La Roja de Talla Baja: "Queremos derribar los estereotipos"
Tienen entre 10 y 45 años y miden en promedio 1.25 metros de estatura. Juntos conforman la primera selección de fútbol de personas de baja estatura, que en diciembre representará a Chile en el Cuadrangular Internacional Paraolímpico de Perú.
Son las 4 de la tarde de un sábado de septiembre y un grupo de amigos, provenientes de distintas partes de Santiago, llega a una de las canchas del Parque O’Higgins a jugar a la pelota.
No es un equipo cualquiera. Cuentan con un preparador físico y un director técnico que guían el entrenamiento de aproximadamente noventa minutos, en donde participan cerca de 25 personas que en promedio no sobrepasa el metro y veinticinco de estatura.
Ellos conforman la Selección Chilena de Fútbol de Talla Baja, también conocida como “Los Diablitos”. Un equipo formado en octubre de 2015 y que hoy se prepara para participar en el Cuadrangular Internacional Paraolímpico, torneo que reunirá a otros equipos de iguales características y que se disputará en diciembre en Lima, Perú.
Los jugadores de “Los Diablitos” tienen entre 10 y 45 años, son apasionados, tienen carácter y no se achican ante nadie. Y es que reconocen que con el equipo no sólo buscan alcanzar títulos en competencias paraolímpicas, sino también visibilizar la realidad de las personas de baja estatura, quienes se ven estigmatizados por los programas de televisión.
“Las personas de talla baja somos mucho más que Morandé con Compañía”, explica Tomás Meneses, el capitán del equipo.
Tomás, quien padece acondroplasia, mide 1.25 mts. y se define como “vegano y viudo de Bielsa”. Tiene 22 años y se encuentra en pleno proceso de formación para convertirse en entrenador de fútbol profesional. Todos los días intenta potenciar el coraje y la garra de su equipo, cualidades que dice ver en Claudio Bravo, el capitán de La Roja y otro de sus ídolos.
Para él, la estatura nunca ha sido un problema ni tampoco se ha sentido víctima de discriminación. “El morbo de la televisión ha generado que durante muchos años se nos trate con burlas. Pero las personas de baja estatura nos desenvolvemos en distintos ámbitos, varios son profesionales. A través de la selección queremos derribar los estereotipos”, explica el jugador.
Futbolistas diferentes para otro Chile
Los primeros recuerdos de la infancia de Tomás están asociados al fútbol. Cuenta que su madre le pasaba una pelota para jugar cuando era menor y desarrollar así sus habilidades motoras. Desde esa época no volvió a separarse de su pasión. Incluso en varias ocasiones se escapó de su casa para jugar partidos.
Actualmente, además de liderar su selección, entrena a niños del Club deportivo social y cultural Estrella Roja, de San Miguel, donde realiza su práctica profesional para convertirse en iniciador. “Los niños, desde el primer momento, me trataron con mucho respeto. Pese a mi estatura, entienden que soy adulto. Nunca han actuado con burlas”, relata.
Quien lo conoce desde que estaba en el colegio es Cristóbal Brunet, otro de los integrantes de “Los Diablitos”. Cristóbal cuenta que junto a Tomás jugaban fútbol desde muy pequeños cuando eran compañeros en el The English Institute de Providencia.
“Si no teníamos pelota, jugábamos con cualquier cosa. Hasta una caja de té nos servía”, dice entre risas.
Cristóbal, de 24 años, dejó su carrera de ingeniero comercial para dedicarse completamente al fútbol. El año pasado también se matriculó en el Instituto Nacional del Fútbol, Deporte y Actividad Física para seguir la carrera de entrenador profesional. “Sentí que era el momento y me atreví”, añade.
Aunque espera terminar sus estudios de ingeniería, que dejó hasta cuarto año, por ahora sigue los pasos de su padre, un ex dirigente de los cadetes de Colo Colo, el equipo de su pasión.
Para él, la estatura tampoco ha sido un impedimento para alcanzar sus sueños. De hecho, durante gran parte de su vida dirigió y jugó en equipos de amigos donde todos eran más altos que él. “La única diferencia es que nosotros somos menos ágiles y nos cansamos más rápido, pero perfectamente podría formarse una selección profesional con personas de distintas alturas. Creo que aún no se ha hecho por un tema de competitividad”, asegura.
Cristóbal se atreve a decir que el equipo llegó justo a formar parte de los cambios sociales que experimenta Chile en materia de inclusión.
A su juicio, hoy existe cada vez más conciencia de que no se debe discriminar, y dice que vienen a demostrar de que, pese a las diferencias físicas, están capacitados para realizar las mismas actividades que los más altos.
“Eso es muy lindo”, reconoce.
Ambos amigos no dejan de soñar en que podrían traer una nueva alegría al país si ganan el campeonato de Lima. “Si Chile salió campeón de América dos veces, todo es posible”, agrega Tomás.
A pesar de todo, a veces, es la propia cotidianidad la que los enfrenta de golpe y les recuerda que en Chile aún queda mucho por avanzar. “Todavía ir al cajero automático o al banco es un problema. Le tengo que pedir al guardia que saque plata por mí”, explica Tomás. Y a eso se suman otras dificultades como alcanzar productos ubicados en las despensas de los supermercados, y más de alguna vez enfrentarse a las miradas o comentarios de los transeúntes en las calles.
Punto de encuentro
Uno de los integrantes más altos de “Los Diablitos” es Jimmy Morales, de 21 años, oriundo de Quilicura. Mide un 1.45 mts., altura que alcanzó tras someterse a varias cirugías de tibia, fémur y brazo. Jimmy también soñó en su infancia con convertirse en futbolista, pero nunca le dieron la oportunidad en algún club debido a su altura.
Para este estilista de formación, el equipo le ha permitido conocer a personas de su misma estatura y compartir iguales problemáticas. “Yo soy muy tímido, pero con algunos compañeros hemos formado un grupo de amigos con el que salimos a carretear, además de compartir los entrenamientos”, relata.
Jimmy sufrió un cambio en su personalidad cuando entró a la enseñanza media. Dice que se volvió un joven retraído y callado cuando tomó conciencia de que era más pequeño que sus pares. Las inseguridades se instalaron en su vida, pero hoy gracias al fútbol las está superando.
Actualmente, se desempeña como operador en una tienda de ropa y no como peluquero, pese a que ese es su título profesional. “Me da miedo enfrentarme a la gente, por eso no he ejercido”, reconoce.
Al igual que Tomás y Cristóbal sueña con convertirse en futbolista profesional. Su ídolo es Alexis Sánchez. Pero en lo personal anhela en formar una familia. “Uno se enamora mucho, pero es difícil estar en pareja”, relata. Eso también se refleja en las historias del resto del equipo: hasta ahora ninguno de los 25 integrantes está casado ni tiene hijos.
El gran desafío
“Los Diablitos” se encuentran en proceso de convertirse en una Corporación Deportiva para gente de talla baja. De esta manera, el equipo puede ser integrado por cualquier persona que tenga una displacia esquelética que implique menor estatura.
“Otras organizaciones que existen en Chile sólo están dirigidas a quienes padecen de acondroplasia, conocido popularmente como enanismo”, explica el capitán del equipo. Por eso se preocupan de marcar esta diferencia.
Junto a esto y los entrenamientos “Los Diablitos” enfrentan otro desafío: reunir los recursos para asistir al torneo internacional de Lima, donde se enfrentarán a otros equipos. Así se preparan para sumar un nuevo título a la historia del fútbol chileno.
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