Hace 10 o 15 años era impensado un escenario público cruzado por tantos temas valóricos como hoy. Temáticas como el matrimonio homosexual, el aborto, el consumo de marihuana, el cuidado del medioambiente, reivindicaciones de género a quejas contra el sistema de pensiones, entre otras, están en la agenda pública, las calles y las redes sociales.
No sólo se discute. Se masificaron también las protestas. Un estudio del Observatorio de Conflicto-Coes da cuenta que entre 2015 y 2016 hubo al menos una manifestación en 242 de las 365 comunas del país. ¿Estamos más liberales? No, no se trata de un avance al liberalismo, opina Manuel Antonio Garretón, sociólogo de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile.
Más bien, lo que se aprecia, explica el premio nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2007, es la mayor presencia de dos valores que antes no se aplicaban, como la igualdad y los derechos. "Es un cambio que muchos países lo habían vivido y Chile no, por el peso de las instituciones conservadoras como la familia y la Iglesia Católica".
Pasamos de una moral o ética basada en principios de verdad absoluta a principios que se establecen con acuerdos entre las personas. "La valoración de lo bueno o malo no está dado por la adhesión a un principio de fe, sino por los intercambios subjetivos que se cristalizan en nuevos modos de conducta", dice.
Se imponen como principios relevantes la igualdad y los derechos. "Es lo que ocurre con el matrimonio homosexual, y en el tema del aborto, considerado un derecho de la mujer de decidir sobre su cuerpo", dice Garretón.
Y muchas de estas temáticas se amplifican por las redes sociales. "Hay mayor conversación que hace 15 o 20 años. Pero también existe un efecto multiplicador de las redes sociales", dice Cristián Doña, sociólogo y director del Observatorio de Desigualdades de la U. Diego Portales. "Eso permite que grupos como 'Ni una menos' se manifiesten", y que a la vez grupos contrarios también se manifiesten", dice.
"Hay una lucha abierta y una discusión fuerte dando vuelta", destaca. Un escenario en que hay grupos interesados en promover debates tanto a favor como en contra en ciertos grupos valóricos, explica Doña. "Si eso al ciudadano común le interesa, no lo sé. Hay una mayoría silenciosa que mientras no le toque el tema, no le interesará, no tomará partido", aclara.