Ignacio Sánchez: "Me llama la atención que haya gente con tanta irritación sanguínea en contra de la UC y de este rector tras el fallo del TC"

Ignacio Sánchez  Rector de la Universidad Católica

Su rol frente a la despenalización del aborto, la crítica al gobierno por no reconocer el papel público de las universidades tradicionales, su preocupación frente a la ampliación de la gratuidad y las dudas que abre la visita del Papa. Todo eso a continuación.




Ignacio Sánchez abre la puerta de su despacho y se sienta en uno de los tres sillones instalados en medio de la habitación. Justo frente al rector de la Universidad Católica, sobre un arrimo, destaca una foto familiar, donde aparece con su esposa y sus siete hijos. Arriba, en la pared, figuran otras tres, donde se le ve junto a las máximas autoridades de la Iglesia Católica chilena, con el Papa Juan Pablo II, y en otra, más reciente, posando al lado de Francisco I. Una postal que Sánchez espera repetir en los próximos días, cuando el Sumo Pontífice visite la Casa Central de la UC, actividad que ya figura con día y hora en la agenda papal: el miércoles 17 de enero de 2018, a las 18.00.

¿Qué postura espera que asuma el Papa Francisco en su visita al país respecto de la agenda valórica que el gobierno ha establecido, como la despenalización del aborto, y de la que se comienza a discutir en el Congreso, como matrimonio igualitario y derechos de adopción?

La visita del Papa es un regalo para el país, además, hemos sido distinguidos con su futura presencia, lo que nos alegra mucho, ya que será una experiencia de fe y de crecimiento para toda nuestra comunidad. Los temas que va a abordar el Santo Padre en nuestro país solo los conoce él. Nos ha demostrado en otras visitas que todo lo humano le es propio y de interés, por lo que con seguridad va a abordar todas esas materias en nuestro país, para avanzar y fortalecernos como comunidad preocupada de la dignidad y crecimiento integral de cada uno de sus miembros.

¿Qué costos le trajo a la institución y a usted, en lo personal, haber liderado la oposición a la despenalización del aborto?

Siempre participamos con respeto en las discusiones sobre el tema, planteando respeto a la vida, cuidado de la madre y respeto al niño que está por nacer, y en mi experiencia, las personas siempre fueron muy respetuosas, pero me llama la atención que haya gente con tanta irritación sanguínea en contra de la institución y de este rector después del fallo del Tribunal Constitucional (TC). Ellos deben entender que la ley se aprobó con estas características.

¿Sienten como un triunfo propio la objeción institucional que reconoció el Tribunal Constitucional?

Sí, planteamos que era muy necesario tener una objeción de conciencia personal, no solamente al médico, sino que al equipo, y me alegra que sea a todos quienes podrían llegar a formar parte del procedimiento. Planteamos esta objeción poniendo un ideario institucional más que objeción de conciencia, porque es obvio que las instituciones son formadas por personas y son ellas quienes tienen conciencia. Ese fue un logro que obtuvimos y nos alegramos por ello, entendiendo que lamentamos mucho que se haya aprobado la ley de aborto en estas tres causales, diciendo que el embrión no se reconoce como persona hasta el momento de nacer. Eso es muy grave y lamentable. Así lo ratificó el TC y vamos a ejercer nuestro derecho de ideario institucional.

¿Qué harán con los profesores que trabajen en hospitales públicos que sí realicen abortos?

Hay profesores nuestros que se desempeñan en campos clínicos públicos y que tienen parte de su jornada en docencia con nuestros estudiantes, pero la institución no quiere estar metido en la cabeza de cada persona, son libres de actuar como determinen, pero nos parece que sería una incongruencia que un profesor nuestro, ocupando nuestro logo y delantal, en un campo clínico externo haga un aborto. No podemos ponerles un chip a nuestros profesores en los distintos campus por todo el día, creo que hay que quitarle el dramatismo, porque esta institución no va a perseguir a nadie.

Este punto ha sido tan polémico que llevó a algunos a contrastar la postura objetora de la UC frente al aborto por violación con la asistencia médica ofrecida a Karadima, sacerdote investigado por abusos sexuales... ¿Cómo interpreta ese tipo de críticas?

Los que hablan así no entienden el objetivo de la medicina. Es lamentable que las personas opinen sin tener un conocimiento. Cuando un paciente llega con un infarto agudo al miocardio de modo grave y se tiene que operar a las pocas horas, porque o si no fallece, estamos llamados a salvar la vida. La analogía que se debiera hacer es que si recibimos a una madre que se provocó un aborto, también la vamos a llevar a pabellón, restauraremos su salud de la misma forma, porque es un paciente grave que está en posible muerte. No veo que tenga ninguna relación recibir a una persona que esté condenada por hechos muy deleznables y criticables, porque sería lo mismo que se nos trasladara de la cárcel pública a un paciente que tiene un infarto y que ha cometido crímenes zanjados con condena, ahí me pregunto ¿no deberíamos atender esa urgencia? Todas estas argumentaciones y comparaciones no tienen ningún asidero ni sentido.

El jueves, tras la promulgación de la ley que despenaliza el aborto, la UC izó la bandera hasta media asta. ¿Por qué? ¿No pudo ser visto como un acto de provocación?

La UC considera que la aprobación del proyecto de ley de aborto significa un hecho triste y lamentable para el país, que será recordado para siempre. El cuidado y respeto a la vida debe ser nuestra primera preocupación como sociedad. Es por esto que izamos la bandera de la universidad a media asta, como signo y testimonio de duelo y dolor. No es un acto de provocación, sino de compromiso y coherencia con lo que desde la institución hemos planteado desde el inicio de esta discusión. Por otra parte, a través de la objeción de conciencia personal y ratificación del ideario institucional, reafirmamos nuestra decisión de proteger y cuidar la vida desde la fecundación hasta la muerte natural en todas nuestras dependencias de salud, hospitales, clínicas y Red de Salud UC Christus.

