Cuando la médico nutrióloga Denise Kohn llegó a Nueva York en 2018 para especializarse en la Universidad de Nueva York, abrió una cuenta de Instagram, desde la que empezó a compartir sobre su vida en la Gran Manzana. Pero de forma orgánica, también se puso a mostrar a sus seguidores y seguidoras todo aquello que iba aprendiendo –y desaprendiendo– sobre nutrición. Ya de vuelta en Chile, aún no logra armar su departamento pero ya ha impartido distintos talleres sobre alimentación intuitiva para niñas, niños y adultos, y ha dado de qué hablar en medios y redes sociales por sus “revolucionarias” ideas sobre el peso y la nutrición. Revolucionarias para otras y otros, porque aunque para ella que estudió el tema, se trata de cosas obvias. Hablamos, por ejemplo, del estigma del peso y la discriminación que existe al respecto, o de la terminología errada con la que nos referimos a los distintos cuerpos y las conductas alimentarias a las que estamos acostumbrados y acostumbradas.

Y su discurso es más contingente que nunca. Este mes, la Cámara de Diputados aprobó, de forma unánime, una resolución que reconoce a la obesidad como enfermedad crónica, que ahora espera ser revisada en los Ministerios de Hacienda y Salud. En Estados Unidos, la obesidad es catalogada como enfermedad desde el 2013, pero como cuenta la doctora Kohn, se trata de algo que sigue generando dudas en la comunidad especializada.

“La obesidad se diagnostica en base al IMC, que es una herramienta que no es buena para la evaluación individual. Por eso, los expertos en Estados Unidos sugerían no clasificarla como enfermedad, porque la herramienta con la que se diagnostica deja mucho que desear. Pero en 2013 se aprueba esto pese a la opinión de los expertos, bajo el argumento de que iba a mejorar la salud de la gente y disminuir la discriminación por peso”, explica la especialista, quien agrega que a la fecha, estas promesas no se han cumplido: “En 2021 la salud no ha mejorado, ha empeorado, y la discriminación por peso ha aumentado. Lo único que sigue creciendo es la industria para bajar de peso”.

Uno de los argumentos que existen a favor de catalogar a la obesidad como una enfermedad crónica, se basa en que esto llevaría la cirugía bariátrica a más personas, que en la actualidad no pueden acceder a ella por su alto costo. Al respecto, Kohn señala que si bien no hay opiniones absolutas en relación a este procedimiento quirúrgico, si está claro que falta poner énfasis en la salud mental de las personas. “La cirugía toma la parte física, que es solo una parte de la situación global”, dice. Y agrega: “En general, falta darle más énfasis a la conducta alimentaria y su rol en la nutrición de las personas”.

Entonces, ¿está mal querer bajar de peso?

Lo que se propone actualmente es que utilizar la baja de peso como meta en una consulta, no es una estrategia útil a largo plazo. Como la meta es un número que se quiere lograr lo antes posible, se asocia mucho a conductas no saludables: dietas muy restrictivas, ejercicios excesivos, pastillas sin prescripción. Son conductas que no se pueden mantener en el largo plazo, entonces cuando dejas de utilizarlas aumentas de peso. Lo que sí hay que hacer, en cambio, es enfocarse en las conductas. Esto significa buscar ejercicios que te gustan y no los que te van a hacer bajar más de peso, o comer una ensalada porque tiene ingredientes que te gustan, no porque tiene menos calorías.

¿Esas conductas harán que inevitablemente una persona baje de peso?

No necesariamente. Está estudiado que hasta un 70% de nuestro peso depende de nuestra genética. La idea de que podemos controlar el peso exactamente como queramos no es tan real, según los estudios. Y se nota, uno puede ver la parte genética y el rol que juega. Es dañino para la salud de la gente culpar a las personas por su peso, menos peso no equivale necesariamente a mejor salud, y nos deberíamos enfocarnos en eso.

¿Tenemos que aprender a comer de nuevo?

Yo creo que sí. Muchos adultos, especialmente madres, me dicen que no quieren que sus hijos hereden sus hábitos alimenticios. Crecimos con conceptos de conductas alimentarias dañinas, que no siempre se ajustan al contexto en el que uno está o lo que uno necesita. El tema específicamente con niñas y niños es neutralizar los alimentos. Todos crecimos con la idea de que la comida está en un cierto nivel, pero los dulces están más arriba, como en un pedestal, no siempre se pueden tener. Entonces cuando la niña o niño se enfrenta al dulce, va a comer todo lo que pueda porque no sabe cuándo lo va a volver a comer. Lo que hay que hacer es poner a los distintos alimentos en un mismo nivel, porque cuando tienes todo neutralizado tomas decisiones conscientes de lo que quieres comer.

Si les dices cosas como “si te comes el brócoli puedes comer dulces”, no solo elevas los dulces, sino que además bajas al brócoli a la categoría de castigo. Pero si lo neutralizamos, ese niño o niña va a aprender a comer brócoli porque quiere hacerlo. Es utópico pensar que nunca van a comer dulces, lo que se busca es que aprendan a autorregularse en cuanto a su alimentación.

¿Las personas tienen que asumir que quizás nunca van a tener el peso o la talla que quieren?

Las mujeres llegamos a los 15 años y sentimos que tenemos que mantener ese peso el resto de nuestras vidas. No es lógico que se le exija a las mujeres tener 30, 40 años y verse de 15. Hay muchos estereotipos ahí. Hay que buscar lo que es sano para uno, y eso no es necesariamente un cuerpo estereotipado. De hecho probablemente no lo sea, porque es de la minoría. Cuando uno ve a alguien con un cuerpo “perfecto” en redes sociales, no ve la salud mental de estas personas o todo lo que hay detrás.

En tu mundo ideal ¿no hay más dietas?

No hay más dietas. Lo que hay son hábitos saludables. Las conductas que se mantienen a largo plazo son las que tienen motivación interna. Hacer ejercicio por bajar de peso no tiene una motivación interna, porque lo motiva un número. Distinto es hacerlo porque te sientes bien. Y que te comas la ensalada porque te gusta, porque tiene cosas que encuentras que son ricas y puedes elegir lo que les pones. Con eso disfrutas tu ensalada y es un alimento que probablemente vas a seguir consumiendo a futuro, en vez de asociarlo a una dieta y solo consumirlo cuando “estas a dieta”.