La Niña podría agudizar sequía en 2016
Expertos en clima, reunidos en una conferencia internacional en Santiago, señalan que lo más probable es que tras el actual Niño extremo, reaparezca con intensidad La Niña, su opuesto seco y frío. Con ello, el déficit hídrico que persiste en algunas zonas, podría seguir.
El último reporte sobre El Niño, publicado ayer por la Administración Nacional Océanica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA), señala que se trata de un evento fuerte, como se había proyectado, y que existe un 95% de probabilidad de que continúe así durante el verano y que vaya debilitándose hacia el otoño de 2016.
¿Qué pasará después de eso?. Todavía no es posible proyectar con certeza, pero expertos en clima, reunidos en la Conferencia Internacional sobre Meteorología y Oceanografía del Hemisferio Sur (Icshmo) -que se desarrolla hasta hoy en la U. de Chile-, señalan que lo más probable es que regrese La Niña; la fase fría del fenómeno conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO), que provoca lluvias intensas hacia Australia, pero déficit de ellas en Chile.
Michael McPhaden, investigador senior de la NOAA, indica que en la actualidad El Niño sigue creciendo y que el peak de temperatura en el Pacífico tropical debería darse entre noviembre y enero, como ocurre tradicionalmente, para comenzar a declinar. Se estima que será uno de los dos eventos más fuertes del registro (el principal ocurrió en 1997-98). Un Niño así ocurre cada 15 ó 20 años.
“El Niño típicamente declina en la temporada de marzo a mayo. A veces transita rápidamente de un territorio neutral a La Niña, lo que caracteriza a muchos Niños. Eso no garantiza que la veremos a fin de año (2016), pero hay una posibilidad significativa de que sea así”, indica.
El registro del fenómeno muestra que la fase cálida de ENSO -como la actual- es seguida por una fase fría, fuerte o moderada. “No podemos decir si hay signos de qué tan fuerte será, pero lo más probable es que una fase fría siga al Niño actual”, asegura.
David Karoly, profesor de ciencias atmosféricas de la U. de Melbourne, Australia, y miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), concuerda y agrega que tras el debilitamiento de El Niño, lo más común es una transición hacia La Niña, sin embargo, sólo podrán confirmarlo a partir de enero de 2016, “con más confianza en mayo o junio del próximo año”.
Ken Takahashi, investigador del Instituto Geofísico del Perú, explica que hay una barrera de predictibilidad y, más allá de febrero, no es posible ver qué ocurrirá. “Es como una pared. Conforme vayan avanzando los meses podemos ver un poco más”. Hasta diciembre, al menos, no podrán ver qué podría ocurrir hacia el otoño, pero señala que después de un Niño de la magnitud del actual, debería venir el cambio abrupto a La Niña.
La fase fría del fenómeno es radicalmente opuesta a El Niño, por lo que es típico observar condiciones más secas y frescas de lo normal hacia Chile, pero más húmedas hacia Australia y el sudeste asiático. La última Niña del registro en Chile se produjo en 1998, tras un Niño extremo, y en Santiago dejó sólo 89,3 mm de precipitación.
Impacto del calentamiento
“Cómo el cambio climático puede afectar a El Niño es uno de los temas de investigación más importantes hoy”, dice McPhaden.
El Niño impacta en muchas partes del planeta y si lo afecta el cambio climático, todo el conocimiento que los científicos tienen sobre él podría no ser aplicable en el futuro. “Mucho de nuestro conocimiento de cómo cambiará el clima viene de grandes modelos computacionales. Estos son buenos diciendo qué pasa en el sistema climático a grandes rasgos y cómo evolucionará con el aumento de gases de efecto invernadero, pero no de algo tan complicado como El Niño, donde muchos procesos físicos interactúan”, dice.
Las últimas investigaciones sugieren que en un mundo más cálido, los Niños extremos serán más frecuentes. “No ahora, pero en los próximos 50 años”, dice Karoly, que agrega que, incluso si la frecuencia no cambia, será más extremo. “Las regiones secas se volverán incluso más secas durante El Niño y las áreas más húmedas se volverán más húmedas”.
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