Rodrigo Ubilla, subsecretario del Interior: "Los gobiernos tienen que hacerse cargo, no decir 'oye, pero esto no estaba en el programa'"
Dice que "el proyecto político no es una check list" y que "no es un chaleco de fuerza". Sobre las diferencias en el sector, agrega que no se puede pretender que se actúe como en la "fila del jardín infantil".
Un mapa del mundo con todos los ciberataques que se producen a cada segundo es parte de la información disponible en las más de 10 pantallas LCD instaladas en la oficina de la Subsecretaría del Interior, en La Moneda, una "herencia" del período de Mahmud Aleuy (PS) que el subsecretario Rodrigo Ubilla (RN) mira con atención y comenta que será uno de los que removerá. Su idea -comenta- es mantener los que considera más fundamentales y abrir espacio para una pantalla que sirva para realizar videoconferencias periódicas con todos los intendentes.
El rediseño es una tarea más entre las numerosas que ha tenido que coordinar en el primer mes de la segunda administración de Sebastián Piñera, en la que se le encomendó liderar una de las reformas más polémicas: migración. Todo esto, en semanas que han estado marcadas, entre otras cosas, por la instalación de las comisiones para buscar acuerdos y por el enfrentamiento en el oficialismo a raíz de la ley de identidad de género.
¿Cómo toman las críticas que apuntan a una estrategia del gobierno para dividir a la oposición mediante las comisiones para los acuerdos nacionales?
Es no entender nada, porque lo que dijo el Presidente lo dijo con mucha fuerza en la primera y en la segunda vuelta: que él iba a trabajar con todos para tratar de solucionar no todos los temas, pero sí los temas que son más prioritarios para el país. Y la consecuencia de ese compromiso es el discurso del Presidente cuando define cinco grandes temas. Aquellos que sigan pensando que el país va a darles reconocimiento a aquellos que están atrincherados, se equivocan. Y van a tener un castigo en su momento.
¿Por qué la Ley Antiterrorista no formó parte de la mesa de trabajo para un acuerdo en La Araucanía?
Tenemos la experiencia de hace cuatro años, y ya se ha visto estas dos semanas: hay posiciones encontradas. Considerar la Ley Antiterrorista en cualquiera de las comisiones que quieras ubicarla significa, en definitiva, ponerle impedimento a lograr consensos en otras áreas. Esa es la mejor manifestación de que aquí no hay interés de pasar gatos por liebre ni de condicionar una cosa a la otra. Al dejarla fuera, creo que se muestra una actitud de transparencia del gobierno súper relevante.
Usted decía que en algunos puntos de esa ley hay posiciones encontradas e iba a ser más complejo su avance en el Congreso. Uno de ellos podría ser la tipificación del delito terrorista individual, no solo grupal…
Exactamente.
¿Cómo ven el escenario respecto de ese punto?
No puedo hablar por el ministro, pero no tengo una apreciación de quiénes pudieran estar de acuerdo o en desacuerdo. Lo que sí creo es que va a ser un elemento que va a estar fuertemente en discusión.
Yendo de lo general a lo particular, ¿cuál es su evaluación del comportamiento de Chile Vamos en este primer mes de gobierno?
Creo que ha sido un muy buen primer mes para el gobierno, que es claramente la continuidad de dos años muy buenos para la centroderecha. Esto partió con la acción virtuosa y generosa de la campaña municipal, con éxito, y con la campaña ejemplar en la primaria, primera y segunda vuelta, donde la unidad, donde la generosidad en la formación de las listas se manifestó. Y por eso tuvimos los resultados que tuvimos. Yo creo que esta es la consecuencia de eso. Este primer mes es muy significativamente diferente a lo que fue el primer mes del gobierno anterior. Y, entre otras cosas, por el terremoto.
¿Por qué dice que ha sido tan diferente del primer gobierno de Piñera?
Primero, porque hubo una gran dificultad para formar los equipos; el terremoto no le permitió al Presidente hacer nada más que abordar la emergencia. La preocupación, en esta oficina, era cómo llegaba el alimento al sur de Chile o cómo parábamos mediaguas antes de que empezara a llover. Y finalmente, el espíritu de convivencia de los partidos era distinto al de ahora, a pesar de que usted, como dijo que va a ir de lo general a lo específico, me imagino que va a llegar a algunos comentarios que han salido. Si es cierto. Una cosa es un espíritu de unidad, y otra cosa es que existan diferencias. Esas diferencias van a existir siempre por dos condiciones: somos seres humanos y somos políticos.
¿Esas diferencias en el oficialismo se han tratado de la mejor manera? Usted decía que esto ha sido muy diferente al gobierno anterior del sector, pero vemos que se han repetido las mismas discusiones de la primera administración de Piñera…
No, yo encuentro que el estado de madurez del sector político, de Chile Vamos, es muy distinto, muy distinto. Sinceramente, creo que la centroderecha durante la campaña municipal, y muy especialmente en las primarias, la primera vuelta y la segunda vuelta, encontró el tono. Va a haber diferencias, sí, pero, en general, lo importante no es cuestionado. Y lo importante es tarea de todos, contribución de todos.
