que mi pasaporte, prefiero que le den comida y medicamentos a la gente, o que arreglen los hospitales. Si no quiere ver la realidad, yo se la haría ver".

Pese a su tono, Nacho rehúye del rol de mártir. Incluso dice que no se siente un elegido dentro del propio reggaetón, ese género fiestero y carnal que prácticamente no tiene representantes con un discurso político elocuente. "En abril participé de las marchas contra Maduro en Caracas y viví la represión de los que están ahí diariamente, nadie me lo contó, vi que usaban bombas lacrimógenas y perdigones. Pero mi necesidad de expresarme no es para ser diferente al resto de los artistas; lo hago porque mi país lo necesita. Es gente que hoy necesita de voceros, más que de artistas o estrellitas. Necesita de gente que luche por la verdad y que le muestre a los compatriotas que Venezuela merece estar en otro lugar", culmina.

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