Uno de cada tres directores de colegios públicos siente que su escuela "se hunde"

Entre 2010 y 2013, el Centro Educacional San Joaquín perdió la mitad de sus alumnos. En sus mejores tiempos llegó a contar con mil estudiantes y hoy tiene apenas 217 niños. Magaly Prieto, su directora, lucha para que la cifra no siga bajando, pero la tarea no es fácil cuando el 90% de la matrícula corresponde a alumnos vulnerables. "Es trabajar con la pobreza dura", dice Prieto, quien es primera vez que dirige un colegio público.

Esta docente es parte de la nueva generación de directores seleccionados a través de la Alta Dirección Pública (ADP). Este grupo fue parte de un estudio de Líderes Educativos, centro de Liderazgo para la Mejora Escolar, que encabeza la U. Católica de Valparaíso (UCV) y en el que también participan las universidades de Chile, Concepción, Toronto (Canadá), y Fundación Chile.

El estudio -financiado por Fondecyt- arrojó que uno de cada tres directores siente que su colegio de "hunde", y otro número similar lucha para que esto no ocurra.

Carmen Montecinos, directora del centro, explica que entre 2014 y 2016, un total de 911 directivos llegaron a sus cargos vía ADP (ver nota secundaria), de los cuales 313 accedieron a contestar una encuesta. En ésta debían definir la cultura escolar a la que llegaron. Un 13% dijo estar en una cultura en Movimiento (educación efectiva, que sabe adónde va y tiene capacidad de lograrlo), otro 19% señaló Crucero (efectiva, pero no se ha propuesto mejoras). Un 34% se inclinó por Luchando (cultura inefectiva, pero con profesores motivados), y un 33% dijo Hundiéndose (ambiente inefectivo, con profesores desmotivados, donde se cree que mejorar no es posible).

"Un tercio de los y las directores llegaron a escuelas con una historia de bajos resultados, historia que se refleja principalmente en una desmotivación de los profesores, en docentes que han aprendido que la mejora parece no ser posible o al menos no está a su alcance, lo que en psicología se conoce como desesperanza aprendida", señala Montecinos.

Sobrecarga

La investigadora agrega que en los colegios complejos se requiere definir y compartir metas pequeñas. "Poner como meta mejorar el Simce es crear una situación en la cual es poco probable que la escuela experimente éxito a corto plazo", explica.

El estudio muestra que se debe mejorar el proceso de selección de directores para lograr un mejor match entre las necesidades de la escuela de acuerdo a su cultura y las fortalezas del director, porque hay quienes abandonan sus cargos antes de los cinco años de contrato. "El fracaso de un nuevo director sólo refuerza la idea que en realidad esa escuela no tiene arreglo", plantea.

Prieto, quien llegó hace poco más de un año al colegio, dice que pese a las dificultades piensa cumplir con su periodo y espera renovar por otro. Su idea es seguir luchando por la escuela, junto a un equipo de mujeres "que tienen mucha pasión por la educación".

Líderes Educativos también detectó que los directores sienten mucha presión de los organismos reguladores. Prieto coincide con el diagnóstico y dice que éstos tensionan el quehacer de los colegios. "Se siente una sobrecarga", dice y pide coordinar mejor los esfuerzos por de todos quienes quieren mejorar la educación.

¿Qué se hace desde el gobierno para apoyarlos? El Ministerio de Educación cuenta con el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP). Jaime Veas, su director, señala que este centro entrega formación en gestión pedagógica y liderazgo escolar a directores, directivos y docentes que aspiran a desempeñarse en estos cargos. "Este año, cerca de 700 directivos y docentes recibirán formación a través de este plan", dice.

Agrega que implementarán, por primera vez, un programa de inducción para cerca de 230 directores de colegios y que a la fecha han creado dos centros de liderazgo escolar para la investigación, uno de ellos es la UCV.