Josefina Reyes tiene 27 años. Es tajante: no trabajaría diez horas diarias y menos los fines de semana. “Siento que sería o significaría normalizar ciertas prácticas laborales que no van de la mano con la sociedad y el mundo que estamos viviendo. Las horas no garantizan la calidad del trabajo”, opina. Entiende que en algún minuto –de manera excepcional- podría extender su jornada, pero bajo ningún punto de vista quiere que aquello sea la regla. “Lo normal sería tener un horario establecido desde antes, que te permita tener horarios de descanso, vida familiar y social y creo que con un horario de 10 horas no se podría”.
Hace algunos años, PwC encuestó a más de 4.300 graduados de 75 países a nivel mundial. En 2008 había realizado un análisis similar respecto de los egresados de aquellos años y ahora replica ese estudio. Un 70% aseguró que la combinación entre empleo y calidad de vida era primordial; en 2008 esa motivación no se visualizaba.
Los llamados millennials, –desde los 25 a los 39 años- quieren trabajar lo justo para tener más tiempo libre y horas para ellos; una diferencia abismal versus la generación precedente que, por lo general, pasaba más tiempo en el trabajo que en su casa, coinciden todos los expertos consultados.
“Los millennials priorizan su calidad de vida más que su tranquilidad financiera. En ese sentido, ellos están dispuestos a trabajar menos en función de un mayor tiempo libre”, señala el managing director de Glasford International Chile, Pablo Massú. “Antes el trabajo requería de rigor, sacrificio, nadie se imaginaba un trabajo remoto, pero las nuevas generaciones ya vienen con ese chip de ‘yo quiero tiempo para hacer mis hobbies, para viajar, desarrollar mis cosas, juntarme con mis amigos y el trabajo es sólo un medio para poder hacer estas cosas’”, añade la directora asociada de la consultora Robert Half Chile, Karina Pérez.
Desde las empresas de recursos humanos relatan que antes la captación de personal implicaba trabajadores más pasivos en cuanto a sus consultas –no se preguntaba nada prácticamente, dicen-; y ahora los millennials ahondan en todos los aspectos: la cantidad de horas de trabajo presencial, las aspiraciones futuras, la posibilidad de desarrollo. “Hay muchos que están preguntando cuánto teletrabajo hay, antes eso no se hacía, y cuál es la proyección del cargo. Las nuevas generaciones hacen una matriz con cuánto ganarán, cuánto presencial, cuánto me queda y ahí van eligiendo”, señala el director de Randstad Professionals de Randstad, Felipe Lagos.
El socio de la empresa de head hunter Egon Zehnder, Luis José Garreaud, da un paso más: “Al interior de las compañías piden permanentemente feedback, son muy insistentes en cómo les está yendo, quieren saber cuál es el futuro que tienen, son más insistentes a la hora de exigir una trayectoria laboral más clara. Nosotros éramos más corderos”.
Si bien el teletrabajo instaurado por el Covid-19 facilitó el tránsito hacia una mayor independencia laboral por parte de los más jóvenes –”Ya no se marca tarjeta”, dicen en la industria-, antes la pandemia ya daban cuenta de una transformación. Al interior de las consultoras de recursos humanos explican que antes del coronavirus ya había jóvenes que preguntaban por el lugar físico del trabajo y la cercanía con su residencia eran un factor determinante para tomarlo o no.
“Estos jóvenes están buscando libertad, un mejor balance de vida trabajo-ocio, son personas a los que definitivamente no les interesa hacer lo que hicieron sus padres, de trabajar de 7 de la mañana a 10 de la noche, de lunes a domingo, no están dispuestos a eso”, afirma Garreaud. “Los millennials son trabajadores multitask, que buscan relaciones más horizontales y complementar su vida laboral con tiempos de ocio o crecimiento personal. Por esto, es muy posible que en una entrevista de trabajo no tengan problema en decirle a un reclutador que consideran la jornada laboral muy larga”, agrega la gerente de marketing de Laborum.com, María Jesús García-Huidobro.
Según la encuesta realizada por PwC, en 2008, el 75% esperaba tener entre dos y cinco jefes durante su vida laboral; ahora ese porcentaje bajó a un 54%. Aún más sólo un 18% pensaba seguir en su actual empleo a largo plazo y en torno a un 30% preveía tener más de seis empleadores en total.
Tal es así que para las nuevas generaciones hoy no está entre sus aspiraciones estar diez años en una compañía; menos ingresar a una empresa y jubilarse en ella. En Robert Half Chile destacan que si tradicionalmente las personas tenían dos o tres empleos en su vida, ahora son dos o tres empleos en diez años. “Estamos viendo mucho más movilidad, y la retención está siendo más compleja; antes si tenían tres trabajos en 10 años se veía como que no eras fiel, ni consistente, pero hoy eso es común en esta generación de jóvenes, es el nuevo hacer”, indican.