Uno de los primeros desacuerdos fue cuando Mario Desbordes, presidente de su partido, RN, acusó descoordinación y lo apuntó a usted principalmente. ¿Cómo toma eso, siendo que dice que todo ha funcionado bien y, sobre todo, considerando que el cuestionamiento es público?
Lo que usted dice es cierto. Fue un comentario que él hizo a la salida de la Cámara (…). ¿Un episodio puede empañar la posición monolítica que han tenido los parlamentarios en este tema? Creo que no. Entonces, ponderemos. ¿Existió el hecho? Sí, existió. ¿Lo conversé con Mario? Sí, lo conversé con Mario, que, además, es amigo mío.
¿Hay que evitar ese tipo de comentarios?
El que pretende que esto sea la fila del jardín infantil o del colegio, con una profesora que diga "niños, no se muevan", está equivocado. Esto es política, somos seres humanos, adultos y tenemos intereses distintos, visiones distintas.
La discusión que se ha producido en las últimas semanas por la ley de identidad de género es algo que nos hace recordar lo que pasó en el primer gobierno, por ejemplo, con el Acuerdo de Vida en Pareja. ¿Cómo evalúa este constante enfrentamiento, en el que incluso el Presidente Piñera dijo esta semana que algunos lo andan "amenazando"?
No lo veo como constante. La única diferencia en relación al sentido de la pregunta es que yo le saco el protagonismo a lo que se quiere afirmar, que es un permanente conflicto, una permanente tensión, una permanente desavenencia al interior del gobierno. Existen diferencias, sí. Sería mentir no reconocerlas. ¿Se manifiestan? Se manifiestan. ¿Sería mejor que no existieran? Lógicamente que sería mejor que no existieran, pero van a seguir existiendo, porque el ser humano es así. Y esto no es la fila de niños de párvulos. Son gente opinante, que reflexiona, que se equivoca, que tiene aciertos, pero, más que nada, gente generosa, que tiene aquí un proyecto común que está siendo liderado por el Presidente Piñera. Y eso es un valor trascendental. Yo creo sinceramente que en momentos del gobierno anterior se perdió eso. En momentos, no siempre. O no sabíamos cómo asumir estas diferencias.
¿Hay cosas que se pueden mejorar, siendo que se están haciendo acusaciones por la prensa, se habla de amenazas, etcétera?
Por supuesto que se puede mejorar. Por eso digo: es opinable, la gente puede tener visiones distintas. Lo que no podemos perder es el concepto de un proyecto común liderado por el Presidente Piñera. Eso no lo podemos perder. Si se pierde eso, se pierde el sentido de estar en el equipo. Y yo nunca lo he sentido desde el año 2016, que fueron las elecciones municipales.
Justamente, lo que la UDI reclama es que identidad de género no estaba dentro de ese "proyecto común", no estaba en el programa de gobierno. Por lo mismo ha generado tanto ruido…
El proyecto político no es una check list, es una visión país, es un aspirar a que el gobierno pueda incidir en la realidad social, económica y cultural de nuestro país, es ser trascendentes en las acciones del Estado. Yo soy parte de la mesa política que se junta los lunes, tengo un diálogo permanente con parlamentarios y dirigentes de los distintos partidos, y siento que hoy día eso está muy fuerte. Y creo que, independiente de que se produzcan declaraciones, siempre ha primado hasta el día de hoy este sentido de proyecto.
Entonces, ¿el gobierno no debería, como piden sectores del oficialismo, circunscribirse a rajatabla a lo que está estipulado en el programa?
Nosotros escuchamos reiteradas veces en el gobierno anterior que el programa de gobierno era una biblia, un catecismo, hasta que descubrimos que esa biblia, ese catecismo, muchos de los que lo habían firmado ni siquiera lo habían leído. Usted se acuerda de ese tema.
En el gobierno de Bachelet…
En el gobierno de Bachelet, exactamente. Y el bochorno fue horrible cuando se trataron de desembarcar parte de los partidos de esa posición. Las sociedades son dinámicas, los planteamientos políticos que hacen los candidatos tienen que considerar ese dinamismo. Es un marco, es un rayado de cancha, es un compromiso, pero la sociedad es dinámica. Nosotros no sabíamos que había un millón de extranjeros en Chile en septiembre del año pasado. Nosotros sabíamos que había un proyecto que no se había movido durante cuatro años. Teníamos cifras de que esto andaba en los 550-600. Yo, como profesor universitario, decía que estábamos hablando con suerte de 700. Estoy hablando de septiembre-octubre del año pasado. Hoy día estamos hablando de más de un millón. Esa es una realidad de facto que cambia el paradigma. Entonces, nos vamos a encontrar estos años con otras realidades en las distintas carteras, y los gobiernos tienen que hacerse cargo de eso, y no decir "oye, pero esto estaba en el programa de gobierno y esto no estaba". No. Hay realidades dinámicas que hay que ir abordando.
