La encrucijada del próximo gobierno para avanzar en el Congreso
El Parlamento amenaza con convertirse en el gran dolor de cabeza del nuevo Presidente, ya que ningún bloque político por sí solo cuenta con votos suficientes para imponer sus términos. Y aunque un eventual pacto entre la Nueva Mayoría y el Frente Amplio podría abrir espacios para avanzar en leyes de quórum calificado en la Cámara Baja, queda la interrogante de qué pasará con propuestas emblemáticas, como la reforma al sistema de pensiones y a la Constitución.
"El futuro secretario general de la Presidencia será el fusible del próximo gobierno". La frase se repite en conversaciones de distintos sectores del Congreso para retratar la ardua labor que deberá encabezar quien asuma como jefe de la Segpres -cartera a cargo de la agenda legislativa de los gobiernos- en la próxima administración (2018-2022).
Con el aumento de 120 a 155 diputados y de 38 a 43 senadores este año (llegarán a 50 en 2022), además de la nueva composición de fuerzas tras la elección de noviembre, el diagnóstico generalizado es que será prácticamente una "hazaña" para el futuro Ejecutivo, ya sea de Alejandro Guillier o de Sebastián Piñera, manejar la agenda legislativa y abrir camino a sus proyectos en el Parlamento.
* Cámara de Diputados
En el caso de la Nueva Mayoría, la elección golpeó a algunas colectividades oficialistas que disminuyeron dramáticamente su tamaño en la Cámara Baja, mermando, de paso, el número de escaños del sector. La DC comenzó el actual periodo con 22 diputados y en el siguiente tendrá 14, mientras que el Partido por la Democracia bajó de 14 a ocho sus integrantes.
Así, de un total de 155 escaños, los partidos de la Nueva Mayoría contabilizarán 57 cupos en la Cámara: 19 el PS, ocho el PC, ocho el PR, además de los ya mencionados del PPD y la DC.
La realidad del oficialismo, dicen en el bloque, obligará al sector a buscar alianzas con otros sectores para avanzar en la agenda de Guillier en caso de que el senador por Antofagasta llegue a La Moneda.
De hecho, con los votos del Frente Amplio (20) y de la única representante del PRO en el Congreso, Marisela Santibáñez, la denominada centroizquierda alcanzaría los 78 diputados, exactamente el número de votos que se requerirán en el próximo periodo para leyes de quórum calificado (mayoría de los diputados en ejercicio).
El desafío, sin embargo, es complejo, considerando que el Frente ha señalado que será oposición al próximo gobierno.
Así, las miradas del oficialismo están puestas también en la Federación Regionalista Verde Social, que cuenta con cuatro parlamentarios, entre ellos los ex DC Jaime Mulet y Alejandra Sepúlveda, quienes dieron su apoyo a Guillier, y en el también ex falangista René Saffirio, quien se eligió como independiente.
El rol de la diputada Santibáñez también será clave. Por lo mismo, tanto el FA como todos los partidos de la Nueva Mayoría -a excepción de la DC- la han tentado para sumarse a sus respectivos comités. En las conversaciones ha participado también el máximo exponente del PRO, Marco Enríquez-Ominami.
Desde la oposición, si bien la pretensión del candidato de Chile Vamos y ex Presidente Sebastián Piñera era alcanzar 76 diputados, el bloque quedó como 72 cupos: RN 36, la UDI 30 -que perdió la hegemonía frente a sus socios- y seis Evópoli.
Bajo ese cuadro, también se verán forzados a tender puentes en el Parlamento para sacar adelante la agenda de Piñera en caso de que el ex mandatario retorne a La Moneda.
* Senado
En la Cámara Alta se avizoran también dificultades para el próximo Ejecutivo. La actual oposición contará con 19 senadores: 10 UDI, siete RN y dos Evópoli, aunque el gremialista Iván Moreira hoy está desaforado. La Nueva Mayoría alcanzó 21 representantes y el FA tendrá a su primer senador, que será clave para inclinar algunas balanzas, al igual que los dos senadores independientes: Carlos Bianchi y Pedro Araya, que participa del comité de su ex partido, la DC.
"Nadie la tiene fácil en el próximo gobierno, sea quien sea elegido, porque el Congreso, como consecuencia de este sistema proporcional más amplio, generó total diversidad", explicó el senador UDI Hernán Larraín. El parlamentario agregó que en el caso de Chile Vamos se "tienen que buscar votos de centro, moderados, independientes, con quien pueda articular una mayoría en la que se puedan aprobar las cuatro o cinco reformas cruciales que va a querer impulsar un eventual gobierno de Sebastián Piñera, de manera de poder juntar esos votos en forma sólida, estable y que le permitan sacar adelante su programa".
Desde el oficialismo, el abogado constitucionalista Fernando Atria (PS), a quien Guillier reclutó para encabezar la propuesta de una nueva Constitución en su comando, sostuvo que "ninguno de los tres bloques, ni Chile Vamos, ni la Nueva Mayoría, ni el Frente Amplio tienen mayoría, entonces la legislación que se dicte va a tener que ser negociada y acordada por lo menos por dos de esos grupos (...). En términos de quórum, si uno pudiera así libremente sumar, la Nueva Mayoría más el Frente Amplio tienen quórum hasta leyes de quórum calificado, la derecha por sí sola no tiene quórum, ni siquiera para eso; sumando algunos votos podría acercarse".
