Hogares de hijos que viven con sólo uno de los padres llegan al 33,6%
La mayoría de estos hogares monoparentales, un 87,8%, está a cargo de mujeres.
“¿Quién le cocina a tu hijo?”. “¿Quién le lava la ropa?”. Le preguntan a Álvaro Vilugron (44), cuando dice que vive solo con su hijo de 10 años. Separado hace seis, hace dos decidieron con su ex pareja que lo mejor para el niño era vivir con el papá. “Hay que atreverse a salir de lo cómodo, de ver a los hijos sólo el fin de semana. Eso es como un juego. Vivir el día a día es mucho más intenso”, asegura.
Como Álvaro, cada vez más hombres y mujeres en Chile viven solos con sus hijos. En 1990, según datos de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen), eran el 22,2% de todas las familias, lo que para 2009 alcanzó el 27,6%. Hoy, tal como muestran los datos de 2013, llegan al 33,6%, según el análisis del Centre for Experimental Social Sciences, Oxford-Usach (CESS).
Hogares que en su mayoría están compuestos por madres. En 1990 eran el 84,8% de los hogares monoparentales, 83,7% en 2009, 88,7% en 2011 y 87,8% en 2013. Hoy en el 43,7% de ellos la madre está viuda, 35,7% separada o divorciada, 12,6% soltera y 8% casada.
Eduardo Valenzuela, sociólogo y decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. Católica, dice que la caída en la presión social por el matrimonio y el aumento en la aceptación de la maternidad extraconyugal, ayudan a entender el fenómeno.
Los matrimonios civiles han disminuido: en el año 2000, según datos del Registro Civil, se efectuaron 66.607 uniones, las que en 2009 pasaron a 56.127. En 2013 la cifra alcanzó 63.413 matrimonios.
Junto a la baja en los matrimonios se experimentó un alza en el número de niños nacidos fuera de este. En 2012, el 69,73% de los niños inscritos en el Registro Civil nació fuera del matrimonio y, en 2014, 161.337 niños nacieron fuera y 76.204, dentro.
Reconocimiento social
Se trata de una diversidad familiar que cuestiona la familia nuclear heterosexual biparental como modelo hegemónico, sostiene Irene Salvo, psicóloga e investigadora del Programa Interdisciplinario de Investigación sobre Cuidados, Familia y Bienestar (CUIFABI), de la Universidad Alberto Hurtado.
Y si bien los matrimonios han disminuido, indica Valenzuela, se debe considerar que muchos de esos hogares son producto de divorcios. Luego de la promulgación de la ley de divorcio en 2004, en 2006 se realizaron 10.119, los que para el 2014 alcanzaron 47.253.
El mayor número de divorcios es consecuencia de múltiples factores, indica Salvo. Entre ellos, una mayor autonomía de las mujeres derivada de su inserción en el mercado de trabajo.
Para Herminia Gonzálvez, directora del Centro de Investigaciones Socioculturales y co directora de CUIFABI de la U. Alberto Hurtado, acoger esas transformaciones implica considerar las familias en Chile mucho más diversas y heterogéneas de lo que se piensa. “Visibilizarlo es necesario para que todas las formas familiares sean consideradas por la política pública”.
Modelos que no son nuevos, acota, Pamela Soto, académica de la Facultad de Psicología de la U. Diego Portales. “Socialmente se las reconoce y que se visualicen implica que éstas familias se integran socialmente sin sentir disociación entre la familia ideal y la real. Lo que contribuye a su bienestar”, aclara.
Otro aspecto importante, indica Juan Carlos Oyanedel, director del CESS, son los indicios de que el aumento de la escolaridad general también ha afectado la formación de esos hogares: “Ahora existen también hogares monoparentales en los quintiles superiores de ingreso (30%)”.