Las generaciones más jóvenes -concuerdan los especialistas en el mercado laboral- pueden trabajar dos años, irse a estudiar afuera dos más y de ahí regresar y emprender, sin volver a emplearse. Y si retornan a una compañía esperan que esta les otorgue un ambiente apto para su desarrollo.
Las empresas se adaptan
En Espacio Público la jornada de 45 horas semanales es pasado. Si bien ese es el marco legal, hace un tiempo decidieron rebajarla a 40 horas semanales. “Fue una decisión consensuada con el equipo, la cual buscaba compatibilizar de mejor manera el estándar de excelencia de Espacio Público con la conciliación de la vida familiar y de otras actividades de investigación y académicas”, señala la directora ejecutiva de la entidad, Pía Mundaca. Hoy, la mitad prácticamente son sub 35.
Actualmente, la llamada generación millennial es la principal fuerza laboral del país. Tal situación ha llevado a que las compañías deban ajustarse a las nuevas aspiraciones de esta generación. “Hoy no sólo hay que convencer al cliente de que le estamos entregando al candidato perfecto, si no que tenemos que convencer al candidato de que le estamos entregando el trabajo que necesita”, explica Pablo Massu de Glasford International Chile.
Desde el año 2008 que BCI decidió reducir su jornada laboral. Ese año pasaron de las actuales 45 a 43. A ello sumaron 3,5 días libres adicionales al año y flexibilidad horaria en ingresos y salidas, un panorama que el Covid-19 ayudó a generalizar. Hoy una gran cantidad de rubros han incorporado el teletrabajo y la flexibilidad horaria como parte de su realidad: hay varias que han optado por mantener varios días de manera remota o incluso aplicado sistema de flexibilidad 100%.
Pero la reducción de la jornada laboral no es el único enganche hacia las generaciones más jóvenes. En 2020 Fintual anunció a los miembros de la compañía que extendería de 3 a 7 las semanas de vacaciones para todos sus trabajadores, sin excepciones, e independiente del tiempo que llevaban trabajando.
Y no solo eso, sino que además implementaron los “martes sin reuniones”, y cada semana la firma dispone de $ 200 mil destinados a actividades grupales, como karting, salidas a comer después de la oficina, o futbolito, según cuentan.
“Queremos que todos lo pasen bien haciendo su pega y como cada uno tiene gustos diferentes, la mayoría de estos beneficios son ‘adaptativos y flexibles’ para que cada uno los tome como prefiera”, dice Sara Vásquez del equipo de Personas de Fintual. Y agrega que el mayor desafío está en adaptarse a “las necesidades de los millennials o centennials”, de manera de encontrar el talento en aquellas nuevas generaciones.
“Las empresas están conscientes de este cambio en la demanda y que, probablemente, si exigen cinco días presenciales no capten a los mejores talentos”, indica el gerente general de DataLab, José Tomás Vicuña. “Hemos visto cómo empresas internacionales han reducido sus jornadas laborales o han decidido dejar los días viernes con menos carga laboral. Esto es un buen indicador y un ejemplo que en el futuro tendremos que replicar en nuestro país”, indican en Laborum.
Trabajos con sentido
En marzo, Laborum.com en conjunto con la Cámara de Comercio de Santiago, desarrolló la encuesta ‘¿Qué valoramos de las empresas donde trabajamos?’ en la que se preguntó qué tan relevante era para el trabajador que su empresa tenga un propósito y un impacto positivo en el medio ambiente o en la sociedad. En el segmento de 25 a 39 años, un 76% afirmó que le importaba mucho y que influía en su decisión de permanecer en una empresa, versus un 52% de las personas que estaban entre los 15 y 24 años.
Luis José Garreaud reconoce que hoy justamente los jóvenes están priorizando compañías que tengan una finalidad. Y revela que como director de compañías le ha tocado ver cómo se está invirtiendo tiempo en avanzar hacia ser una Empresa B, con agendas de sustentabilidad. “Que tengan un balance económico, social y ambiental, esas son cosas que esta generación mira, que tengan objetivos que vayan más allá del mero hecho de ganar plata”, indica.
De hecho, según la consultora Watch & Act, el 84% de los millennials abandonaría su empresa si esta estuviera involucrada en un caso de corrupción.
Desde hace dos años a la fecha, reconocen en el sector, la búsqueda de gerentes, por ejemplo, de sustentabilidad o de asuntos públicos se ha disparado. Todo, en pos de responder a este mayor acento y preocupación que está poniendo esta fuerza laboral en aquellos temas.
“Una de las cosas que privilegio es tener vida social y familiar”, insiste Josefina Reyes, periodista de 27 años. Para ella, la productividad ya no está aparejada a más horas en la oficina. “Cuando uno es dueño de sus horas de trabajo uno puede manejar mejor sus horarios, se rinde mejor y se es más productivo”. Y agrega: “Uno adquiere otro compromiso con el trabajo y desarrolla otras disciplinas que antes no tenías, cuando estás obligado a estar 100% metido en tu trabajo”.