El jugador más veterano del mundo
A los 54 años, el volante uruguayo juega en el Canadian de la segunda división de su país, lo que le valió dos Guinness. El retiro no es tema para él, pero sí lo es el duelo del martes entre la Roja y la Celeste.
A los 54 años, la mayoría de las personas enfrenta el último tramo de su vida laboral antes de pensar en la jubilación. Si esto lo trasladamos al fútbol, lo lógico sería pensar que absolutamente nadie se encontraría jugando profesionalmente a esa edad. Craso error.
Robert Carmona se encarga de demostrar lo contrario. Es el futbolista más longevo del mundo y pulverizó la marca del legendario sir Stanley Matthews, quien terminó su carrera a los 51. Este uruguayo, que juega como volante izquierdo en el Canadian SC de la Segunda División charrúa, ha sido reconocido dos veces por el Guinness debido a su proeza.
"La idea surgió un día en que mi hija vio el libro de Guinness en una librería y me preguntó si yo estaba ahí. Eso me produjo curiosidad. No pensaba continuar mucho más hasta ese momento. Abrí el libro y me encontré con el italiano Marco Ballota, que tenía el récord en la UEFA, con 43 años. Así que seguí y no he parado. He recorrido 10 ó 12 equipos de ascenso", comenta.
Su vida en el fútbol comenzó a los 17 años. Increíblemente nunca jugó en la primera división de su país. "En mi carrera, de joven, no tuve la suerte de jugar en los equipos de élite. Mi trayectoria ha sido siempre en segunda y tercera y en el fútbol semiprofesional de Estados Unidos, donde estuve varios años", explica.
El secreto de mantenerse en buena forma a su edad radica en una vida ejemplar fuera de las canchas, donde la decencia y los valores son su carta de navegación: "No ha sido fácil para mí, pero considero que tengo un físico privilegiado. He tenido una conducta de entrenamiento intachable y sin vicios. Todo el tiempo me entrené solo o en un equipo. De hecho, mi peso siempre ha estado entre los 70 y 74 kilos. Actualmente estoy en 72. Llegué a medir 1,80, pero uno se va poniendo viejito y uno se va achicando, así que debo estar en 1,75".
Ha sido tan larga su trayectoria que ha llegado a protagonizar situaciones insólitas. La primera ocurrió el año pasado: "Jugando en Pan de Azúcar, donde había estado en los 80, me tocó compartir equipo con el nieto de uno de mis compañeros de esa época".
La segunda es más compleja y tiene que ver con la valoración que hacen las hinchadas rivales sobre su inclusión. "Por ahí es complejo jugar de visita, porque el clima está algo violento en el fútbol uruguayo. Y si entro, los hinchas locales pueden tomar como una burla que juegue alguien de tan avanzada edad. Así que la idea es que juegue en los partidos de local, pero en general hay un gran respeto hacia mí", confiesa.
Eso sí, su regreso a las canchas va a tener que esperar, debido a un problema en el tobillo. "Ya estoy en la parte final de mi recuperación y espero volver en las últimas fechas", apunta.
Mientras tanto, sus actividades continúan, ya que su figura ha sido tomada por el gobierno uruguayo como un ejemplo para la sociedad. Por ello, colabora con fundaciones. "No se necesita jugar en Europa o ser Messi para transmitir valores. El esfuerzo, los códigos, la conducta y la erradicación de las drogas y el alcohol son mis grandes propósitos. Y gracias a Dios, tener tanta prensa me ha permitido poder hacerlo", destaca.
Por supuesto que no quiere quedarse fuera de la contingencia y opina sobre el partido del martes, entre su país y la Roja. "Merecen mis respetos por las dos copas que han ganado. Han tenido un crecimiento futbolístico con un trabajo técnico y táctico. Si bien no han rendido todo lo que se esperaba en la Eliminatoria. Va a ser un partido duro y Chile de local es muy fuerte, aunque Uruguay tiene grandes jugadores", afirma el experimentado volante, quien del plantel actual destaca a Arturo Vidal, pero se queda con baluartes de antaño: "Yo tengo muy presente en mi retina a Aravena. Salas, Zamorano y Caszely. Grandes jugadores".
Actualmente se encuentra haciendo los papeleos para su tercer Guinness consecutivo y también está remitiendo sus antecedentes a la FIFA para obtener otro reconocimiento más.
Casado y con tres hijos, de 30, 16 y 12 años, Robert ya piensa en el futuro. "Tengo un montón de ofertas de equipos del ascenso y también del Canadian. No se gana mucho en Uruguay, salvo en los grandes de Primera División, así que tengo que ver bien qué voy a hacer", afirma. Porque como él dice, hay Carmona para rato.
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