Protección al medio ambiente y crecimiento económico no son enemigos
Nuevamente estamos discutiendo sobre la viabilidad de Dominga. El significativo proyecto minero y portuario analizado hoy por el Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta, sigue vivo. Esto, pese a que a finales del año pasado muchos lo dieron por muerto, tras el rechazo del Comité de Ministros de la Presidenta Bachelet; situación que generó una de las peores crisis de gobernabilidad del mandato.
La novedad es que hoy estamos en la senda correcta. Esta semana hemos visto que la revisión del proyecto está en manos de técnicos especialistas y no de voceros políticos con inexplicables decisiones y volteretas que sólo confunden y hacen retroceder la confianza de la comunidad e inversionistas. Hoy el SEA (Servicio de Evaluación Ambiental) está encabezado por un técnico de excelencia y la ministra de Medio Ambiente, en orden, se ha desmarcado del proceso de conciliación como clara señal de respeto a la institucionalidad vigente.
Dominga entró al Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental (SEA) en septiembre de 2013 y, luego de tres años, el SEA de Coquimbo presentó un informe en donde se recomendaba aprobarlo. Esto, argumentando que el proyecto cumplía con la normativa ambiental. A su vez, la empresa subsanó las recomendaciones que se le hicieron en el proceso (ICSARA). ¿Qué pasó en el camino? Primaron objetivos políticos en vez de los técnicos y es esto lo que el gobierno no quiere que vuelva a pasar.
En efecto, este golpe de timón del actual gobierno nos ayudará a reconstruir nuestra imagen como país, asegurando que aquí sí existe un orden y reglas del juego claras para todos. Este hecho, seguro nos permitirá captar la atención de nuevos inversionistas, quienes verán que nuestro país tiene la estabilidad y consistencia necesaria para realizar proyectos.
Todas las señales nos auspician que la decisión del tribunal se ajustará a la evidencia técnica y aplicará los mecanismos correctos. Creo firmemente que en nuestro país las instituciones funcionan, lo que permitirá que este proyecto pueda desarrollarse y perfeccionarse para que se convierta en un aporte para la comunidad agregando valor social, económico y sobre todo medioambiental
Proyectos de esta envergadura son importantes para el país, pero no a cualquier costo. Deben reconocer que las comunidades y la biodiversidad (riquísima en la zona), son relevantes y deben verse beneficiadas. Dominga considera esa visión a través del Acuerdo Marco, que inició su proceso de diálogo en el año 2015.
Junto con esto, este tipo de iniciativas deben asegurar la creación de valor compartido para todos quienes participan, siguiendo la línea de países avanzados en este tema como Nueva Zelanda y Australia. Esta es la guía que hoy el gobierno nos invita a seguir, sacándo la política de protección del medio ambiente de una lógica del conflicto y llevándola hacia la unidad.
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