Sumario de un regreso
Las claves que permiten entender el retorno de Sebastián Piñera a La Moneda
Un triunfo que hace historia
En 2009, Sebastián Piñera ya marcó un hito: el ex empresario se transformó en el primer Presidente de la República que llevaba a la derecha al poder desde el retorno a la democracia. Piñera terminó con una sucesión de 20 años de gobiernos de la Concertación y, también, fue el primer jefe de Estado de centroderecha desde 1958. Ayer volvió a romper récords: tres millones 800 mil votos, la mayor cifra para un candidato de derecha, y una diferencia superior a los 600 mil con su oponente.
Las tres almas del futuro oficialismo
Las celebraciones de anoche -que se prolongaron hasta la madrugada- no alcanzan para olvidar las grandes incertidumbres que se abren en torno al futuro oficialismo. Los próximos meses auguran una batalla entre los tres mundos de la derecha que buscan la hegemonía del sector: el más tradicional asociado a las directivas de RN y la UDI; el liberal, liderado por Felipe Kast y su partido, Evópoli, y los sectores que encabezan tanto el senador Manuel José Ossandón como el ex presidenciable independiente José Antonio Kast.
La renovada amenaza de la calle
Pese a lo holgado del triunfo, el hecho de que la campaña estuviera marcada por un fuerte "antipiñerismo" instaló la idea de que las presiones por demandas sociales irán creciendo en los próximos meses. Si en 2011, bajo su primera administración, se desataron las movilizaciones estudiantiles que terminaron por dar origen al Frente Amplio, ahora las protestas amenazan con extenderse a temas como las AFP y las isapres.
Las vidas cruzadas de Bachelet y Piñera
Tres traspasos de mando y cuatro elecciones presidenciales. En los últimos 12 años las vidas políticas de Piñera y Michelle Bachelet han estado íntimamente ligadas. La campaña que culminó anoche con el triunfo del abanderado de derecha fue en gran medida también una medición de fuerzas con el bacheletismo y su agenda de reformas. Ahora los esperan otros 84 días de cohabitación como Presidenta y presidente electo, período marcado por hitos relevantes, como la visita del Papa.
Un balotaje que redefinió el mapa
Piñera ganó llevándose zonas inéditas para su sector, como Antofagasta y el Norte Chico, reduciendo, además, las brechas en comunas clave como Puente Alto y Maipú y arrasando en la zona centro-sur del país, impulsado por un despliegue de figuras como Ossandón y los Kast. El aumento de su votación tiene varias explicaciones: desde un regreso de votantes hasta el "voto cruzado" con Beatriz Sánchez.
Las redes del nuevo presidente
En esta elección el jefe de campaña, Andrés Chadwick (UDI), se alza como el hombre fuerte del nuevo presidente, rol que en 2009 ocupó el abogado Rodrigo Hinzpeter. En los últimos cuatro años las redes de Piñera han sufrido modificaciones, y aunque varios de sus ex colaboradores en el periodo 2010-2014 se mantienen en la primera línea, han surgido nuevos influyentes en su entorno.
La participación sigue sorprendiendo
Ya se sabe que es difícil de predecir, pero la participación de segundas vueltas bajo el esquema del voto voluntario no deja de sorprender. Porque los más de siete millones de votantes -300 mil más que en la primera vuelta- no estaban en los cálculos de nadie, y menos que esa votación, según los primeros análisis, haya ido abrumadoramente hacia Piñera. El resultado, además, valida por primera vez la tesis de quienes abogaron por el voto voluntario diciendo que incentivaría la participación en los balotajes.
El fin de la Nueva Mayoría y la irrupción del FA
Sin una figura aglutinante como la de Michelle Bachelet -cuya popularidad neutralizó la debacle de la pérdida del poder en 2009-, los días de lo que se conoce como Nueva Mayoría parecen estar contados. A la DC se le reducen los incentivos para permanecer unida a sus socios históricos y, en particular, al PC. Este último iniciará una discusión interna para evaluar nuevas alianzas políticas que lo podrían llevar a buscar entendimientos con el Frente Amplio y estos, por su parte, intentarán consolidarse como una fuerza permanente.
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