Erizos, tortugas y boas, las nuevas mascotas favoritas de los chilenos
Solicitudes para ingresar especies exóticas subieron 150%. Hurones son los mamíferos más pedidos. En dos años llegaron 800 mil tortugas de orejas rojas, que ya invaden zonas del Maipo y Valdivia.
Blu es una erizo de tierra, tiene 13 meses y es la mascota de Francisca López (24). De hábitos nocturnos, come sólo en la noche y está activa -generalmente en su rueda- entre las 23.00 y las 6 de la mañana. “Es delicada y demandante”, cuenta Francisca. En invierno necesita calefacción, porque si hiberna puede morir, puede también tener problemas en sus púas, enredar sus extremidades en una tela o tener tendencia a la obesidad. De todo eso se ha informado su dueña, quien dice que hay que invertir tiempo y dinero para mantener este tipo de mascotas, porque no es fácil.
Los erizos de tierra son considerados mascotas exóticas, de las que su demanda en Chile ha aumentado en los últimos años. Según cifras del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), desde 2010 las solicitudes de ingreso de animales exóticos crecieron 150%. En lo que va del año, han recibido 110 solicitudes de internación, la mayoría de tiendas de mascotas, que abarcan cerca de 100 especies, como hurones, tortugas, iguanas y hasta serpientes. El año pasado, de las 105 solicitudes que recibieron, el 25% fueron rechazadas.
Si hace diez años las especies exóticas que más entraban al país eran aves, especialmente canarios, hoy proliferan las iguanas, serpientes, tortugas y hurones. Estos últimos se llevan el 90% de la importación de mamíferos y cuentan con una regulación especial, pues deben ser infertilizados.
Entre las solicitudes denegadas, están algunas arañas y caracoles, entre otros, con alto potencial de provocar daños en los ecosistemas locales.
A pesar de algunas prohibiciones ya hay especies que ingresaron como mascotas y se han transformado en invasoras. Primero lo fue la cotorra argentina (Myiopsitta monachus), dice Ezequiel Hidalgo, director de Conservación e Investigación del Buin Zoo. “Se traían por tráfico, no es nativa y fueron liberadas, porque pueden ser agresivas, causar lesiones, lo que hace que los dueños se enojen y como es un ave se hace más fácil abrirle la jaula para que se vaya”, dice. Hoy son una plaga que aparece incluso en áreas silvestres.
Hidalgo hace una analogía con lo que está comenzando a ocurrir con la tortuga de orejas rojas (Trachemys scripta), liberada por sus dueños cuando crece y puede causar daño en jardines y ser agresiva.
Entre 2013 y 2014 ingresaron al país 800 mil de estas especies (unas 400 mil al año). No hay datos de cuántas se han liberado al ambiente.
El Buin Zoo recibió por un tiempo a las tortugas que sus dueños iban a entregar, pero no les queda espacio para mantener tantas y ya no pueden hacerlo. “En un minuto se volvió inviable, porque fácilmente recibíamos más de 10 ó 15 al año. Llegó un momento en que no podíamos recibir más”, dice Hidalgo.
Puede vivir hasta 50 años en cautiverio, por lo que tarda mucho que consigan espacio para más. Es originaria de Norteamérica y puede tener un caparazón de 30 cm en la adultez. Es, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), una de las 100 especies invasoras más dañinas a nivel global, pues se adapta rápidamente al medio donde es introducida.
En Chile se ha visto en el Cajón del Maipo y en la desembocadura de este río, en San Antonio, además del estero Marga Marga (Viña del Mar) y en la laguna los Lotos, en Valdivia, entre otros, dice Alejandra Oyanedel, de la consultora Ecobiota. Pero “el área geográfica real donde se distribuye es desconocida”, dice.
Hidalgo agrega que no sólo son un riesgo para la biodiversidad, pues también pueden transmitir enfermedades, como la salmonella.
Fernando Baeriswyl, coordinador nacional del proyecto GEF de Especies Exóticas Invasoras, dice que éstas están creciendo a nivel mundial, fomentadas por el deseo por tener mascotas exóticas. “El comercio está creciendo, las personas que quieren boas, alacranes, ani ando se liberan, por casualidad o porque la persona se cansó, se pueden transformar en invasoras. Existe falta de conciencia en los importa dores que, por ganar dinero, ofrecen las cosas más extravagantes”, asegura.
El GEF trabaja con el SAG en un estudio para mejorar el análisis de riesgo y así controlar las solicitudes. La idea es ampliar la lista de especies prohibidas a 100 o 120 especies, dice Baeriswyl, lo que estará listo el próximo año.
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