Big Data y generación de valor público

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El tema de Big Data reviste oportunidades relevantes para el desarrollo de nuestra economía (altamente apalancada a la explotación de recursos naturales con bajo valor agregado). Si miramos economías desarrolladas encontramos  evidencia concreta que  muestra un camino fértil ligado a la tecnología, innovación, big data analytics e IoT (internet de la cosas).  En Europa, por ejemplo, existe una proyección al año 2020 que muestra un crecimiento por sector, ligado al uso de soluciones tecnológicas basadas en datos, que llega a 2% del PIB.  Por sector, esto se distribuye de la siguiente forma: manufactura (22%), negocios (23%), salud (5%), telecomunicaciones (6%), finanzas & seguros (13%) y administración pública (12%).

En América Latina, la generación  o uso de este tipo de herramientas avanza más lento producto del foco dado por nuestras ventajas comparativas ligadas a la extracción de recursos naturales. Pese a esto  hay avances como, por ejemplo, que el 17.6% de los departamentos y agencias de comunicación de la región  han implementado actividades de Big Data. Entre los proyectos implementados destacan dos casos: "¿Qué pasa Bahía Blanca?" (Argentina), en donde el gobierno instaló sensores que miden continuamente efluentes líquidos y la contaminación acústica de origen,  y "Fortaleza Inteligente" (Brasil), el cual utiliza información del sistema GPS en los buses del transporte público, con el fin de  evitar retrasos y exceso  del límite de su capacidad (2017, Banco Interamericano de Desarrollo).

En esta línea, Chile ha sido una de las economías de más rápido crecimiento en la región. Así, iniciativas como Data Chile, plataforma que busca recopilar la data de instituciones públicas a nivel nacional, regional y comunal de manera amigable, colabora en modelos de gobierno abierto  dispuesta a  generar innovación tecnológica sectorial. Otras iniciativas que aún no logran escalar, pero que sientan las bases para el desarrollo de soluciones tecnológicas basadas en la explotación de datos son los siguientes:

  1. Educación: seguimiento de los alumnos con el fin de mejorar sus tutorías, obtener datos objetivos de sus evaluaciones y predecir riesgos académicos (deserción o reprobación de un curso).
  1. Salud: el 2017 se anunció  que se construirá un mapa de salud, con el fin de  prevenir tempranamente patologías y hacer seguimiento sin la necesidad de ir a una consulta médica.
  1. Minería: las herramientas de Big Data han sido utilizadas en el mantenimiento predictivo de las flotas, la ubicación de la carga y el consumo de energía, entre otras acciones, con el fin de impactar en la eficiencia operacional.

Finalmente, cabe destacar que, tal como menciona Martin Hilbert, el gurú alemán en redes digitales, "Con Big Data las ciencias sociales se convirtieron en ciencia, con una precisión del 90 por ciento en sus predicciones. Por eso que las políticas públicas son mucho más predecibles y pueden tener mucho más impacto".

Hoy  el desafío está en la oportunidad de que la explotación del Big Data democratiza la generación de valor público, oportunidad relevante para países en vías de desarrollo, como el nuestro, cuyas ventajas comparativas están apalancadas en la explotación de recursos naturales.

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