Efectos de la reforma laboral en la economía
Es frustrante que la nueva ministra del Trabajo no considere pertinente reorientar la acción del gobierno en el ámbito laboral.
JUNTO A iniciativas con una motivación ideológica muy profunda, tanto el gobierno como su mayoría parlamentaria afín, también han acomodado simples presiones de grupos de interés, sin ponderar adecuadamente el impacto sobre el bien general. Así, para satisfacer demandas específicas, se han establecido medidas dañinas para la economía, que han afectado el apoyo al gobierno y deteriorado el prestigio de los parlamentarios. En este proceso, una reforma laboral muy funcional al interés de las dirigencias sindicales, resultó en una grave limitación a la capacidad de gestionar las empresas, y un fuerte desincentivo a invertir y dar empleo. Tras un año y medio de gestión de la ministra Rincón, y estando muy clara la necesidad de reorientar la acción gubernamental en el ámbito laboral, las recientes declaraciones de la nueva ministra del ramo a este medio resultaron frustrantes.
Desde luego, la ministra mantuvo la tesis de su antecesora, que la reforma laboral se llevó a cabo en cumplimiento de convenios internacionales y de recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), algo que a juicio de expertos laborales no tiene asidero. Según éstos, en los pronunciamientos que verdaderamente reflejan la opinión de la OIT se consagran derechos laborales que Chile cumple adecuadamente desde antes de la reforma, mientras los aspectos específicos de la regulación de las huelgas que afectó la reforma no responden a lineamientos oficiales dela OIT.
En cuanto al impacto de la reforma laboral en la economía, la ministra descartó que ésta haya generado incertidumbre o haya retrasado la recuperación de la confianza. Resulta preocupante que la ministra no reconozca una relación entre una reforma hecha para "enfrentar los problemas de desigualdad" -esto es con un propósito redistributivo, que evidentemente tiene que afectar a las empresas que ceden los recursos- y los incentivos a invertir que perciben esas empresas, que son los que en definitiva movilizan la economía. Al no ver un papel importante para el sector a su cargo en la recuperación del crecimiento, la nueva autoridad laboral expresa, para estos efectos, confiar profundamente "en la política monetaria del país, y en las medidas que el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, ha tomado y que generan confianza".
Existe gran preocupación por el contenido básico de la reforma, y en lo inmediato, por las dudas que subsisten en materia de personal y servicios mínimos durante la huelga, aún tras pronunciamientos de la Dirección del Trabajo, así como en torno a la forma concreta en que las empresas deberán relacionarse con grupos negociadores, cuando estos ejerzan sus derechos. La ministra, sin embargo, considera innecesaria una "ley corta" que acote la incertidumbre, solo posterga -pero no descarta- la discusión de intentos para legislar sobre la polifuncionalidad, y juzga que la judicialización de los conflictos -que va a existir- va a ser de corto plazo. Las proyecciones oficiales de crecimiento muestran lo insuficiente de este enfoque, y lo importante que resultaría, desde la perspectiva del empleo y del prestigio de la gestión política, un intento serio por abordar los desincentivos que dejó la reforma laboral.
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