La tensión e incertidumbre electoral se instalan en Ecuador

Ecuador vive este lunes una de sus jornadas postelectorales más tensas e inciertas desde que Rafael Correa ganó en segunda vuelta en 2006. Esto, porque al candidato oficialista Lenín Moreno le falta apenas un puñado de votos para evitar la segunda vuelta y porque el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que los resultados definitivos de los comicios del domingo se conocerán recién el jueves.

Moreno, de tono conciliador y que propone la continuidad de la Revolución Ciudadana de Correa, alcanzaba el 39,1% de los votos, seguido por el ex banquero de derecha Guillermo Lasso, que obtenía un 28,3%, según el 89% escrutado. Para ganar las elecciones en Ecuador un candidato debe obtener el 50% o bien el 40% con una diferencia de 10 puntos sobre su más cercano contendor.

El candidato del oficialismo, que se desplaza en silla de ruedas tras un brutal asalto en 1998, no descartó un escenario de balotaje, aunque confiaba que podría imponerse en primera vuelta. A su vez, la oposición denunció un eventual fraude, mientras que Correa dijo que hay que contar "voto a voto".

Pero lo único cierto hasta la tarde de este lunes es que la tensión electoral iba en aumento, especialmentes después de que el CNE informara que no está en condiciones de dar los resultados por una serie de irregularidades en el 5,4% de las actas. Así, la incertidumbre sobre un posible balotaje provocaron un clima de polarización en distintos puntos del país. En la capital, Quito, los partidarios de Lasso se apostaron frente al Consejo Nacional Electoral de Ecuador (CNE) alegando un eventual fraude. Los gritos de "fuera Correa" y "resultados ya", se escucharon en medio de un centenar de banderas ecuatorianas.

Según el presidente del CNE, Juan Pablo Pozo, existe un 11% de las actas que todavía están pendientes de incluir en el cómputo de los votos, entre éstas las que presentan "inconsistencias". Pozo llamó a los electores a "esperar los resultados oficiales en un ambiente de paz, pues existen márgenes estrechos para definir si hay segunda vuelta". "Huele mal eso. ¿Cómo se van a demorar tres días?", reaccionó Lasso ante la prensa.

Antes de los comicios del domingo, los sondeos y analistas pronosticaron que había grandes posibilidades de ir a una segunda vuelta, la primera desde 2006.

Desde entonces Correa, quien en mayo pondrá fin a un mandato de 11 años, logró ganar la Presidencia en primera vuelta en las elecciones de 2009 y 2013. Pero la situación del país ahora es distinta. El oficialismo ha perdido votos y apoyo debido a la complicada situación económica por la atraviesa Ecuador, cuya economía ha sido golpeada por la caída de los precios del petróleo y también por algunas denuncias de corrupción que involucran al gobierno.

"La población mayoritariamente desea un cambio en el modelo económico y en la forma de relacionamiento entre Estado y sociedad hasta ahora caracterizada por un control y persecución desde el gobierno hacia cualquier forma de opinión disidente", aseguró a La Tercera el analista político ecuatoriano Santiago Basabe.

De realizarse un balotaje, el próximo 2 de abril, se abriría un escenario de incertidumbre para Moreno, quien fue Vicepresidente de Correa.

Tras aceptar su derrota, la ex diputada de derecha Cynthia Viteri -quien obtuvo 16,30% de los votos el domingo- anunció su respaldo a la candidatura de Lasso. Con este apoyo las posibilidades de Lasso de obtener la Presidencia aumentan. "En un balotaje, las probabilidades de Lasso de ganar se acrecientan. Hay un porcentaje estimable del voto de otros candidatos que lo apoyarán. Moreno tendría dificultades para subir los 10 puntos que le faltarían", explica Basabe. Sin embargo, el abanderado oficialista podría recibir los votos de Paco Moncayo, quien logró un nada despreciable 6,7% en los comicios. De ganar, Moreno contaría con mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.

En Ecuador no sólo estaba en juego la Presidencia, sino que también estos comicios reflejaban el fin de un ciclo de gobiernos de izquierda en América Latina. Ya Argentina, Brasil y Perú giraron hacia la centroderecha. La oposición a Correa espera que el próximo sea Ecuador.