Ideología animada: chilenos exhiben las disputas arquitectónicas de EEUU y la Unión Soviética

El acero versus el hormigón armado no sólo representaron sistemas de construcción diferentes para ambas potencias. También fueron símbolos de sus ideologías, que a su vez se reflejaron en sus dibujos animados. Los ganadores del León de Plata en la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2014, exhiben ahora la investigación en la Trienal de Lisboa.




Popeye y Brutus colgados en los lados opuestos de una viga de acero a metros del suelo; Bugs Bunny camina sonámbulo sobre otra viga sin caer nunca, y Mickey Mouse corre a toda velocidad con una carretilla llena de ladrillos, cruzando de viga y viga, sin perder la sonrisa del rostro. En los años 30, Estados Unidos estaba orgulloso del sistema constructivo de sus primeros rascacielos, y así lo reflejaba en sus películas y dibujos animados. Mientras, la Unión Soviética exhibía sus efectivos paneles de hormigón en caricaturas similares, donde los personajes bailan y se trasladan sobre las inmensas estructuras.

El contraste ideológico, cultural y arquitectónico de ambos países enfrentados durante la Guerra Fría, se exhibe ahora en Coreografías: la exhibición del diseñador Hugo Palmarola y el arquitecto Pedro Alonso para la 4° Trienal de Arquitectura de Lisboa, que se desarrolla hasta el 11 de diciembre.

Ambos fueron reconocidos en 2014 con el León de Plata en la Bienal de Arquitectura de Venecia, gracias a una investigación sobre la KPD, una fábrica soviética de paneles de hormigón instalada en Chile durante la Unidad Popular. Ahora se embarcan en esta investigación que ya ha sido destacada por el diario británico The Guardian y la revista especializada Dezeen. La muestra consiste en dos videos proyectados simultáneamente y en loop, de caricaturas estadounidenses y soviéticas, donde se muestra la construcción con vigas de acero versus los paneles de hormigón armado.

"Para cada una de estas potencias fue muy importante enaltecer sus sistemas constructivos, que a su vez representan la fe de cada uno en los cimientos de su ideología. Los personajes animados hacen piruetas, bailan, caminan dormidos y se persiguen sin nunca caer. Hay una fe ciega de EEUU y la Unión Soviética en sus propias infraestructuras. Los EEUU pone en valor los rascacielos y su desarrollo del capitalismo, mientras la Unión Soviética simboliza el igualitarismo, con una estética cruda que retoma los principios del constructivismo", explica Hugo Palmarola.

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Harold Lloyd

La película Never Weaken (1921) de Harold Lloyd inauguró el género de "comedia sobre vigas de acero".[/caption]

En el caso de EEUU, este tipo de comedias que utilizaba vigas de acero como elemento de humor partió en 1921, con la cinta Never Weaken del comediante Harold Lloyd, y luego fue replicada por los estudios animados para episodios de Mickey Mouse, Popeye, Porky, Mr. Magoo, Bugs Bunny, Tom and Jerry, etc.

La Unión Soviética, en tanto, empezó a utilizarlos a partir de la película Cheryomushki (1963), basada en una opereta de Shostakóvich, que hacía una apología del hormigón armado, heredada luego por otras animaciones desconocidas en Occidente, como The Story of a crime y I'll get you. "En la medida que estas animaciones estaban dirigidas a un público general, y a los niños, estos sitios de construcción con coreografías de vigas y paneles eran también campos de batalla en la construcción de una cierta conciencia social hacia la política y la educación", explican los chilenos.

Chilenos destacados

El evento portugués ha ganado atención al desplegarse por toda la ciudad en seis sedes diferentes, además de contar con importantes arquitectos como David Chiperfield y Rem Koolhaas en el mismo apartado en que lo hacen Palmarola y Alonso. Además de ellos, la chilena Cecilia Puga participa como jurado del Premio a la Trayectoria, otorgado a la oficina francesa Lacanton & Vassal; mientras que el Premio Debut, para oficinas emergentes, fue para la chilena UMWELT, de los arquitectos Arturo Scheidegger (1983) e Ignacio García Partarrieu (1984), ambos de la U. Católica. Tras competir contra 145 participantes, los chilenos se impusieron en el galardón -dotado de 5 mil euros- por "un corpus de obra que combina proyectos construidos con trabajos de investigación altamente relevantes (…) en los que el pensamiento y el rigor de la construcción impulsa la renovación del imaginario formal de la arquitectura", señaló el jurado.

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