Los dramáticos testimonios de las víctimas de la violencia en Venezuela

venezuela

Un grupo de víctimas de la represión en Venezuela presentó sus casos ante la OEA, con la intención de buscar pruebas que permitan llevar al Presidente Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional. La investigación ha puesto al descubierto dramáticos testimonios: desde presos políticos que luchan contra condiciones carcelarias extremas, hasta padres que buscan justicia para sus hijos, muertos en las manifestaciones antigubernamentales.




Los custodios que vigilan al diputado venezolano Gilber Caro (42), quien hace más de cinco meses se encuentra encarcelado en Carabobo, no lo golpean, pero sí lo someten a lo que su hermana Carolina califica como "torturas blancas". Hay días en que los guardias se ensañan especialmente con el parlamentario de Voluntad Popular. Le dan poca comida, lo obligan a estar agachado para que no se asome por la ventana de su habitación, lo dejan 24 horas encerrado o le mojan la colchoneta donde duerme.

"No sé por qué lo hacen, pero le hacen cosas para que él se sienta mal", relata Carolina Caro a La Tercera, quien cada 15 días viaja toda la noche para ver a su hermano.

Ella misma ha sido testigo de algunos abusos. "Una vez al frente mío y de su madre le quitaron toda la comida que le llevamos. Les rogamos que no lo hicieran, o que le dejaran algo. Fue peor, le rompieron las cartas que le hizo su hija", cuenta.

El caso de Caro es uno de los cientos de testimonios que un grupo de víctimas liderado por Lilian Tintori, la activista y esposa del dirigente opositor Leopoldo López, están presentando frente a la Organización de Estados Americanos (OEA). El objetivo es buscar pruebas que permitan llevar al Presidente venezolano Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional.

La investigación, que culminará en noviembre, ha arrojado dramáticos testimonios, incluyendo las duras condiciones a las que son sometidos los presos políticos y la violencia policial a la que se enfrentaron los manifestantes durante cuatro meses de protestas.

Uno de ellos es el de Caro, quien fue detenido el 11 de enero y recién a comienzos de junio fue presentado ante tribunales militares. A pesar de ser un miembro de la Asamblea Nacional, no pudo hacer uso de su inmunidad parlamentaria y la audiencia dictaminó la privación de libertad de forma permanente en la cárcel de Tocuyito, en la ciudad de Valencia, por "traición a la patria y sustracción de efectos militares". Desde entonces su familia no ha tenido respuestas.

Al principio, Caro bajó mucho de peso, cuenta su hermana, por lo que su familia puso varias denuncias. La situación de la comida mejoró, pero otras empezaron a empeorar.

"Es un círculo. Le mejoran una situación y después le empeoran otra", explica y detalla que una de las cosas que más le preocupa es el aislamiento constante en el que vive su hermano, cuya celda queda a oscuras después de las seis de la tarde. "Estoy 24 horas al día con mi mente", cuenta que le dice su hermano.

"Cuando yo no le llevo un libro se pone triste porque sabe que va a pasar dos semanas sin hacer nada", dice.

Su proceso judicial ha estado marcado por las irregularidades y los atrasos. "Ya no sabemos a dónde ir, a quién recurrir. Hemos agotado todos los recursos, todos los canales regulares. Nos pelotean, nos mandan de un lado a otro", asegura.

"Hay momentos en que lo he visto bastante quebrantado. Un tiempo lo vi tembloroso, vi que quería llorar, temblaba. Hay momentos en que lo veo un poco más fuerte y optimista pero los cambios de ánimo son muy inestables, depende de cómo esté la situación ahí", cuenta Carolina.

Los caídos

Mervins Guitian Díaz era especial. O al menos así recuerda su familia al joven de 26 años que contaba con una discapacidad mental, visual, auditiva y psicosocial moderada. Tenía además epilepsia severa y había sido uno de los tantos venezolanos aquejados por la escasez de medicinas. Cuando podía conseguir tratamiento, sólo tenía ataques cada dos o tres días. Cuando no, las convulsiones podían ser diarias. Aun así, Mervins podía tener una vida normal.

"Tenía sus problemas, pero se podía desenvolver solo", cuenta su tía, Mileydi Rengifo a La Tercera. El joven era supervisor de mantenimiento en la alcaldía de Sucre, donde había trabajado durante casi toda su vida su madre, fallecida hace siete años.

El día en que Mervins murió, el 20 de abril, su abuela lo había mandando a buscar comida a la casa de uno de sus parientes, cerca del lugar en el que vivían, en el barrio 5 de julio, en Petare. Por esos días, Venezuela estaba envuelta en una ola de convulsión y protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro. Mervins se vio atrapado en medio de una manifestación que estaba siendo reprimida por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). "Muchos le decían que corriera y él se quedó como paralizado. Luego le dispararon", cuenta su tía. El joven fue trasladado al hospital, pero falleció momentos más tarde. La autopsia indicó que había muerto por el impacto de una bala en el abdomen. Dos semanas más tarde, su familia recibió una llamada de la vicepresidencia de Venezuela. "Me ofrecieron una indemnización y un departamento, a cambio de que yo fuera para allá y les firmara un documento. Dijimos que no, que no queríamos nada de eso", asegura Mileydi.

Tras más de seis meses, nadie ha sido culpado por la muerte de Mervins. Los seis funcionarios de la GNB que fueron arrestados ese día ya se encuentran en libertad y la investigación en estos momentos, está paralizada. "Cambiaron la carta de defunción, dijeron que había muerto por una herida punzo penetrante, como si le hubieran dado una puñalada. Tuvimos que ir y discutirlo para que lo cambiaran. Luego tomó el caso la fiscalía y hasta el momento, el fiscal se la pasa de vacaciones, con problemas familiares, casi nunca me puedo reunir con él", cuenta Mileydi.

Algo parecido le sucedió a Neomar Lander quien ya había sido captado por cientos de cámaras antes de su muerte, el 8 de junio. El adolescente de 17 años participaba frecuentemente de las manifestaciones que pusieron en jaque la administración chavista. Solía viajar desde Guarenas, en el vecino estado de Miranda y se reunía con otros jóvenes, a los que había conocido en las marchas, para ubicarse en la primera línea de enfrentamiento con la GNB. Lander, que hoy es considerado un icono de las protestas, murió por un impacto en el pecho.

El vicepresidente venezolano, Tareck El Aissami, aseguró que su muerte se debió a la manipulación de un artefacto explosivo casero. Pero varios videos que circularon rápidamente por las redes sociales mostraron al joven desplomarse en el suelo, cubierto de sangre, luego de que su pecho fuera impactado por un objeto lanzado por la guardia. Este martes se cumplen cinco meses desde que murió y su madre Zugeimar Armas sigue intentando esclarecer lo que sucedió.

"Mientras exista este gobierno no va a haber justicia ni para Neomar ni para ninguno de los caídos. Mientras esté este fiscal, no se va a solucionar nada", asegura a La Tercera.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.