Adaptación al cambio climático
El mundo entero está enfrentado a una decisión clara: tomar un camino en el que el desarrollo y bienestar estén constantemente amenazados por el cambio climático, o elegir una transformación de nuestra relación con el planeta que permita entregar prosperidad a nuestra gente en forma duradera. Estudios de la OCDE indican que el mundo puede perder casi un 2% de su PIB anual fruto del cambio climático al año 2060. En los promedios se esconde que en las economías más vulnerables este valor está más cerca al 4%.
En Chile hemos vivido muchos desastres naturales en tiempos recientes. La tentación política es criticar la respuesta del que está gobernando frente a estos desafíos, pero así no se enfrentan estos problemas con la fuerza y transversalidad que se requiere. Tuvimos desastres como los aluviones del norte, frente al cual ya existen obras que mitigaron el efecto de otro aluvión más reciente, de efecto mucho menor. El 2016 sufrimos una marea roja que causó estragos tanto en la acuicultura y pesca, y desde entonces tenemos un reglamento ambiental para la acuicultura que obliga tener capacidad de respaldo para almacenar la mortandad de peces, e incluso un Centro de Estudios de Algas Nocivas.
Nadie dice que estamos preparados para el cambio climático, pero estamos tomando medidas para enfrentar estos desafíos. El Ministerio de Medio Ambiente inició sus primeros planes de adaptación al cambio climático el 2013, cuando se presentó el Plan de Adaptación al Cambio Climático del Sector Silvoagropecuario. Hoy están publicados el de biodiversidad, acuicultura y pesca, ciudades, infraestructura, salud, y energía. El desafío hoy es implementar estos planes, y que los sectores los tomen como propios.
Quiero destacar el ejemplo del Ministerio de Obras Públicas. Quizás por su trabajo se vieron enfrentados a extremos estos últimos años. Vieron los efectos de las marejadas, y ven como clara amenaza el aumento del nivel del mar. En su plan de adaptación al cambio climático incorporan formas distintas de diseñar para el futuro. Las crecidas de los 10.000 años van a empezar cada 10 años, y un puerto o un borde costero no se puede diseñar con los criterios de un clima del pasado. Es fascinante visitar el Instituto Nacional de Hidráulica que se dedica a estudiar estos fenómenos en apoyo a mejores diseños para el MOP. Queda también apoyar al Ministerio de Energía, que deberá pensar en infraestructura de transmisión y generación adaptada para extremos de sequía y lluvias; al Ministerio de Salud que enfrentará las olas de calor, o bien el aumento de enfermedades infecciosas. Y por cierto diseñar ciudades que estén preparadas para temperaturas anormales.
Cada cuatro años cambiamos de gobierno, pero tenemos que enfrentar un desafío que requiere un esfuerzo de décadas. No podemos perder de vista que debemos enfrentar el problema del cambio climático como un tema de Estado, y solo así nos mantendremos entre los países más preparados para enfrentar este desafío, que de no hacernos cargo frenará nuestro desarrollo, y afectará a los más vulnerables del país. Si queremos prosperar en el largo plazo, no podemos dejar de pensar en el largo plazo, en donde la acción por el clima y la política de desarrollo del país van de la mano. Como dice el refrán, si queremos ir rápido, vamos solos. Si queremos llegar lejos, vamos juntos, a enfrentar el cambio climático.
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