¿No se abre, así, un flanco para que después se pida avanzar en otros temas valóricos, por ejemplo, matrimonio igualitario, que tampoco está en el programa de gobierno?
Y el Presidente tendrá que evaluarlo.
¿Se abre ahí un espacio, entonces?
No, no, ese es un escenario hipotético. Y usted estará consciente de que el Presidente gobierna. Nuestro Presidente toma decisiones. Entonces, si se abre algo hipotético, estoy seguro de que el Presidente, con sus capacidades, va a evaluarlo y va a tomar decisiones. Y el gobierno tendrá que, a partir de esas decisiones, tomar acciones en ese sentido. Entonces, no lo veo como una cosa ni dramática ni nada. La sociedad es eso: es dinámica, es cambiante. Y hoy estamos en un escenario económico interesante. Escuchaba al ministro de Hacienda ayer, en términos de los indicadores macro. Bueno, si eso cambia, el gobierno tendrá que tomar otras líneas distintas. La política de austeridad fiscal que presentó el ministro, que es una política bastante dura, se da en un escenario donde tenemos que salir rápido del estancamiento que tiene el país. Si cambia el estancamiento, me imagino que esa política también podrá cambiar.
Más allá de algo hipotético, el matrimonio igualitario y la adopción homoparental son dos temas que se vienen sí o sí: están en el Congreso y, además, hay un acuerdo en la Comisión Interamericana de DD.HH. sobre avanzar en ambos asuntos, algo que desde ese organismo han advertido que es vinculante para el Estado chileno, independiente de cuál sea el gobierno de turno. Entonces, el gobierno va a tener que fijar una posición en ambos temas, lo quiera o no. ¿Qué pasará ahí?
No es un ámbito en el que me corresponde opinar, no es parte de las materias que ve Interior. Y, como todas las cosas, la autoridad máxima, que es el Presidente, en su momento tendrá que evaluar a partir de la realidad que se produzca. Y lo dijo el Presidente hace unos días: esto no es chaleco de fuerza.
Migración: "La discusión ideológica impedirá mejorar aspectos de la ley"
El gobierno presentó las indicaciones para reformar la ley de migraciones, y han tenido que salir a enfrentar críticas. ¿Cómo evalúan la recepción del anuncio?
Hay dos formas de abordar el tema: aquellos fundados en los acuerdos internacionales, que sostienen que los países pueden definir sus condiciones de ingreso al país -lo que sí se exige es que estas no sean discriminatorias y arbitrarias-, y hay otros que nos dicen que somos economicistas, que creen en la migración como un derecho, como dice el Servicio Jesuita a Migrantes, de que no existen las fronteras y que cualquier ciudadano puede cruzar cualquier frontera.
¿Una postura muy libertaria?
Es una postura extremadamente libertaria. Muy bien definido. Y eso es una posición ideológica. ¿Legítima? Sí. Pero el gobierno del Presidente Piñera no cree en eso. El Presidente cree que los países, de acuerdo a las normativas internacionales, pueden establecer normas claras de ingreso y de expulsión. No confundamos la migración como un derecho, al derecho de los migrantes, porque eso es distinto, eso está reconocido en nuestra propuesta legislativa.
¿Cree que esta ideologización de la que usted habla dificulte la aprobación de las indicaciones?
Creo que la discusión ideológica impedirá mejorar aspectos de los distintos artículos que vayan en beneficio de los extranjeros.
Uno de los puntos cuestionados son las restricciones para haitianos. A diferencia del resto de los extranjeros, a los que se les permiten 90 días en la visa de turista, a los haitianos se les dan 30. ¿Cómo se justifica eso?
Fue un error en términos de la formulación, porque debió haber dicho 30 días y su renovación hasta 90. El documento es un error de forma, que se corrige por la propia ley. La ley establece que es hasta 90 días. El error fue haber puesto 30.
Algunos han planteado que puede haber una política selectiva…
Al contrario. Establecer una visa humanitaria, de reunificación familiar, con 10 mil cupos anuales, es un gesto clarísimo respecto de la empatía que el gobierno de Chile tiene con la situación humanitaria de Haití. Si yo critico que hay una visa consular para turismo y no hago mención a la otra, aparece como algo negativo, pero esto se construye con una visa turística, no se les está prohibiendo venir. Pero, además, se establece una visa humanitaria. Todos los países latinoamericanos, del Caribe, excepto Argentina y Ecuador, le exigen a Haití visa de turista.
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