Los movimientos tácticos de Insulza
Luego de meses, José Miguel Insulza comenzó a jugar su chance para estar en las primarias de la Nueva Mayoría. Esta decisión estratégica estuvo precedida de dos movimientos tácticos. En primer término, su renuncia al cargo gubernamental de Agente ante La Haya buscó posicionarlo en la agenda de los medios y la opinión pública justo en medio del trabajo de terreno de la próxima encuesta del CEP. También constituyó una señal a sus detractores, quienes ponían en duda su real voluntad de salir de su zona de confort.
El segundo movimiento táctico tuvo como teatro de operaciones el Comité Central del PS. Allí, Insulza apostó por la necesidad de la realización de primarias, sintonizando con diversos sectores del PS que, por distintas razones ─bloquear las aspiraciones de Lagos, ganar tiempo para que se desplieguen candidaturas, amarrar la plantilla parlamentaria o dejar la decisión a la nueva Mesa─, coincidían con la apuesta que le permite ganar tiempo para hacer viable su opción. Tuvo como aliado circunstancial a Fernando Atria, el otro aspirante socialista, quien también busca sumar tiempo.
A juzgar por lo resuelto por el PS, que acordó la realización de una consulta ─primaria interna─ en abril próximo, desestimando de paso la estrategia del Laguismo socialista que se jugaba por una designación más temprana de Lagos, Insulza habría conseguido los dos objetivo tácticos: posicionamiento mediático de cara a la encuesta del CEP y tiempo para desplegar su opción dentro del PS.
Visto desde una perspectiva analítica, la jugada de Insulza es resultado de un adecuado análisis situacional, lo que supone la identificación de la situación problemática, la distinción de las causas y consecuencias del problema así como la identificación de los actores y las fuerzas en juego.
Lo primero que leyó Insulza es un escenario presidencial aún líquido y signado por una lógica de incertidumbre. Ninguno de los candidatos conocidos en la NM logra constituir un liderazgo claro en la opinión pública encuestada ni entre los partidos del bloque. Lo anterior se ve dificultado por una suerte de vacío de poder, donde el Ejecutivo hace rato perdió el control de la agenda y la voluntad de proyectar a la coalición oficialista no resulta muy explícita.
La lectura que hace Insulza de sus dos más claros adversarios es que Lagos ha encontrado una dificultad mayor a la esperada dentro del PS y, en ese contexto, él podría eventualmente ocupar dicho espacio. Insulza lee también que la opción de Guillier puede tener techo y que los militantes, en una eventual primaria interna de la NM, podrían optar por un candidato que les dé más garantías a los partidos. Por último, en un clima de alta abstención, desestructuración del padrón electoral y volatilidad de los electores, nadie tendría clavada la rueda de la fortuna, por lo que sería competitivo frente al candidato de la oposición.
Habrá que ver cómo evalúa la clase política y la opinión pública encuestada los movimientos tácticos desplegados por el Panzer. Aún falta por conocer el resto de su diseño estratégico. Lo cierto es que, sea cual sea, por ahora el Panzer tiene poco que perder.
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