XF-58: el misterioso cohete espacial chileno

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En 1960, un grupo de investigadores trabajaba en el Grupo 7 de la Fach desarrollando el primer cohete chileno, apoyados por Wernher von Braun.




El cohete chileno existe y surcará el espacio a fines de febrero", afirmó Rodrigo de la Vega, catedrático de astronomía en la U. Católica a este diario en noviembre de 1960.

El investigador, hijo del poeta y Premio Nacional de Literatura Daniel de la Vega, fue entrevistado por este tema tras regresar desde Argentina, país en el que anunció que Chile lanzaría un cohete al espacio en 1961. La declaración la hizo a nombre de la desaparecida Organización de Investigaciones Espaciales de Chile y fue difundida por la agencia de noticias UPI, transformándose en portada de los diarios chilenos el 22 de noviembre de 1960.

El cohete, cuyo costo era de 10 millones de pesos de la época, fue bautizado como XF-58, nombre en el que la X significa experimental, la F, final, y el número 58 el año en que se iniciaron los proyectos y estudios.

La incredulidad fue total, de ahí que De la Vega profundizara en sus afirmaciones. "No es un proyecto sino una realidad desde varios meses. Su construcción está en la última etapa y la llevan a cabo en el Grupo 7 de la Fuerza Aérea un ingeniero y varios matemáticos y teóricos", relató.

La Comandancia en Jefe de la Fach de ese tiempo confirmó sus dichos. En el Grupo 7, en la comuna de Cerrillos, donde la institución tenía sus aviones a chorro F-80, trabajaban unas 20 personas vinculadas al proyecto, entre ellos estudiantes de la U. de Chile. La iniciativa era liderada por Julio Alcázar, 28 años, un ingeniero boliviano radicado en Chile, y Rodrigo de la Vega, de 24 años, quien estaba a cargo del Departamento de Coordinación Geográfica del XF-58.

"(Trabajan) desde las 8 de la mañana hasta las cinco de la tarde. Se les da un pequeño rancho al mediodía, que es el mismo que se le da a la tropa", comunicó la Fach, que estaría a cargo del lanzamiento desde la comuna de Los Vilos. El lugar, que se transformaría en una suerte de Cabo Cañaveral, fue escogido por su baja población, lo que evitaría accidentes en caso de una explosión.

El desarrollo del XF-58 se dio en plena Guerra Fría, cuando EE.UU. y la ex URSS luchaban por conquistar el espacio. De la Vega, reconocía que la idea de Chile no era competir con estas potencias.

"Estamos muy lejos. Al principio (el cohete) servirá para una investigación de la alta atmósfera", dijo.

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El aparato, que nunca apareció en imágenes, medía 4 metros de alto y 30 centímetros de diámetro. El primer lanzamiento sería de madrugada y solo llevaría un paracaídas en su cono superior como carga, el que se activaría tras llegar a los 20 mil metros de altura.

Según las notas de prensa de esos años, este grupo tenía contacto epistolar con Wernher von Braun, ingeniero aeroespacial alemán, nacionalizado estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial. Este científico fue inventor del V-2, el primer misil balístico del mundo desarrollado por la Alemania nazi y también de Saturno, el cohete que llevó el hombre a la Luna en 1969.

"Si el cohete sale de su base, ya el éxito de ustedes es grande. Ahora, si surca el espacio, es una hazaña", habría escrito Von Braun al equipo.

El lanzamiento de la nave estaba previsto para febrero de 1961, sin embargo, ese mes el caso de los horrendos crímenes cometidos por Roberto Haebig en calle Dardignac 81, coparon la agenda de los medios. Del único lanzamiento del que se habló y que fue portada, fue del despegue de la misión soviética Venera 1 a Venus, el segundo planeta del Sistema Solar más cercano al Sol.

¿Qué pasó? Alejandro Silva Garland, quien trabajó con Rodrigo de la Vega en la ex U. Técnica del Estado en otras investigaciones, relata que en uno de los viajes a Los Vilos, donde realizaban pruebas, este equipo de científicos sufrió un grave accidente automovilístico.

"Venían de celebrar el lanzamiento de un cohete, pero de regreso cayeron a una zanja. Rodrigo estuvo inconsciente dos o tres días. Yo creo que después de eso el equipo se disolvió", señala a La Tercera.

De la Vega falleció hace siete años y Silva lo recuerda como un investigador muy completo, que alcanzó a tener dos récords mundiales en observación de estrellas, además de conocimientos sobre esoterismo. "Hay una nova o supernova que lleva el nombre de él porque la descubrió", asegura.

Tras ser consultados por el desarrollo del cohete, la Fach dijo no contar con información sobre este proyecto.

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