Universidades estatales y proyecto universitario




El proyecto de ley sobre universidades estatales que se tramita en el Senado ha sido objeto de críticas por las normas sobre gobierno universitario.El rector de la Universidad de Chile señaló que introduce un "golpe mortal" a la autonomía universitaria por la presencia mayoritaria de "externos", incluidos los representantes del Presidente de la República, en el Consejo Superior.

El debate no es nuevo y solo revela una de las permanentes tensiones en la disputa sobre quienes deben mandar en una universidad. El modelo alemán "humboltiano" de universidad de comienzos del siglo XIX, que tuvo marcada influencia en Europa, defendía con fuerza la autonomía frente al Estado y su gobierno era ejercido "desde adentro", con un importante rol de los académicos, en una suerte de "anarquía organizada".

La universidad del siglo XX pasó a ser más jerárquica en su gobierno corporativo (más vertical), con una autoridad central tomando el liderazgo de la gestión, una menor influencia relativa de los académicos y un órgano o consejo como guía.

La universidad actual no es muy distinta, excepto porque es más compleja por la diversidad de los grupos de interés: estudiantes, académicos, la sociedad civil, la industria y el Estado, o por la diversidad de las "medidas de desempeño": formación de estudiantes, creación de conocimiento, vínculos con la sociedad, propuestas de política pública, etc. Por lo tanto, gobernar hoy una universidad compleja no es un asunto trivial; supone diseñar políticas, programas, tomar decisiones e imponer controles que garanticen un curso eficaz y sostenible en el tiempo. En ese contexto, la presencia de "externos" en los boards es un valioso aporte. Todas las grandes universidades en Europa, EE.UU. y Australia cuentan habitualmente con un Board of Trustees que elige al rector, aprueba el plan estratégico y el presupuesto, establece políticas y monitorea los indicadores de desempeño académico y financiero.

Los modelos de gobierno universitario en Chile están muy alejados de esta evidencia comparada.

En muchos casos tiende a primar una visión de gobierno "sesentera", con debilidades de liderazgo, precaria gestión directiva y claustros triestamentales cerrados a la participación de la sociedad civil. La crítica de las universidades estatales frente a una mayor injerencia de externos en su conducción, en este caso del propio estado, no se condice con el clamor de una suerte de abandono paternal y la demanda de un nuevo trato hacia ellas.

La apertura hacia nuevas formas de gobierno, con miradas externas innovadoras para apuntalar los planes estratégicos y estructuras internas livianas que agilicen la gestión, son piezas claves para modernizar los sistemas universitarios, en especial de origen estatal.

La buena marcha de una universidad no es solo un tema de financiamiento; es también un asunto de equilibrios razonables y gestión eficiente.

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