Los desafíos para el nuevo ciclo

“Primero que la política entienda que está en un nuevo ciclo. He tenido demasiadas conversaciones después de ganar las primarias, con los mismos analistas que decían que no había ninguna posibilidad que ganara, tratando de convencerlos que esta elección no se va a tratar de los mismos ejes que los últimos 30 años. Que esto no es una elección entre la izquierda y la derecha, entre el Sí y el No, entre los partidos y el centro. El que va a gobernar el país es el que gane el debate sobre cómo va a ser este nuevo ciclo, qué ejes van a ser pilares de este nuevo ciclo”.

Falta de recambio

“Tras los gobiernos de Michelle Bachelet y de Sebastián Piñera uno y dos ambos hubo una demanda de futuro muy contenida que se desató en las primarias de julio. A eso se sumó la aceleración de algunos cambios que venían medio lentos y se apuraron con la irrupción del siglo XXI. La irrupción de una revolución digital muy fuerte, el envejecimiento acelerado de la población hizo también que nuevas demandas sociales se tomaran la agenda: pensiones, etcétera”.

Continuismo de Piñera

“Una parte del código de la política sostiene que esto es un problema alternancia, como en los 90. No me hago cargo eso. Aquí hay otra agenda que no es la alternancia o la continuidad de este gobierno. Esto es un nuevo ciclo. ¿Y qué significa un nuevo ciclo? No es sólo el cómo. Fui ministro de este gobierno, no tengo ningún complejo, he dicho que estoy orgulloso de eso. Pero ya no es una discusión sobre quién administra Chile. Esa fue la discusión histórica entre la Concertación y la centroderecha. Ahora hay una conversación de cuál es la ruta que toma Chile: si es una, que es en la que creo profundamente, que sigue confiando en el eje mercado y Estado como el mecanismo más eficaz de asignar bien los bienes de la sociedad nivelando, eso sí, la cancha hacia arriba. O dos, que creo que es lo que encabeza Gabriel Boric, legítimamente, que cree que más bien hay que cambiar ese modelo y empezar con un modelo que confía muy fuerte en el Estado como eje estructurante del desarrollo y desconfía de lo privado. Y con ciertas dudas respecto al valor o no de la violencia en este proceso de cambio. Si hay que refundarlo o reformarlo”.

Un foráneo en la derecha

“Los ciudadanos eligieron que yo liderara este proceso. Eso es bien distinto y cambia las reglas de la ecuación, porque si yo hubiera sido designado por los partidos diría ‘claro, me toca y estoy incómodo’. Acá es el mundo al revés, yo peleé harto para estar en una primaria. Me costó, di una pelea, gané por una amplia mayoría - entre cuatro candidatos saqué la mitad de los votos- y lo que hay es un mandato de los ciudadanos para que esta coalición sea liderada por alguien como yo. Alguien de centro, reformista, que cree que tiene que haber una coalición amplia, mayoritaria, que empieza en la derecha, no tengo complejos con eso, pero que se abra a otros espectros donde no tenía espacio. Lo que he visto es, más bien, un alineamiento - podrás decir de algunos pragmáticos, de otros convencidos- pero respecto a algo que es bastante evidente que este es el eje que debe tener esta coalición, porque ese fue el mandato mayoritario de quienes concurrieron a una urna a votar. Eso es lo bonito de hacer primarias también. He tenido varias conversas privadas que me dicen ‘no sabíamos lo que estaba pasando y parece que tú sabes’, ‘reconocemos que tienes el legítimo derecho a llevar el mundo hacia allá, entendiendo que se requiere dar gobernabilidad, construir mayorías, ampliar los márgenes, pero también partir desde dónde uno está’. No soy un refundador, soy alguien que es reformista y cree que hay que construir en lo que tenemos”.

Estado versus mercado

“La centroderecha -y lo digo como alguien de centro- es mala para el diagnóstico. Le tiene miedo porque siente que va a descubrir espacios de cuestionamientos. El punto es que efectivamente el modelo de desarrollo que teníamos dejaba a un tercio de la población fuera de la posibilidad de llegar al desarrollo. Y era ridículo, porque tú seguías vendiendo la idea del país en marcha, del crecimiento de las empresas, del emprendimiento y tenías un tercio de los chilenos diciendo ‘oiga si ni aunque yo me esfuerce toda mi vida, voy a llegar al lugar que usted me está prometiendo’. La derecha tiene que hacerse cargo de esa primera crisis que es un país en que el sólo crecimiento ni el trabajo funciona como motor de desarrollo y que el que el Estado tiene que estar mucho más presente para incorporar a esas personas al desarrollo. El otro mundo, por su lado, tiene enamoramiento del Estado. El Estado parece ser la solución mágica a todo. El punto es que no sólo la existencia del Estado es prioridad, sino también hay que exigirle al Estado mucho más. Sacar a los partidos que tienen capturado el Estado. Yo creo en el diagnóstico de que tenemos que tener un Estado más presente y profundizar los espacios de seguridad social a través de la intervención estatal. Pero rescato, el valor de la competencia en el desarrollo de mercado y como lo que nos falta mucho más fuerte es desatar mercados en lugares industriales donde no hay”.

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