Productora, compositora, cantante. Pasó por el rap, integró las filas de Javiera Mena, y lleva cinco años aventurándose en solitario trabajando delicadas capas de electropop. Francisca Bascuñán Vial ha catalogado a la música como su sicólogo, la siente indispensable como comer, dormir, o entender a las personas como tal, sin etiquetas ni rotulados, esos mismos que hoy la llevan a clasificarse heterosexual por haber tenido relaciones con hombres.

Para Entrópica es un detalle molesto que ve impuesto en un país en el que le han gritado "lesbiana" en el metro y escrito "maricones de mierda" en un video colgado en Youtube que tiene junto a Namuel. "Odio que se deje de ser persona y nos convirtamos en una clasificación tan básica como esta", asegura la artista que disfruta la androginia para romper la estructura y se rodea de artistas que comparten su frecuencia en cuanto a lo innecesario de la conversación de preferencias de dormitorio.

Me Llamo Sebastián, el ya mencionado Namuel y Sofía Oportot decoran la lista de trabajos que la consolidan en el indie del pop y que le han permitido ser una invitada recurrente en las marchas de orgullo y diversidad. "Libre tú, yo libre, tú yo", como dice su canción 'Gravedad'. Bajo esa norma es que la ingeniera en sonido y acústica recorre la vida, con amigas que sufren violencia, con una familia chapada a la antigua que toma en cuenta su opinión de manera distinta a cómo lo hacen con la de su hermano mayor, o con un acosador online que llegó a desearle la muerte de cáncer -enfermedad que acabó con la vida su mamá-.

De chica recuerda que casi todos los que metían ruido en el programa de Angélica Castro, Más Música, eran hombres, y cuando Nicole apareció con el "Esperando nada" sintió sorpresa. "Fue muy raro y agradable de ver", cuenta sobre la cantante que más adelante tuvo que lidiar con "cahuines del tipo 'ay si esta galla es una modelo producida por Quiñones y por eso la logró'". "También me llamó la atención que en MTV la que la llevaba era Ruth, que era mujer. Eso lo encontraba muy raro, no sé, que Alfredo Lewin no estuviese con un serrucho debajo de ella". Aún con los pocos referentes y el sentir que todo la industria era y es terreno de hombres, Entrópica se topó con un teclado y portaestudio de un familiar y se arriesgó al camino cuenta con estudios de canto lírico y el desarrollo de cuatro placas, entre epés y largos tal como su último lanzamiento, Al espacio.

"Yo creo que igual ha cambiado", dice haciendo el ejercicio retrospectivo. "Aunque todavía hay gente que piensa que alguien me hace la música. Cuando digo que soy productora no me creen. Tengo que estar convenciendo constantemente a la gente de que hago mis discos casi en totalidad, hasta el raw mix. Me da lata tener que estar sacando el título para justificarme porque sé hacer cosas", y eso no es lo único. "Los videos, por ejemplo. Entras antes. Si te ves bien y es bonito, pasas a ser el típico objeto que el programador ama y que quiere tener circulando porque es 'linda'. Eso me carga", sigue. "Y bueno, me tocó ver cómo organizadores de conciertos en casinos escucharon mi música, la disfrutaron y la tildaron de super buena pero al ver mis videos decían 'mmm no, muy rara, mejor que no' cuando se trataba de agendar fecha".

Decidió conducir su música a la gente que considera correcta: quienes poco se preocupan del largo de su cabellera. Y decide solidarizar con las causas que considera correctas. Contra la violencia de género, por ejemplo: "Me dio tanta rabia, pena. Es muy fuerte", comenta sobre el episodio de violencia en el que estuvo involucrado el ex vocalista de Los Tetas, Camilo Castaldi. "No puedes golpear a tu par, no puedes robarle a tu par".

Igual de peligroso encuentra el trato que reciben temas ligados a la diversidad sexual. Tiene amigos que se tienen que enfrentar a diario a ser violentados. "No entiendo la necesidad de darle tribuna a alguien como el Pastor Soto que es una persona que debería estar en la cárcel. Tampoco entiendo el fin de hacer que un bus se pasee con agresión comunicacional. No es una opinión, es violencia. Me violenta un bus del odio porque en la vida no se puede llegar y tirar todo en una matriz matemática y decir que hay blanco y negro y se acabó el asunto".