Justicia para todos




Un Chile más Justo es el lema de Guillier y también lo fue de Longueira. Quién copio a quien debiera dar lo mismo. Si nos ponemos en sintonía con la retórica de la segunda vuelta podríamos decir que de lado a lado la justicia es el eje central del debate político chileno de los últimos años. Y lo es, aunque se discuta de ella de manera más bien pueril. Todos hablan y apelan a esta palabra, la quieren encarnar e instalar, pero ¿de qué diablos hablan cuando la invocan? Ahí está el vacío, porque si bien todos hablan de justicia, nadie ha llenado de contenido ese significante, a estas alturas vacío. Ahí está la disputa, en todo sentido.

Carlos Peña acaba de lanzar un libro, Lo que el dinero sí puede comprar, donde busca responder a Michael Sandel y su Lo que el dinero no puede comprar. La discusión también tiene relación con lo que se entiende por justicia. Por eso quizás, el académico de Harvard escribió otro libro llamado Justicia, donde aborda las tensiones y dilemas en torno a lo que deberíamos hacer. Porque como decía Aristóteles, los seres humanos tenemos esa capacidad única de dirimir acerca de aquello. Tarea titánica que quiso retomar John Rawls en los setentas y que Robert Nozick alimentó con ahínco en su respuesta kantiana, dándole un nuevo impulso a la filosofía política contemporánea. ¿Conocerán estas discusiones los candidatos y sus asesores al momento de hablar de Justicia?

De seguro, algunos han leído a Gerald Cohen y su Why not Socialism? y con eso se quedan para definir sus nociones, superficiales, de lo justo. Pero está Jason Brennan que escribe Why not Capitalism? donde en base lo planteado por Nozick, propone una idea radicalmente distinta ―o quizás no tanto― de justicia. Entonces surge la duda ¿desde qué principios están hablando de justicia nuestros actuales candidatos, políticos y asesores? El debate está abierto en ese sentido.

Muchos probablemente apelan a la noción de justicia como aquella que reza: dar a cada quien lo suyo. Pero, tal como decía Hans Kelsen, aquello no resuelve el dilema en cuanto a qué es lo que cada cual puede considerar lo suyo. Y sin embargo, esa noción hueca de justicia es la que predomina en los debates públicos actuales. Todos hablan de merecimientos y cargas pero nadie justifica tales asignaciones. Quizás deberíamos partir por una base esencial, la inviolabilidad del individuo, de la persona. Me quedo con la reflexión final de Kelsen: «la justicia es para mí aquello bajo cuya protección puede florecer la ciencia y, junto con la ciencia, la verdad y la sinceridad. Es la justicia de la libertad, la justicia de la paz, la justicia de la democracia, la justicia de la tolerancia». Pero tengo una duda ¿quién defiende realmente esos valores hoy?

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