Inestabilidad económica
Una de las principales desventajas de un hogar monoparental es su restricción económica. “Son hogares con un sólo preceptor importante de ingresos. Los padres contribuyen, pero la contribución paterna suele ser en montos reducidos e inestables”, advierte Valenzuela.
Inestabilidad que revela Casen 2013. Tienen un ingreso promedio per cápita de $191.000 y el 25,8% pertenece al primer quintil, es decir, cuentan con un ingreso per cápita máximo de $74.969 al mes.
“La probabilidad de que un niño en hogar monoparental esté en la línea de la pobreza es muy alta, muchas veces es el equivalente. Eso es preocupante, la mayoría de los hogares de mujeres solas son pobres”, señala Valenzuela.
¿Soluciones? Modificar la legislación que no es eficaz al sancionar la irresponsabilidad paterna, dice Valenzuela: “Tolera mucho incumplimiento de los padres”.
La Encuesta Familia Como Recurso de la Sociedad 2015, del Instituto de Sociología UC, muestra que no se trata sólo de cuidado económico, ya que de los hombres que no pagan pensión de alimentos, el 65% visita nunca o casi nunca a sus hijos. De aquellos que sí pagan, el 76% visita a sus hijos con frecuencia, una o más veces a la semana.
Francisco Aguayo, psicólogo y director de Masculinidades y Equidad de Género (EME), señala que en el 75% de las parejas los hombres ganan más que las mujeres. “Ellos tienen que entender que tienen que dar más dinero, no es sólo un problema de paternidad ausente, también hay bajo pago. En ese territorio se expresa un tremendo drama que el sistema jurídico debería regular de mejor manera”.
Cambio de tendencia
Francisco Estrada, abogado y profesor de derecho de familia de la U. de Chile, señala que en los Tribunales de Familia cada vez es más frecuente ver hombres que quieren aumentar el tiempo que pasan con sus hijos o que piden tener el cuidado personal de ellos (tuición).
Según cifras de la Corporación de Asistencia Judicial (CAJ), desde el año 2012 hasta diciembre de 2014 se han otorgado 289 sentencias favorables para casos cuyo demandante fue de sexo masculino, esto representa un 20% del total de las demandas que terminaron con una sentencia.
En 1990, sólo el 5% de los hogares monoparentales era de hombres, en 2013 alcanzaron el 12,2%. “Hace una década eran pocos y significaba que el sistema los castigaba mucho, les obligaba a inhabilitar a la madre y a extremar recursos para tener ellos la tuición. Era un debate sangriento, eso hizo que muchas organizaciones extremaran sus discursos sobre el tema”, dice Estrada.
En 2013 se modifica la ley que regula el cuidado personal de los hijos y se establece el concepto de corresponsabilidad parental, es decir, ambos padres son responsables del cuidado de sus hijos, no sólo la madre. “Eso modifica el cuidado personal y se amplía el concepto de que ambos padres pueden ser cuidadores. Antes sólo la madre era cuidadora y si no había que inhabilitarla. Hoy muchos padres están interesados, pero las instituciones no están adecuadas para esa realidad”, dice Estrada.
El 12,2% de hogares monoparentales masculinos habla un cambio cultural incipiente, agrega Aguayo. “Los hombres no son vistos de la misma manera que las mujeres con respecto al cuidado. Hay muchos que están cómodos con las visitas, y muchas mujeres piensan que es cómodo y natural que ellas tengan la tuición, y si el padre falta se ve muchas veces como un accesorio. Se necesita una cultura que empodere más a los padres y poder negociar en igualdad de condiciones al momento de separarse, pensando en el bienestar de los hijos”.
Se trata de un tema en el que no sólo se requiere tener las ganas de cuidar a los hijos, insiste Estrada. “Lamentablemente muchos hombres tienen pocas habilidades y no saben pedir ayuda, ellos requieren de acompañamiento. Además, muchos vienen de historias de maltrato y necesitan orientación para ser parte del mundo de sus hijos”.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.