Público y estatal

Hace un año y tres meses se ingresó el proyecto de educación superior, pero tras las críticas se decidió realizar un escrito propio para las universidades estatales. ¿La separación de estos proyectos generó tensión al interior del Cruch?

Al principio manifestamos nuestras diferencias sobre el proyecto global, como la falta de reconocimiento de lo público que no fuera del Estado, nos parecía que no había una valoración real de las universidades regionales, pero esto se tensionó más con la división, porque como G9 (red de universidades públicas no estatales que integran el Cruch) pensamos que las universidades del Estado han acordado temas más como de este rol que como Consejo de Rectores. Los rectores de las universidades estatales han estado más preocupados de ese proyecto de ley que el de educación superior.

¿Qué costos trajo la división de los proyectos?

Cuando se saca un proyecto de ley específico para las estatales, pueden pasar dos cosas: o se minimiza el gran proyecto de reforma a la educación superior o se desvían los intereses de las universidades que están en uno u otro mundo. Ahora la discusión está enfocada hacia las Ues. estatales más que con el proyecto global, lo que me parece un error, porque este último va a influir en todas. Como rectores estamos trabajando en dos bandas: una como G9 hablando del proyecto de ley en general, y el Cuech más focalizado en otro proyecto.

¿No pareciera razonable que el Estado haga una ley para instituciones que son de su propiedad?

Me parece normal que tengan un tratamiento jurídico particular, porque tienen características jurídicas especiales, pero en un sistema de educación superior que está articulado por un consejo de rectores que por más de 60 años trabaja en conjunto, en el mismo proyecto de ley podría haberse dado una solución. Se tomó la decisión de un proyecto especial para dar más fortalecimiento, pero eso no puede ser a expensas de otras instituciones.

Y ahora tal como está, ¿el proyecto es a expensas de ustedes?

Por el planteamiento económico, sí. Si se comparan los aportes económicos que se han dado a las universidades estatales y las del G9 en los últimos cuatro años hay un desbalance importante. El aporte económico debería ir ligado al aporte a la comunidad, con estudiantes vulnerables bien formados, por eso llamamos a que se evalúe seriamente, según el resultado que cada una de estas instituciones entrega.

¿Piden un trato igualitario al que se les dará a las universidades estatales?

Equivalente más que igualitario...

¿Cuál es la diferencia?

La diferencia es que, por ejemplo, si una institución estatal de regiones necesita mayores aportes durante un tiempo, estamos todos de acuerdo en que la reciba. Si una institución de G9 necesita por alguna circunstancia un aporte extra, pensamos también que tiene que ser equivalente. Por eso el trato no tiene que ser necesariamente con dar lo mismo, sino que estar en relación con las necesidades particulares y al aporte que esa institución va a entregar.

El rector de la U. de Chile, Ennio Vivaldi, dijo que se "naturalizó el aporte del Estado a universidades privadas y que en otros países no pasa". ¿Por qué en Chile sí se debería seguir dando recursos a las universidades privadas y no a un colegio privado?

Eso que en el mundo no pasa no es tan así, sabemos que sí ocurre en Nueva Zelandia, Australia, Holanda y algunos lugares de Alemania, donde hay instituciones privadas que tienen recursos estatales por el aporte público que entregan. La diferencia con los colegios es que en la educación superior se trata que sea lo más inclusiva posible, en la UC hay 4.500 estudiantes con gratuidad que nunca podrían haber llegado acá sin apoyo estatal. Las instituciones piden recursos para formar a estudiantes de muy buena calidad que de otra manera no podrían entrar.

Entonces... ¿El rol público es lo que los hace merecedores de recibir recursos estatales?

Las universidades tienen función de crear conocimiento que es de bien público, y eso requiere un apoyo del Estado para que se produzca, de otra manera un sistema universitario amplio y diverso no existiría. Entonces, si una institución que no tiene fin de lucro, sino que tiene la intención de bien público, no es apoyada por el Estado, lo que va a ocurrir es que se va a jibarizar el sistema de educación superior. Hay que salir de la lógica de la competencia o de no estar contento porque a uno se le apoye y a otro no, tenemos que manifestar nuestra voz de que los apoyos a un sector como las universidades estatales no pueden ser en desmedro de otro grupo.

Aumento de la gratuidad

Es conocido que la implementación de la gratuidad les ha generado déficit, pero el Mineduc adecuó mecanismos para subsanarlo, como aportes por investigación. ¿Esto ayudó a corregir los problemas?

Hay que reconocer el esfuerzo que hace el Mineduc, porque reconoce que las instituciones de alto nivel de investigación favorecen a los estudiantes. En algunos casos estos déficit han disminuido, en otros desaparecieron, en otras como la nuestra se han mantenido, pero si se sube al 60% la gratuidad, para nuestra institución son cerca de mil alumnos más y, por lo tanto, si no hay correcciones de lo que estamos hablando, nuestro déficit, que bajó de $ 1.700 millones a $ 1.000 millones va a volver a subir. No podemos financiar estos déficit incrementando los aranceles de los estudiantes que están pagando.

¿Dicho así pareciera que la gratuidad es una amenaza para la calidad?

Es un riesgo, pero se debe abordar, ya conversamos con la jefa de la Dirección de Educación Superior, y sabemos que los cambios no pueden ser repentinos.

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