Beatrice Ávalos: "Hay casos que ni la mejor tecnología puede resolver"

"El Silabario no ha desaparecido. Quizá haya métodos más entretenidos que pueden implicar uso de medios digitales, pero también están los cubos para armar palabras o el buen uso de la biblioteca. Lo que quiero decir es que las formas de aprender a leer que eran tan estructuradas con el Silabario, pueden serlo menos ahora. Pero no necesariamente eso va de la mano de la tecnología. No tienes ni una garantía de que exponer a los niños a ella signifique que estén aprendiendo, y no mirando solo los monos que cantan 'a, b, c, d' en una aplicación. Lo importante es detectar los intereses de los niños para generar estímulos de aprendizaje diferenciados, vengan de YouTube, de un software o de donde sea. Y prepararlos en habilidades superiores, como la capacidad de relacionar e imaginar. Si no desarrollo una inteligencia que me permita hacerle preguntas al celular o una tablet no voy a aprender, como tampoco saco nada con tener una enorme biblioteca si no miro los libros. Conocí a una docente que tuvo un niño con el que probó diversas metodologías, tecnología incluida, y no conseguía que aprendiera a leer y escribir. No sabía qué hacer, hasta que le pidió a la mamá que se lo dejara después de clases para trabajar individualmente con él, y así logró que mejorara".

*Premio Nacional de Educación 2013. Doctora en Educación, mención Filosofía e Historia de la Universidad Saint Louis en Estados Unidos.

Catalina Araya Lira: "Lo interesante sería pasar El Silabario a una tablet"

"Como cada vez es más frecuente que niñas y niños tengan acceso a la tecnología, es fundamental contar con estrategias que permitan a los educadores acercarnos a ella de una manera sana y responsable. El celular puede ser una herramienta pedagógica innovadora si se les permite a los estudiantes, por ejemplo, crear con ellos tecnología. El acercamiento a la noción de pensamiento computacional y programación les puede permitir crear animaciones, juegos, aplicaciones móviles, como también el trabajo con sensores o robots con fines educativos. Un ejemplo es 'Club BeeBot', proyecto que impulsamos junto a la Subsecretaría de Educación Parvularia. Busca que niños de prekínder y kínder de escuelas públicas tengan su primer acercamiento al mundo del pensamiento computacional a través de una abeja robot programable por ellos mismos. Lo interesante sería pasar el Silabario a una tablet y ver cómo es la experiencia de enseñanza con esa herramienta".

*Socióloga. Directora del área de Educación de Fundación País Digital.

Alejandra Arratia: "Ya no existe un solo método"

"El Silabario era un clásico. Pero respondía a una educación mucho más vinculada a la memoria, a la idea de que mientras más repetíamos, mejor aprendíamos. Hoy ya no existe un solo método para aprender a leer y escribir, sino una diversidad de formas que -frente a niños cada vez más estimulados de información e imágenes- tienen que ser cada vez más atractivas. Todas esas nuevas formas buscan que los niños desarrollen desde temprano el entusiasmo por la lectura, y a la vez se involucren en sus procesos de aprendizaje: están los pictocuentos. Pero también metodologías online como el Conejo Lector, que los ayudan a ponerles sonido a las letras y así ir juntándolas. Si bien el acceso a la tecnología es mucho más democrático, más importante es desarrollar competencias para poner esa conectividad al servicio del aprendizaje y del pensamiento crítico. Si antes el concepto de escuela era tener a 40 alumnos sentados, callados, mirando para adelante, ahora lo innovador es separarlos por grupos y a través de la tecnología ir estimulándolos según su nivel de lecto-escritura. Hay cosas interesantes que se están haciendo afuera, como Reading Eggs, una metodología online muy amigable para los niños, donde cada alumno va pasando fases según su desarrollo y sin dejar de jugar".

*Psicóloga de la U. Católica y doctora en Educación de la Universidad de Melbourne. Directora ejecutiva de Educación 2020.

Patricio Acuña: "Las nuevas tecnologías pueden considerarse como el nuevo Silabario"

"Están presentes en los niños desde que nacen, así que el desafío es asumirlas y alfabetizar en su utilización, para que las generaciones hiperconectadas desarrollen las habilidades para el siglo XXI. Me refiero a estimular la creatividad, respeto por la diversidad, trabajo en equipo y pensamiento lógico matemático, mediante la robótica y programación de dispositivos como tablets o celulares. Cuando el docente emplea estas herramientas con los softwares adecuados, las tecnologías potencian y facilitan el aprendizaje de cualquier área. En lectoescritura existen recursos en la web como 'El Mono Sílabo' (YouTube), que permiten enseñar a leer. A través de situaciones de interacción motivantes, con entornos muy amigables en el que la gráfica y el sonido juegan un rol fundamental, se fomenta el autoaprendizaje. Existen otras experiencias que vislumbran un futuro exitoso, como el Plan Nacional de Lenguajes Digitales, impulsado por el Mineduc y Telefónica, que pretende incorporar la programación en todos los establecimientos del país para el 2021, o la de Fundación Chile, que tiene el curso gratuito 'La robótica llegó para quedarse', del que soy cocreador".

*Profesor de tecnología, finalista del Global Teacher Prize 2018. Enseña en colegios vulnerables de Huechuraba y La Pintana.

Roberto Araya: "Nuestra educación es más básica de lo que se imagina"

"En Estados Unidos, Finlandia o Japón, no todas las clases cuentan con dispositivos. Y Chile no es la excepción. Pero sí se han explorado dos maneras de enfrentar la hiperconectividad. La primera son sistemas personalizados: programas que saben en qué nivel va el niño y lo que necesita. Pero que tienen un problema: los aísla. Ante eso hemos trabajado una segunda metodología y el software ConectaIdeas. Promoviendo lo social más que lo individual, buscamos que la tecnología conecte a los estudiantes entre sí, y con ello se fomenten la motivación, el razonamiento crítico y la argumentación. Si bien aún no es un Silabario que esté en todos lados, lo probamos en 24 escuelas. Y acabamos de hacer un estudio con el BID y la fundación canadiense IDRC con muy buenos resultados, por ejemplo, en la mejora sustantiva en el Simce. En lectoescritura se está trabajando el programa Leo Primero, que usa la App ConectaIdeas: en cada clase hay preguntas rápidas que el profesor entrega a los niños: por ejemplo, dibuja un animal que empiece con "o". Y el docente marca en su celular rápidamente quién lo hizo bien y quién mal. La información queda en la nube y permite acceder a un mapa que muestra el avance en los objetivos de aprendizaje (OA) del Mineduc. En cuanto al Silabario, se está promoviendo la lectura con comprensión mediante un el método "fónico": se aprenden los principios que segmentan palabras en sonidos".