Uno x Uno: Chile no tuvo rebeldía

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La Roja no tuvo individualidades que la sacaran del pozo futbolístico. Nadie se salió del molde en una Selección que mira de lejos por ahora el Mundial.




Claudio Bravo: Arrancó algo dubitativo, sobre todo con los balonazos cruzados. Cuando le tomó la mano a la velocidad de la pelota dio un poco más de seguridad. En el segundo tiempo tuvo una actuación casi perfecta, salvo por algún centro que no pudo cortar.

Mauricio Isla: Se vio sobrepasado en el arranque porque Bolivia cargó la mano por su costado. Cuando recibió más colaboración de Silva, se vio más acoplado e incluso con aire para pasar al ataque. Le dio un pase gol a Vidal en el primer tiempo que desaprovechó el volante.

Gary Medel: Partido sobrio, sin muchas exigencias. Casi no tuvo problemas en el juego aéreo pese a los innumerables centro del local. Se complementó muy bien con Paulo Díaz, aunque terminó sufriendo en el final porque ya no tenía piernas el equipo para salir desde el fondo.

Paulo Díaz: De los puntos más altos de Chile. Sólido por arriba y también por abajo, cuando tuvo que ir a cruzar a la espalda de Beausejour. Tuvo un lindo duelo con Moreno Martins, que lo ganó casi siempre. A tener en cuenta como titular en los próximos partidos si mantiene este nivel en San Lorenzo.

Jean Beausejour: No pudo convertirse en el agente ofensivo que necesitaba Chile. En la marca, tuvo variados problemas en el segundo tiempo. Para colmo, se ganó una amarilla en el primer tiempo que lo deja suspendido para el duelo ante Ecuador.

Marcelo Díaz: Hacía un buen partido hasta la desgracia del penal que cobró Roldán. Nada que reclamar en todo caso porque el volante extendió el brazo con el afán de obstaculizar la trayectoria del balón. Aquella jugada lo terminó condenando a ojos de Pizzi, que minutos después lo sustituyó.

Francisco Silva: Buen primer tiempo, mientras tuvo físico. Colaboró siempre en la marca, pero le faltó frescura para pasar al ataque. En el primer tiempo, contribuyó con su recuperación a los mejores pasajes de la Roja. Después, como el resto de sus compañeros, no encontró aire para torcer la historia.

Pablo Hernández: No influyó desde la posesión, que era lo que más le insistió Pizzi. Nunca encontró espacios de maniobra y todo parecía resolverlo con pases cortos a sus compañeros. Sigue sin mostrar el atrevimiento que se necesita en la Selección.

Arturo Vidal: Quiso mostrar el camino en el primer tiempo presionando a los mediocampitas bolivianos. Pero con el balón poco y nada pudo hacer. Falló de manera increible la jugada más clara de ataque. Inexplicablemente empalmó más un centro de Isla, cuando Lampe estaba fuera de foco. Terminó pagando caro tanto correteo al punto que salió antes del final.

Alexis Sánchez: En La Paz prolongó la intrascendencia que tuvo ante Paraguay. Nunca entendió como debía jugarse el partido, abusando del traslado lateral y de los pelotazos, antes que encarar mano a mano. Todo lo que lo rodeó con el tema de su eventual transferencia lo sacó de concentración. Y jamás volvió. Por si fuera poco, se ganó una amarilla por reclamar que lo deja fuera del choque ante Ecuador.

Eduardo Vargas: Intrascendencia pura. No entró nunca en juego. Sólo tuvo un remate al arco boliviano, que salió elevado. Paradójicamente en su mejor momento a nivel de clubes en el extranjero, mostró una de sus peores versiones con la Roja.

Esteban Paredes: Entró cuando el partido estaba cuesta arriba desde lo numérico y sobre todo desde lo físico. No tuvo ninguna chance para convertir, aunque intentó generar circuitos de ataque.

Jorge Valdivia: No fue la solución que buscaba Pizzi. No tuvo espacios para maniobrar con claridad, por lo que su influencia fue escasa.

Leonardo Valencia: Su ingreso asomó tarde, tomando en cuenta la necesidad de sumar puntos. Tuvo un tiro libre, pero lo tiró sobre el travesaño.

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