Mirando el contexto

Trabajadores

Hoy vemos que la ciudadanía reclama mejoras a los sistemas de pensiones y seguros de salud, públicos y privados, por lo que me parece importante resaltar aquellas características que hacen del seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales una acertada política pública.


El sistema de protección y prevención de riesgos laborales que actualmente tiene nuestro país, si bien es el más desconocido en su ámbito, me atrevo a decir que es el que mejor cumple los principios internacionales de la seguridad social.

No puedo dejar de enorgullecerme que este sistema haya nacido antes de la promulgación de la ley, por el propio interés y preocupación de los empresarios, quienes de forma visionaria decidieron, sin mediar imperativo jurídico alguno, idear un sistema para entregar seguridad y protección a sus trabajadores.

Hoy vemos que la ciudadanía reclama mejoras a los sistemas de pensiones y seguros de salud, públicos y privados, por lo que me parece importante resaltar aquellas características que hacen del seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales una acertada política pública, con resultados que han permitido convertir la protección de los trabajadores en un valor intransable, logrando disminuir de manera sostenida los accidentes laborales.

Como principio fundamental, este es un seguro financiado en un 100% por los empleadores, sin que los trabajadores tengan que hacer aporte económico alguno. Es solidario, en el sentido que la cobertura es la misma sin distinción de ningún tipo para todos los trabajadores afiliados, e independiente de las características de su lugar de trabajo, tamaño de la empresa, rubro o antigüedad.

Visto desde la administración, como mutualidades, tenemos directorio bipartito, es decir lo integran tanto empresarios como trabajadores y, al mirarlo desde el precio, la prima del seguro se calcula mediante una fórmula establecida por un decreto, haciendo que el valor a pagar no sea una variable de competencia entre los oferentes. Lo anterior lleva a que Mutual de Seguridad, así como el resto de los actores de esta industria, deban marcar sus diferenciadores en variables como la satisfacción de sus clientes (empresas y trabajadores), la calidad de la asesoría en prevención y la excelencia operacional, siendo estos elementos centrales de nuestra estrategia.

Es indudable que el sistema en estos más de 50 años de existencia ha sido exitoso. Hoy las mutualidades protegen a un 70% de la fuerza laboral de Chile y, a partir de la operación renta de este año, deberían quedar también cubiertos todos los trabajadores independientes.

Pero también tenemos que mejorar y resolver problemáticas profundas. Aún existen trabajadores que mueren a causa o con ocasión de su trabajo, lo que no es aceptable en ningún caso. Sabemos también que este sistema tiene una deuda pendiente con los accidentes de trayecto y enfermedades profesionales, donde no hemos logrado la disminución de la frecuencia ni la gravedad de los mismos cómo quisiéramos.

Por eso tenemos que seguir innovando y mejorando la forma en la que hacemos prevención y no perdernos ni un segundo en cuanto a que ese debe ser el foco de las mutualidades, porque desde nuestra visión particular, como Mutual de Seguridad, lo que hacemos no es gestionar accidentes, sino prevenirlos.

Mi llamado entonces es a mirar el contexto general de la seguridad social del país, no aislar las reformas al sistema de pensiones o al sistema de seguros de salud común, sin prestar atención a los impactos que estos tienen a las otras ramas de la seguridad social.

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