* Reformas claves
Con ese cuadro general, en los equipos de los candidatos ya han comenzado a efectuar algunos cálculos pensando en el camino que deberán atravesar sus respectivos proyectos emblemáticos en caso de un triunfo en los comicios.
Aunque los programas de cada abanderado incluyen cientos de medidas, hay algunas áreas de alto alcance en que se han centrado las miradas.
En el caso de Guillier, se mencionan medidas como la nueva Constitución, la reforma al sistema de pensiones y al Crédito con Aval del Estado (CAE).
Considerando los altos quórum que requiere una reforma constitucional: 3/5 como norma general (93 diputados en el próximo Congreso) y 2/3 (103 diputados) en capítulos específicos, en el comando del senador asoman ya alternativas a las que se podría acudir para crear, por ejemplo, la AFP estatal.
Una de las fórmulas apunta al artículo 19 N° 21 de la Constitución, que permite al Estado el desarrollo de actividades empresariales, como podría ser una AFP de ese tipo.
El mencionado artículo -que requiere quórum calificado, es decir, la mayoría de los parlamentarios en ejercicio- consagra que "el Estado y sus organismos podrán desarrollar actividades empresariales o participar en ellas sólo si una ley de quórum calificado los autoriza". También estipula que dichas actividades estarán "sometidas a la legislación común aplicable a los particulares".
En cuando a una nueva Carta Magna, en el comando han seguido con atención el rumbo del proceso que inició la Presidenta Michelle Bachelet. En concreto, la reforma al Capítulo XV para generar una Convención Constitucional, que se tramita en el Congreso. Considerando que para reformar el capítulo se requieren 2/3 -que no tiene el oficialismo-, en el equipo ven con buenos ojos dirigir los esfuerzos hacia la posible realización de un plebiscito en caso de que no se logre aprobar la Convención,
Para ello, apuntan a una posible reforma al artículo 15 de la Constitución que asegure, a través de la Constitución y de la ley, que el Presidente pueda llamar a un plebiscito. La posibilidad genera fuerte reticencia en la derecha, donde aseguran que si se pretende establecer la realización de plebiscitos en la legislación chilena, sólo deben generarse a través de la Carta Magna.En el comando del ex presidente, en tanto, señalan como algunas iniciativas emblemáticas para un eventual segundo gobierno de Piñera una nueva reforma tributaria, los cambios al modelo de pensiones; la reforma educacional (90% de gratuidad en educación técnico- profesional, salacuna universal y gratuidad en jardines infantiles) y la ley de red de clase media protegida.
La tarea mayor, dicen, será como aterrizan y logran despachar en el Congreso las propuestas programáticas del candidato si son gobierno nuevamente. En esa línea en la derecha aseguran que en casos de cambios legales se requerirá solo quórum de Ley Orgánica Constitucional, no obstante, si se busca materializar cambios profundos, se procederá a legislar en torno a reformas constitucionales, por lo que se necesitarán o 3/5 o incluso en algunos casos los 2/3. Piñera, de hecho, ha sido enfático en que buscará impulsar "acuerdos" si gana hoy.
* Tribunal Constitucional
"Actúan como una tercera cámara". La acusación hacia el rol del Tribunal Constitucional (TC) se escuchó con fuerza en sectores de la Nueva Mayoría a mediados de año, cuando el organismo debió fallar sobre el proyecto de despenalización del aborto en tres causales.
Parlamentarios del sector se volverían a enfrentar con el órgano esta semana por el proyecto que fortalece el Sernac.
El rol del TC en un eventual futuro gobierno de Guillier genera fuerte inquietud en las filas oficialistas, considerando la composición del órgano, reconocido por su sensibilidad -mayoritariamente- de centroderecha. Se calcula que de los 10 integrantes, seis son cercanos a Chile Vamos y cuatro a la Nueva Mayoría. A esto se suma que el presidente Iván Aróstica, de tendencia de centroderecha, es el voto dirimente en caso de controversia.
En abril de 2018, el ministro Carlos Carmona, colaborador de los gobiernos de la Concertación, finalizará su periodo y el próximo presidente deberá escoger a su reemplazante, ya que fue designado por Bachelet en 2009. Marisol Peña, en tanto, deberá ser reemplazada en junio de 2018 por la Corte Suprema.
En la Nueva Mayoría no descartan que la centroderecha, en caso de ser oposición, recurra constantemente al TC para frenar iniciativas claves. En esa línea, inquieta que el órgano pueda plantear que algunos proyectos que de acuerdo al oficialismo requieren de leyes ordinarias, el TC indique que requieren reforma constitucional.
"Es muy peligroso tener un Tribunal Constitucional que no reconoce límites a su competencia y está dispuesto a declarar que son leyes orgánicas constitucionales cuestiones que no lo son, u opinar sobre lo que pasa constitucionalmente en el país a través de comunicados, yo creo que eso es una cosa aberrante", expresó Atria.
Sin embargo, Larraín aseguró que "no creo que el TC sea un dique de contención a cambios políticos, simplemente a aquellos cambios que de una u otra forma tratan de saltar la Constitución".
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