Un triste espectáculo
Las primarias están en la cuerda floja. Ninguna de las dos grandes coaliciones políticas ha logrado ordenar sus filas hasta el momento. Esto ha generado una serie de rencillas internas, a vista paciencia de la gente. Para muchos estos impases políticos no son más que un triste espectáculo. Pues generan la sensación de que la clase política está más preocupada de resolver sus propios problemas que los de la gente. Quienes ponen trabas a las primarias, y generan esta lamentable sensación, tienen nombre y apellido.
Por un lado, las primarias de Chile Vamos están en duda por culpa expresa de Sebastián Piñera. Mientras que Felipe Kast y Manuel José Ossandón ya inscribieron sus nombres, el expresidente aún no ha hecho lo suyo. Por otra parte, las primarias de la Nueva Mayoría están con freno a mano por encargo de Carolina Goic. Mientras que su principal contrincante, Alejandro Guillier, ha gritado a los cuatro vientos su intención de inscribirse, la Senadora ha sido en el mejor de los casos enigmática.
Parte del objetivo de tener primarias reguladas por la Ley es precisamente para evitar espectáculos como estos, donde los partidos y los candidatos ventilan sus problemas internos en la plaza pública. De hecho, las primarias funcionan bastante bien para reducir la frecuencia e intensidad de estos impases, al incentivar a los partidos a contrastar ideas y limar asperezas en casa. A su vez, sirven para que los partidos puedan escoger a los mejores candidatos, al someterse al escrutinio de sus votantes más fieles.
Quizás para los partidos tiene sentido sacar la calculadora y el mapa para tomar decisiones, sobre todo en época de elecciones. Después de todo, existen con el objetivo ulterior de ganar elecciones. Pero para la gente el debate de ir o no ir a primarias no solo es innecesario, pero además es redundante. Para ellos la imagen de los políticos hablando de política todo el día solo sirve para reafirmar la idea de que le están haciendo el quite a los problemas reales. Entre otras cosas, esta forma de hacer política sirve para potenciar la desafección con la clase política.
Ante esta sensible bifurcación lo ideal sería que todas las coaliciones que tengan a más de un precandidato presidencial simplemente se sometieran a primarias para definir a sus abanderados. Pues en lo material, para la gente tiene poco sentido ver a Piñera constantemente desconociendo las invitaciones de sus compañeros de coalición, y a Goic diariamente calculando su probabilidad de derrocar a sus socios históricos. Para la gente éstas situaciones solo confirman la intuición de que los políticos son parte del problema y no de la solución.
A pesar de que hay evidencia que sugiere que a nivel individual a Piñera y a Goic les podría ir mejor si se saltan las primarias, también hay algunas razones que invitan a pensar que les podrían ser útiles. Es más fácil verlo con Piñera, quien lidera en la derecha. Si se somete a primarias, el expresidente puede matar a dos pájaros de un tiro: primero, sacar de carrera a sus dos contrincantes más importantes, y segundo, legitimizar su intención de ser el candidato único de todo el sector. Dado que ganaría las primarias caminando, debiese ser una decisión fácil.
Para Goic este cálculo es más complejo, pues la Senadora busca llevar a la Democracia Cristiana por una senda que le devuelva la independencia y autonomía de su época de gloria. A ésta visión romántica se contrapone una visión la pragmática, que sugiere que ir a primarias es el mejor camino. En efecto, sumando y restando pareciera que la segunda opción es mejor, pues es la única forma de mantener a la coalición de centroizquierda unida, y minimizar la probabilidad de victoria de Piñera. Dado lo que está en juego, debiese ser una decisión fácil.
Esta contraposición, entre lo romántico y lo pragmático, es lo que dificulta la decisión de Goic. Pues ir a primera vuelta significa privilegiar lo romántico por sobre lo pragmático e ir a primarias implica favorecer lo pragmático por sobre lo romántico. Si suponemos por un segundo que el objetivo de Goic es mantener la unidad de su coalición, reducir la probabilidad de que esa misma coalición pierda en la elección presidencial, mientras repara (en la medida de lo factible) la fe de la gente en la política por el solo hecho de someterse a primarias, no debiese ser una decisión difícil.
Las primarias son positivas para la democracia, e incluso podrían ser beneficiales para todos los involucrados, mediando algunos costos. No someterse a primarias solo profundiza la desafección con la política, lo que eventualmente podría transformarse en un sentimiento anti-sistema más permanente. Las visiones individualistas de Piñera y Goic podrían dañarles en el largo plazo. Si insisten en su travesía, el primero podría generar un problema innecesario con sus dos rivales más importantes y la segunda podría llevar a la DC a una debacle electoral de proporciones épicas.
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