El rey anda desnudo




DOS SON las líneas de defensa que esgrimen los partidarios de Sebastián Piñera tras conocerse los negocios del expresidente con una pesquera peruana en medio de la demanda marítima entablada por ese país contra Chile.

Están quienes -entre ellos el exmandatario- acusan "campañas sucias" y denuncian como "miserables" a quienes revelaron los hechos y los interpretan de una manera lesiva para la honra de Piñera. Los datos no han sido desmentidos, están a la vista y ubican, una vez más, al expresidente en medio de una polémica que cuestiona la manera en que hace negocios. Es reveladora la incapacidad de la mayoría de los partidarios de Piñera para reconocer esta realidad obvia: que una empresa del Presidente de Chile adquiera parte de la propiedad de una pesquera del Perú en pleno litigio marítimo entre ambos países constituye, por lo menos, un indesmentible conflicto de interés. Piñera dice que él no supo de la compra de acciones de la pesquera Exalmar y que no conversó de ello con quienes realizaron directamente la operación. Incluso si eso es cierto, resulta obvio que los ejecutantes del negocio fueron de una imprudencia rayana en la irresponsabilidad, al punto que uno de ellos ha señalado que "habría sido más prudente no hacer esa inversión".

La segunda línea de defensa es que "la gente ya conoce a Piñera" y ha internalizado que, desde la acusación por fraude en el Banco de Talca a comienzos de los 80, él y sus empresas han estado involucrados de manera repetida en numerosos casos controvertidos.

Aparte de las inevitables consideraciones éticas, parece evidente que seguir apostando por una eventual candidatura de Piñera puede terminar resultando suicida para Chile Vamos. Porque, ¿hasta cuándo estará el público dispuesto a hacer la vista gorda ante los líos del ex Jefe de Estado? Todo indica que la paciencia se agota y que por eso el exmandatario no termina de convencer en las encuestas, donde lidera, pero no con un apoyo decisivo.

Además, ¿qué otras novedades surgirán en el futuro? Nada hace descartable que las "denuncias por goteo" que venimos presenciando desde hace un tiempo vayan a interrumpirse. Si hay una constante en Piñera es que ha estado metido en problemas a raíz de su simultánea participación en los negocios y la política.

Lo anterior pone a Chile Vamos en una encrucijada. Apoyar al que hoy encabeza las encuestas puede terminar siendo pan para hoy y hambre para mañana. La precipitada caída de la popularidad de la Presidenta Bachelet debería entregar una lección al bloque opositor: nadie tiene una capa de teflón tan gruesa como para resistir acusaciones graves y fundadas. No hay razón lógica que lleve a creer que una candidatura de Piñera sea capaz de soportar para siempre este tipo de embates, los que, por lo demás, podrían seguir llegando. Es irresponsable que Chile Vamos no advierta el peligro. El rey anda desnudo y nadie se atreve a hacerlo notar. Los partidos de la oposición corren un riesgo elevado al apostar por un candidato con una debilidad tan evidente.

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