Coordenadas del futuro gobierno

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Sebastián


Piñera aspira a un Gobierno orientado por definiciones ideológicas y políticas claras. Se nutre de dos fuentes de aprendizaje. A nivel nacional, de la experiencia de la administración de Bachelet, que desarrolló preocupaciones y políticas innovadoras, pero no priorizó adecuadamente el forjar una narrativa que diera sentido global a las reformas fiscal, educacional y de pensiones, perdiendo así la batalla política comunicacional. A nivel internacional, del presidente estadounidense, que busca dar sustento a las políticas mediante un discurso agresivo que apela a los sentimientos más primarios de las personas. Su diseño de gobierno también pretende superar el economicismo que caracterizó durante mucho tiempo a la derecha profundamente marcado por la dictadura militar, bajo un nuevo sello.

En términos globales, la composición del gabinete se conocía con bastante antelación, transluce un esquema claro, y es una apuesta arriesgada. Resultó sorpresivo, porque traiciona la presunta apertura de Piñera a algunas dimensiones de las reformas de Bachelet. Designa ministros que han combatido reformas inspiradas en los derechos sociales universales, desde principios desarrollados a partir del pensamiento de Friedrich Hayek; es el caso de dos miembros de la Fundación por el Progreso dirigida por Axel Kaiser, devoto del economista austríaco que desarrolló el pensamiento político e ideológico de la extrema derecha internacional. Esto sugiere que en educación, economía y política social se impulsarán nuevas políticas que enfatizarán la defensa activa de los principios más tradicionales y ortodoxos del pensamiento hayekiano.

En cuanto al debate político ideológico de la derecha, representa la derrota de jóvenes intelectuales, tales como Ortúzar, Herrera y Mansuy, quienes a partir de fuentes más diversas de pensamiento social han desarrollado planteamientos que van más allá de la ortodoxia de Friedman y Hayek. Se desdibuja asimismo la idea de la sociedad civil como tercer pilar versus la dicotomía tradicional Estado – Mercado. Renace con fuerza la visión ortodoxa y concentrada en la economía de la Fundación Libertad y Desarrollo, que precisamente miró con desconfianza la primera Administración de Piñera, por sus "deslices" en materia social y tributaria.

La designación de Alfredo Moreno, hasta ahora presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, en el ministerio de Desarrollo Social parece proyectarlo como sucesor de Piñera. En cuanto al diseño gubernamental, su principal significado puede asociarse a una política social que retoma la focalización reduccionista como su columna vertebral, cuestión que se vería facilitada por la gratuidad en la educación superior vigente, que se estructura en torno a otorgar "vouchers" a los seleccionados. Más aún, como representante de la generación que recientemente tomó las riendas de los principales organismos empresariales, tiene una apuesta radical: incorporar a las empresas en la privatización de la lucha contra la pobreza, para sobre esa base relegitimar la empresa como motor crucial y paradigma de la sociedad moderna.

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