Publican el estudio más grande sobre alzhéimer hecho en el país
Tomó siete años e involucró a cinco universidades y dos centros chilenos. Investigación logró disminuir síntomas de la enfermedad en animales.
Nunca antes tantos científicos chilenos y extranjeros y durante tanto tiempo habían participado de un estudio de este tipo. Es también la primera vez, en esta enfermedad, que se logra manipular la proteína de un gen, sin modificar el gen mismo. Todo esto para disminuir y prevenir los síntomas del alzhéimer.
La investigación liderada por científicos de la U. Andrés Bello y publicada ayer en la revista Brain mejoró la memoria de animales con alzhéimer y pudo prevenir el deterioro cognitivo en individuos que envejecían. ¿Cómo? Gracias a una proteína sintética que aumenta la producción de otra sustancia clave en el proceso de comunicación neuronal.
En el desarrollo de la enfermedad de alzhéimer, al igual que en otras enfermedades neurodegenerativas como el parkinson, se combinan la carga genética del individuo y los factores medioambientales a los que está expuesto.
Siguiendo esta idea, más de 20 investigadores de 10 instituciones nacionales y extranjeras se unieron y tras siete años de trabajo lograron crear una proteína artificial que se une al gen PSD95. Este gen fabrica una proteína PSD-95 que en estudios anteriores, se demostró, es vital para el correcto funcionamiento de las neuronas, ya que participa en procesos asociados a la plasticidad neuronal y la estabilización de los circuitos neuronales. En síntesis, ayuda a mediar en la comunicación de las neuronas. Cuando esta proteína está baja, la conexión entre las neuronas se dificulta, situación que ocurre en animales con alzhéimer.
Colaboración
El trabajo permitió la creación en el laboratorio de una nueva proteína que se une específicamente al gen PSD95 y que logra un cambio epigenético, esto es, sin cambiar la esencia del gen consigue que aumente su expresión y así produzca más proteína PSD-95. ¿El resultado? La sinapsis entre las neuronas mejora y disminuyen los síntomas de alzhéimer.
Brigitte van Zundert, académica de la Facultad de Ciencias Biológicas de la U. Andrés Bello y autora principal, explica que trabajaron con un modelo animal genéticamente modificado para desarrollar alzhéimer y otro grupo sano que envejeció en forma natural.
El test aplicado a los individuos del primer grupo consistió en introducir un nuevo elemento en la jaula. A una parte de ellos se les administró la proteína directamente en el hipocampo del cerebro, zona en la que más se reducen las neuronas en el alzhéimer. Dos semanas después de recibir la terapia, lograron darse cuenta del cambio y esquivar el elemento, mientras que aquellos que no la recibieron, seguían chocando con él.
Otro test realizado en un laberinto acuático a animales ancianos, evidenció que quienes recibían la terapia prevenían el deterioro cognitivo.
Los próximos pasos incluyen probar esta proteína en otras enfermedades neurodegenerativas en las que también existen problemas de sinapsis, como el parkinson, Huntington, esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la demencia prefrontal.
El mismo blanco de terapia podría usarse en humanos. Aunque, en este caso, dice Van Zundert, es necesario buscar otra vía de administración. Si se inyecta a través de un virus, se requieren millones de virus, lo que encarece la futura terapia. Una alternativa más económica, pero que todavía se debe desarrollar, es la adición, por ejemplo, de una nanopartícula que lleve la proteína al cerebro.
Úrsula Wyneken, investigadora de la Facultad de Medicina de la U. los Andes, destaca el trabajo colaborativo. "Es un ejemplo de cómo la unión hace la fuerza. Entre todos logramos un trabajo novedoso y que se publicara en una revista de gran impacto", recalca.
Nibaldo Inestrosa, director del Centro de Envejecimiento y Regeneración (Care-UC) que también participó del estudio, dice que "el trabajo coordinado de muchos investigadores solo se puede generar si hay una directriz, en este caso liderado por Brigitte van Zundert, interesada en perseguir un problema relevante y no abandonarlo por publicar algo pequeño, sino lograr un avance muy relevante". La proteína en la que se trabajó es un elemento fundamental de la estructura de las sinapsis centrales que definen la función del sistema nervioso, dice.
Además de las universidades Andrés Bello, Católica y Los Andes, también participaron científicos del Centro Médico de la U. de Groningen (Holanda), de la U. de Massachusetts (EE.UU.) y del MIT de esta institución, junto a las universidades de Chile y de Valparaíso, y otros dos centros de investigación nacional.
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