Frenazo de China y caída de commodities trunca el boom de países africanos
El Banco Mundial redujo su proyección de crecimiento para el continente en 2015 a 3,4%, la más baja desde 2009.
Cuando la economía de China se expandía a toda velocidad, en Africa uno de los principales beneficiarios de la sed de minerales del gigante asiático era Zambia. Con el cobre como su principal exportación, este país del sur del continente negro disfrutó de una década de auge económico. Pero la desaceleración de China ha causado una debacle en la economía de Zambia. Miles de empleos se han perdido, y las perspectivas ahora son tan sombrías que el Presidente zambiano, Edgar Lungu, ordenó en octubre la celebración de un día nacional de oración y ayuno con el objetivo de conseguir ayuda divina ante el colapso de la kwacha (moneda local). Desde comienzos de 2015 hasta noviembre la moneda nacional había caído un 49% frente al dólar debido a la caída del precio del cobre, mineral del cual es el segundo mayor productor africano.
Pero la situación de Zambia no es la excepción en el continente. A medida que la demanda de China por materias primas ha disminuido -ayudando con ello a bajar los precios mundiales de todo, desde el cobre, hierro y petróleo al carbón, diamantes y oro- muchos otros gobiernos africanos enfrentan enormes agujeros en sus presupuestos. El impacto sobre las economías africanas es enorme, luego que China superó a Estados Unidos en 2009 como el mayor socio comercial del continente negro. El comercio bilateral del gigante asiático con Africa pasó de US$ 10.000 millones en el año 2000, a US$ 220.000 millones en 2014.
Así, a medida que los precios del petróleo y las materias primas se han hundido y las compras de China se han desacelerado, las tasas de crecimiento del PIB de todo el continente han experimentado un fuerte descenso. Como reflejo de estas tendencias, el Banco Mundial redujo su proyección para el crecimiento de Africa subsahariana en 2015 a 3,4%, la más baja desde 2009. En 2014 fue de 4,6%. En tanto, el FMI concluyó que el ciclo de los commodities que durante una década había elevado los ingresos por exportaciones de Africa “parece haber llegado a su fin”. Con un boom poblacional en el horizonte, los expertos ahora expresan su preocupación sobre cómo el continente producirá suficientes puestos de trabajo para sus habitantes, según escribió en Foreign Policy el ex consejero en Ginebra de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), Rick Rowden.
Falta de industrialización
En su artículo, Rowden destaca que la difícil situación de Africa se refleja en la evolución de sus dos principales economías: Nigeria y Sudáfrica, que juntos son responsables del 55% del PIB de los 48 países de Africa subsahariana. En el caso de Nigeria, la tasa de crecimiento se desplomó a 2,4% en el segundo trimestre, el ritmo más lento en al menos cinco años, mientras que la economía de Sudáfrica se contrajo a un 1,3% anualizado. La caída de los precios de los commodities también ha golpeado a otros países productores de petróleo, como Angola y Ghana. Según el periódico sudafricano Mail & Guardian, los precios de la mayoría de los minerales ha caído un 46% desde 2011 acumulativamente.
Bajo este escenario, Rowden no duda en decir que el “boom de Africa ha terminado”. A su juicio, el crecimiento de Africa “no será real, duradero o beneficioso para su gente hasta que esté basado en la industrialización más que en la exportación de commodities sin valor agregado”. Y es pesimista sobre el futuro: “Africa nunca va a llegar muy lejos sin manufacturación y no podrá hacerlo en virtud de los tratados de comercio e inversión de hoy en día”, escribe (ver entrevista).
En noviembre, The Economist llegó al mismo balance, al señalar que “muchos países africanos se están desindustrializando, mientras aún son pobres, elevando la preocupante posibilidad de que pierdan la oportunidad de enriquecerse al trasladar trabajadores desde las granjas a trabajos de fábrica mejor pagados”.
En 2000, la revista británica había dedicado su portada a Africa bajo el título “el continente sin esperanza”, la misma que volvió a concederle en 2011, pero esta vez ensalzando el “ascenso de Africa”. En un nuevo informe especial sobre el continente, en 2013 The Economist destacó a Africa como “el continente de más rápido crecimiento”, vaticinando que durante la próxima década su PIB aumentaría en un promedio de 6% al año, en parte gracias a la inversión extranjera directa. Pero al mismo tiempo la revista advertía que “el orgullo en los logros de Africa debe ir acompañada de la determinación de avanzar aún más rápido”.
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